Los gobiernos asturiano y gallego pelearán juntos por los fondos europeos de cohesión
Durante un encuentro mantenido por ambos presidentes, coincidieron en la necesidad de establecer una cláusula de salvaguarda
Hace poco más de un año, el expresidente del Principado Javier Fernández decía que «la cooperación no la inventamos en el área del Noroeste, nos la impone nuestra geografía». La cita viene al caso porque se formulaba en Santiago de Compostela, donde el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo, le imponía la Medalla de Oro de la Comunidad. No ha pasado tanto tiempo, no ha cambiado el signo político de quien gobierna en el Principado, pero sí la persona que está al frente. Sin embargo, esa buena sintonía parece permanecer intacta. Y donde Javier Fernández defendía entonces «la importancia de dejar a un lado los intereses partidarios para avanzar en la colaboración entre territorios», Adrián Barbón lo revalidaba ayer reconociendo «el trabajo compartido desde hace muchos años por ambos gobiernos y con una tierra con la que hay un vínculo especial».
La escenificación de esta cordialidad, y el compromiso de hacer presión conjunta frente al Gobierno central, tuvo lugar durante un encuentro mantenido ayer en la sede de Presidencia y una hora antes de que el presidente de la Xunta participase en los actos organizados por la Asociación Día de Galicia en Asturias. Un despacho de poco más de media hora al que también asistió el vicepresidente Juan Cofiño, que dio de sí para actualizar la agenda de temas pendientes, los que ya están en marcha y siguen sin respuesta y los que están por venir.
Lo novedoso, según explicó Nuñez Feijóo, fue el emplazamiento de las consejerías de Hacienda de sendos Ejecutivos para la elaboración de un documento de propuestas de cara al reparto de los fondos de cohesión que vendrán de la mano del nuevo Marco Financiero Plurianual 2021-2027, pendiente de aprobarse por la Unión Europea. «No pedimos más sino que las regiones del Noroeste no recibamos menos», explicó el presidente gallego. En este sentido, Adrián Barbón exigió el establecimiento de «una cláusula de salvaguarda para que, el hecho de que haya modificaciones en la categoría de las comunidades no signifique la pérdida de recursos». Ciertamente, lo novedoso ayer, al menos de puertas afuera, fue la disposición a tener ese texto listo «en las próximas semanas» para presentarlo al Ejecutivo de Pedro Sánchez. El alineamiento de Barbón y Feijóo sobre este tema ya se había fijado en la Conferencia de Presidentes que tuvo lugar el 31 de julio en La Rioja y que, precisamente, estuvo dedicada en buena parte a trasladar el acuerdo de los Veintisiete sobre el Plan de Recuperación y los nuevos presupuestos europeos. «Más que nunca, estos fondos son vitales», dijo entonces el presidente asturiano.
Ese paso de las palabras a los hechos, lo verbalizó ayer el presidente gallego al afirmar que «es el momento de concretar nuestras alegaciones conjuntas en un documento para remitir al Gobierno y que sepa que, con independencia de los colores, lo que nos importa son las gentes». A la pregunta de si tienen pensado sumar a otras regiones del noroeste en esta batalla, Alberto Nuñez Feijóo recalcó que «solo vamos a hablar nosotros -Galicia y Asturias-, pero si alguna otra, en función de los criterios que se adopten, se viera perjudicada, podríamos verlo».
Este aparente portazo del dirigente gallego a sumar a otras comunidades a la estrategia, fue menos sonoro preguntado por otra alianza, la del Noroeste que proponía el presidente cántabro y que cuenta con el aval del asturiano y el beneplácito del castellano leonés. No se habla aquí ya de los fondos dependientes del nuevo marco presupuestario europeo, sino de otras ayudas europeas, como pueden ser los fondos de concurrencia competitiva, donde se pudieran presentar proyectos conjuntos en materias de transición energética. «Tenemos que ver los proyectos tractores de cada comunidad autónoma y, si en la cornisa cantábrica se priorizan los mismos criterios, podríamos ver para hacer cosas juntos», subrayó Feijóo.
Fue menos ambiguo en lo referente al compromiso con el tren de mercancías del noroeste y cuya infraestructura ferroviaria tiene un coste de 3.000 millones. «Tenemos que ir concretándolo», subrayó Feijóo, recordando que serviría «entroncar con el resto de corredores ferroviarios de Europa». Y aquí también jugaría un papel importante la Unión Europea para conseguir dar un salto a años de trabajo y que tuvieron su último hito en la alianza estratégica de Asturias, Castilla y León y Galicia refrendada en 2017.
Financiación autonómica
Si fue evidente la complicidad en este punto, no lo fue menos en lo relativo al capítulo de financiación autónomica. Adrián Barbón señaló que esta «no se debe fundamentar exclusivamente en el número de habitantes, sino que tiene que tener en cuenta otro tipo de factores como el despoblamiento, la dispersión o la orografía, que hacen que el coste de los servicios sea diferente al de otras comunidades autónomas». Le secundó su homólogo gallego: «Todos esos factores suponen un incremento del coste de la prestación de servicios, efectivo y real».
Muchos deberes y, como se decía, algo pendiente de resolución. Es el caso de la aprobación del estatuto de las electrointensivas, donde también se hizo piña y que también ha traído de cabeza y provocado enfados en sendos ejecutivos. Un texto cuya aprobación se sigue posponiendo y donde cada plazo se incumple sistemáticamente. «Somos dos gobiernos que hemos hecho alegaciones conjuntas al borrador del documento», recordó ayer Barbón. Tras el incumplimiento de la ministra Reyes Maroto, de tenerlo listo «antes de que acabe el verano», el siguiente plazo apunta al otoño.
La cordialidad mostrada ayer, que revalida el histórico trabajo conjunto, no podría entenderse sin los piropos mutuos. «Siempre he admirado con respeto a Galicia, por su defensa de las tradiciones, la cultura y su lengua», dijo Barbón. «Los gallegos y asturianos siempre nos hemos entendido muy bien», le respondió Feijóo.
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