domingo, 20 de septiembre de 2020
Vende que algo....queda!
Asturias, más paraíso que nunca
Asturias, paraíso natural. El lema y el logotipo que venden Asturias como destino turístico nacieron en 1985 y el gran número de visitas de este verano de la covid vienen a demostrar su vigencia
Asturias, más paraíso que nunca
MIGUEL ROJO
Domingo, 20 septiembre 2020, 02:28
Recuerda Emilio Serrano, -uno de los que estaba sentado a la mesa en 1985 con el fallecido Pedro Piñera, consejero de Obras Públicas, Transporte, Comunicación y Turismo, cuando se inventó el lema de 'Asturias, paraíso natural'- que por aquel entonces había un buen entendimiento entre las asociaciones turísticas y el Principado, la famosa colaboración público-privada de la que tanto se habla 35 años después. Desde entonces, puede decirse que, en cuanto al sector turístico, en Asturias ha cambiado todo. De apenas tener plazas hoteleras en los primeros años 80 del siglo pasado a ser toda una potencia del turismo rural y de naturaleza en este 2020 de la pandemia. «En aquel momento, no había oficinas de turismo en ningún sitio, salvo Oviedo y Gijón, y se creó un equipo de gente, con Pedro Piñera al frente, para intentar que cada ayuntamiento tuviese, al menos, una caseta». Ese fue el primer paso.
«Recorrimos toda Asturias primero, después toda España, y empezamos a ir a Fitur con nuestro producto, el turismo rural. Yo estuve muchos años al frente del estand del Principado», recuerda el empresario licorero riosellano. Fue entonces cuando se pensó en buscar «una frase que fuese un enganche». Se contrató a «una empresa catalana de marketing y asesoría turística», se habló sobre el tema y todo parece indicar que se acertó. «Cuando salió la idea del 'Paraíso natural' a todos nos pareció buena. Luego vino la imagen de Arcadi Moradell, que funcionaba muy bien, pues aunaba paisaje, cultura, tradiciones...». Poco a poco se empezó a trabajar con el tema de la gastronomía, impulsando las cofradías de la mesa y las jornadas gastronómicas junto a las asociaciones hosteleras, lo que hoy es Otea. El otro puntal del plan estratégico fueron las casas rurales. «Puede decirse que hoy es el refugio de un turismo nacional en el que estamos a la cabeza, la gente vuelve a buscar el campo, el verde, la tranquilidad. Fue otro acierto», cuenta Serrano. Si en 1985 nació el 'Paraíso natural', en 1986 abrió La Rectoral de Taramundi, el primer alojamiento rural de Asturias.
El mirador de El Fitu, en Parres, a tope de turistas este verano.
El mirador de El Fitu, en Parres, a tope de turistas este verano. / XUAN CUETO
El panorama ha cambiado tanto que hoy Asturias presume de tener unas 96.000 plazas turísticas y de recibir a 2,3 millones de turistas anuales, que en 2019 realizaron 5.678.714 pernoctaciones en la región. Nunca antes se había llegado a este volumen de viajeros y reservas y este año, a pesar de la situación, las cifras no serán desastrosas, como sí sucede en destinos clásicos como Canarias, Mallorca, Levante o Andalucía. «Era impensable que Asturias tuviese mejores cifras que las Baleares. Es la primera vez en la historia que sucede», apunta José Luis Álvarez Almeida, presidente de Otea. Este mes de agosto se consiguieron cifras de ocupación cercanas al 90%, con puntos del 95% en las principales ciudades. «Eso no quiere decir que haya sido un buen año. Hemos sido los primeros de España, pero este año tendremos menos ingresos que el pasado», apunta Almeida. «Aunque viésemos las terrazas llenas, había menos horario y el interior de los bares estaba vacío», puntualiza.
El éxito del paraíso asturiano sigue estando muy ligado a la estacionalidad -sobre todo, del 15 de julio al 15 de agosto-, lo que provoca inquietantes situaciones de desequilibrio: así, mientras los concejos turísticos se llenan en verano -con el consecuente aumento para ellos del gasto en servicios como recogida de basuras y salvamento en playas-, los inviernos se hacen muy largos para el sector.
También ha supuesto un problema evidente este verano la incapacidad de algunas zonas para absorber en tiempos de 'llenazo' el volumen de visitantes. Si para los Lagos se buscó el Plan de Transporte, cerrando el acceso a vehículos, en otros puntos aún no se han encontrado soluciones. En la playa de Gulpiyuri (Llanes), la zona de los Bufones de Pría (entre Llanes y Ribadesella), los accesos a la ruta del Cares (Cabrales) o la zona de la Olla de San Vicente (entre Cangas de Onís y Amieva), así como en las principales sendas turísticas y actividades de aventura -como la ligada al descenso del Sella-, este año se han dado situaciones que rozan la masificación, provocando molestias a los vecinos por la falta de previsión. «A Asturias le falta apostar por un modelo de calidad, de turistas con mayor poder adquisitivo. No se pueden ver cosas como lo que sucedió en el Cares. Los empresarios de Cabrales, una de las zonas más espectaculares de Asturias, necesitan nuestro apoyo y el de las administraciones. Están haciendo un gran trabajo, pero están abandonados», opina Álvarez Almeida. Cecilia Pérez, presidenta de la Federación Asturiana de Concejos (FACC), cree, por su parte, que «la imagen de Asturias como destino ha salido reforzada por la buena gestión que se ha hecho durante la crisis sanitaria, pero ha tenido como contrapartida situaciones puntuales de masificación, que han exigido importantes esfuerzos a los ayuntamientos, cuyos recursos son limitados».
También está el tema de los gastos -y los riesgos innecesarios- que ocasionan a los servicios de emergencias las continuas operaciones de ayuda y rescate que se han tenido que realizar este año, sobre todo en las zonas de montaña y los Picos de Europa. Todo ello puede hacer que, si no se gestiona bien, el turismo asturiano pueda morir de éxito en verano y siga languideciendo en invierno. Desde la FACC creen que «el establecimiento de una tasa turística no está en la agenda, pero, si mayoritariamente los ayuntamientos consideran oportuno debatir sobre esta cuestión, estamos dispuestos a hacerlo».
Una solución que los empresarios del sector no ven con buenos ojos. «Tal y como están las cosas, no se puede cargar al turista con una tasa. Es un tema muy delicado y espero que no haya alguna ocurrencia y se trate de implantar sin el debate previo entre todos los partidos y los empresarios», advierten desde Otea. El futuro dirá.
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