lunes, 22 de abril de 2024
La Izquierda, desastre sin paliativos...
Sumar se salva por la mínima en Euskadi, pero la división hunde a las izquierdas
Historia de Paula Chouza Candeira • 12 h • 3 minutos de lectura
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La candidata de Sumar, Alba García, vota este domingo en un colegio electoral de Bilbao.
La candidata de Sumar, Alba García, vota este domingo en un colegio electoral de Bilbao.
© Luis Tejido (EFE)
Sumar sobrevive en Euskadi tras un recuento agónico. Con el 3,3% de los apoyos y un único diputado en el Parlamento vasco, que ni siquiera era su candidata a la Lehendakaritza y pertenece a Izquierda Unida, la plataforma de Yolanda Díaz respira antes de las europeas y frente a un Podemos en caída libre, que finalmente ha quedado fuera con un escaso 2,3%. Pese a que la vicepresidenta se salva por la mínima, los resultados constatan el hundimiento del espacio en la autonomía, que unido obtuvo seis escaños en 2020 y ahora aparece lastrado por el auge de EH Bildu, la división del voto y la fractura interna.
Tras la debacle de las izquierdas en Galicia, los datos de este domingo dejan a Podemos tocado de cara a la batalla decisiva de junio, pero tampoco evitan la crisis interna en la coalición de Díaz. Con un Sumar sin apenas visibilidad en el Gobierno y en plena pelea con IU, la vicepresidenta consigue una prórroga, aunque las tensiones continúan y el saldo del 21-A, que deja fuera a la principal candidata, Alba García, obliga a revisar la estrategia de los próximos meses.
Miren Gorrotxategi, cabeza de lista de Elkarrekin Podemos, ni siquiera ha hecho declaraciones al final de la noche. Brevemente, la coordinadora del partido en el País Vasco, Pilar Garrido, ha reconocido los “malos resultados”. “No acaba aquí el camino. Estamos presentes en muchos municipios (...) vamos a estar en las instituciones y a seguir en las calles intentando cambiar este país”, ha defendido la exdiputada. “Estamos satisfechas”, ha proclamado por su parte García. “Estos eran unos comicios realmente muy complicados, muy polarizados, entre dos opciones casi hegemónicas y hemos logrado romper ese marco y convencer a una parte de la ciudadanía del valor y la utilidad de votar a la izquierda confederal”. La aspirante, que se ha quedado en Bizkaia a unos 800 votos de obtener el escaño y ha comparecido junto a Jon Hernández, el único que logra entrar y repetirá como diputado por Álava, ha subrayado que el próximo Gobierno vasco “debería ser progresista” y la intención de Sumar de trabajar para ello.
Los resultados muestran que no queda prácticamente nada de aquel impulso inicial que llevó a la nueva izquierda a convertirse en primera fuerza en las generales de 2015 y 2016, auspiciada por la crisis económica, el 15-M y un final de ETA que había permitido abrir a otros temas la agenda política vasca, copada durante décadas por el terrorismo. El exiguo balance llega, además, después de una campaña marcada por la competición entre PNV y EH Bildu, en la que ambas candidaturas, sin grandes diferencias programáticas, han quedado diluidas y han visto menguar sus opciones por el buen momento de la izquierda abertzale. El desplome, con todo, no supone una gran sorpresa respecto a lo que pronosticaban los sondeos y la división penaliza. Con el 99% escrutado, las dos listas bajan algo menos de 14.000 votos respecto a lo obtenido en 2020 con una candidatura unitaria. Después de haberse volcado en febrero, Díaz había limitado ahora su participación en la contienda a tan solo dos intervenciones, una forma también de alejarse ante un posible mal resultado que finalmente ha quedado maquillado y permite a la líder de Sumar salvar los muebles. Podemos, con mejores perspectivas que en el caso gallego —donde quedó por detrás del PACMA con un bochornoso 0,3% del voto—, sí desplazó en más ocasiones a sus líderes nacionales, Ione Belarra e Irene Montero, pero la distancia con Sumar supera el punto porcentual.
La caída de las izquierdas llega a tan solo mes y medio de las europeas, una cita definitiva para los de Díaz y también para Podemos, que fía toda su estrategia de rearme a la candidatura de Montero. Más allá de las particularidades de Euskadi, esos comicios arrojarán luz sobre el peso real de cada una y marcarán el futuro del proyecto de la vicepresidenta, que aún debe resolver la relación con los partidos que la integran. IU, muy molesta tras haber quedado relegada al cuarto puesto de la lista del 9 de junio, decidirá esta semana si concurre en su papeleta o se presenta por separado. Los comicios se celebran también apenas seis días antes de que Sumar anuncie su Ejecutiva. Una dirección que nace debilitada en un contexto marcado por su reducida influencia en el Gobierno, tras un resultado electoral muy ajustado y rodeada de incógnitas sobre el papel del resto de partidos en ella.
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