China mueve demasiados hilos globales.
El reto de China para reformar su siderurgia se tiñe de sangre
Por Sky Canaves y James T. Areddy
Tonghua, China
Cuando la semana pasada Chen Guojun asumió la gerencia general de Tonghua Iron & Steel Group, se suponía que sería un paso adelante en el esfuerzo respaldado por el gobierno chino para consolidar la colosal industria siderúrgica del país.
En su lugar, se convirtió en un trágico símbolo de los desafíos que enfrenta Beijing en su camino hacia reformar su saturado panorama industrial.
El viernes pasado, tras averiguar que Jianlong Group, la empresa privada para la que trabajaba Chen, planeaba tomar control de la estatal Tonghua Iron & Steel, miles de trabajadores que temían perder sus empleos se unieron en una protesta que detuvo la producción en su fábrica, en un distrito cubierto de hollín en esta ciudad del noreste de China.
A medida que se extendían los rumores de que la empresa de Chen planeaba recortes de plantilla, un grupo de empleados encontró al ejecutivo de 41 años y lo golpeó severamente, causando lesiones en el cráneo. Los empleados bloquearon las calles cercanas a la planta e impidieron que la policía y los paramédicos pudieran rescatar a Chen.
Esa noche, las autoridades gubernamentales anunciaron en la televisión que el plan para que la empresa de Chen tomara el control de la siderúrgica se había cancelado. Pero para cuando las protestas se apaciguaron y las autoridades pudieron llegar a Chen, el ejecutivo y padre de dos hijos ya había fallecido.
Mientras la policía continuaba la búsqueda de los asesinos de Chen el miércoles, los trabajadores retiraban los escombros de la residencia donde murió el ejecutivo. La puerta del cuarto donde fue atacado permaneció cerrada.
La furia desatada en Tonghua ha encendido un debate inusualmente intenso en los medios de comunicación chinos y entre los expertos sobre cómo deberían ser tratados los trabajadores cuando el control de las compañías cambia de manos. "Este caso hizo que sonara una alarma necesaria", dice Li Xinchuang, vicepresidente de la junta del Instituto de Planificación e Investigación de la Industria Metalúrgica de China, un centro de estudios que ayudó al gobierno a esbozar la política para la industria siderúrgica del país. Antes del motín de Tonghua, "los intereses de los empleados deberían recibir una mayor atención".
Consolidación siderúrgica
Incluso antes de la reyerta, China había tenido problemas para avanzar en su intención de consolidar la industria. El sector siderúrgico de China es de lejos el mayor del mundo, con un dominio en torno al 38% de la producción global el año pasado. Su participación de mercado ha crecido durante la recesión global. La producción china vio un alza de 6% en el primer semestre, pese a que la producción global cayó 21%.
Sin embargo, la industria china está fragmentada entre al menos 800 productores. Shanghai Baosteel Group, desde hace mucho la mayor siderúrgica del país, representó menos del 5% del total de los 500 millones de toneladas de acero que China produjo en 2008. En contraste, la surcoreana Pohang Iron & Steel Co., conocida como Posco, generó más del 60% de la producción de ese metal en su país el año pasado.
Las siderúrgicas chinas tienen nóminas gigantescas. Shanghai Baosteel cuenta con más de 108.000 empleados. En comparación, la japonesa Nippon Steel Corp., con una producción mucho mayor, cuenta con apenas 17.000. El gobierno central de China culpa a los pequeños productores, en manos de los gobiernos regionales, de los bajos estándares medioambientales, el uso ineficiente de la electricidad y otros costosos recursos así como de inundar el mercado de productos de baja calidad.
Pese a su cuantiosa producción, muchas siderúrgicas chinas pierden dinero. Las cifras oficiales muestran que hasta una cuarta parte de la capacidad de producción no es utilizada.
Para vender esa producción, la industria depende cada vez más de las exportaciones, lo que ha incrementado las fricciones entre los socios comerciales.
Beijing ha dicho que quiere reformar la industria para que haya sólo 10 o menos siderúrgicas que compitan a nivel global. Ya ha presentado planes de consolidación similares para otros sectores en el país plagados de sobrecapacidad, desde el automotor al químico. Pero de momento sus esfuerzos no han avanzado mucho.
Estas iniciativas se topan con la resistencia de los gobiernos locales que controlan las empresas y ven las plantas siderúrgicas como una fuente importante de ingresos tributarios y empleo.
El sector siderúrgico ha sido durante mucho tiempo uno de los sellos de identidad china. Mao Zedong hizo que la industria fuera un pilar de su plan para convertir China en una potencia comunista. El ex líder Deng Xiaoping creó Shanghai Baosteel como parte de su impulso por modernizar la economía. Hoy, la compañía es el quinto productor del mundo, con clientes que incluyen a General Motors Corp y el programa espacial de China.
Pese a que esta clase de violencia es poco frecuente en Tonghua, los expertos dicen que los trabajadores se están volviendo más autoritarios cuando sienten que sus intereses están amenazados. La situación empezó a empeorar el año pasado, cuando toda la industria del acero china cayó en un profundo bache financiero en medio de la recesión global. Los salarios para algunos trabajadores disminuyeron a sus niveles de 2005, algo de lo que culparon a Jianlong. A principios de 2009, Jianlong se hartó de las continuas pérdidas y anunció que planeaba deshacerse de su participación en Tonghua Iron & Steel, según los medios locales y la compañía.
Hace unos meses, la economía china volvió a despegar gracias al paquete de estímulo de US$585.000 millones anunciado por el gobierno a fines del año pasado, que incluyó fondos para proyectos de infraestructura y construcción que requerían acero. Tonghua Iron & Steel reportó una ganancia en junio. Jianlong cambió de opinión y esbozó un acuerdo con el gobierno local para adquirir una participación mayoritaria en Tonghua Iron & Steel.
Entonces, empezaron a surgir rumores de que Jianlong planeaba construir una planta de acero en otra ciudad y reemplazar a trabajadores con otros de la nueva localidad, y que Chen planeaba eliminar miles de empleos y reducir las pensiones de jubilación.
El miércoles, las calles que rodean la planta estaban relativamente tranquilas. Varios trabajadores que viven en la residencia donde tuvo lugar la pelea negaron haber presenciado el suceso el viernes.
Un comité del Partido Comunista, el gobierno y los representantes de la compañía que investigan el incidente han ido de hotel en hotel en Tonghua para reunirse en secreto, dice Zhou Wei, un funcionario de propaganda gubernamental en la ciudad. De momento, no se ha detenido a ningún sospechoso.
El gobierno asegura que no había planes de despidos en Tonghua Iron & Steel tras la adquisición por parte de Jianlong. El fundador de Jianlong, Zhang Zhixiang, no quiso hacer comentarios.
—Gao Sen, en Tonghua, China y Ellen Zhu y Bai Lin, en Shanghai contribuyeron a este artículo.
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