Entre fuegos, amigos?
El mundo al revés: China quiere ser EE.UU. y... EE.UU
@S. McCoy - 24/03/2010
No puedo estar más de acuerdo con los distintos analistas y comunicadores a uno y otro lado del Atlántico, Pacífico e incluso del índico. El pasado domingo, 21 de marzo, comienzo oficial de la primavera, fue, sin lugar a dudas, un día histórico que entrará por la puerta grande en el siempre curioso mundo de las efemérides. Coincidieron en el tiempo dos acontecimientos de dimensiones planetarias que, si cabe, tienen más alcance de lo que nominalmente parece. Y ya es decir.
Así, el anuncio por parte de las autoridades chinas de que el saldo exterior del país será negativo en este mes de marzo, por primera vez desde mayo de 2004, acerca al país, aun de un modo puntual, a factores de oferta y demanda más propios de esas economías occidentales a las que profusamente ha financiado en los últimos años y, en concreto, a Estados Unidos. Por su parte, la aprobación de la Reforma Sanitaria de Obama u Obamacare amplía, al menos de un modo formal, el Estado del Bienestar estadounidense y no deja de ser un paso más en su reciente aproximación al modelo europeo de estado, con todo lo que eso conlleva de limitación a la iniciativa privada.
En efecto, la noticia corrió como la pólvora en la mañana del lunes. El diario oficial del Partido Comunista Chino recogía unas declaraciones del Ministro de Comercio del gigante asiático en el que anunciaba un déficit comercial récord en el periodo mensual que está a punto de concluir debido al aumento sustancial de sus importaciones. El hecho de que tal afirmación viniera acompañada de un recordatorio a su principal y beligerante socio comercial de que este fenómeno impedía que China pudiera ser formalmente declarada "manipuladora de divisa", algo sobre lo que el Tesoro US ha de resolver el próximo 15 de abril, ha llevado a analistas como Yves Smith-Naked Capitalism a advertir de la posible manipulación de los datos con objeto de salvaguardar su actual posición y soterrar el conflicto.
Si por un casual fueran ciertas las cifras y lo que parece un hecho puntual se convirtiera finalmente en tendencia, cosa que personalmente no creo, las implicaciones serían brutales. De hecho, sólo podría pensarse en tal posibilidad si se produjera un cambio del mapa económico de China y el foco pasara de la inversión al consumo y de la demanda exterior a la interior. ¿Factible a corto plazo? Lo dudo. Ojalá fuera así. De confirmarse tendría visos de convertirse en el factor necesario para propiciar la deseada recuperación mundial pues, en un entorno de deflación de bienes y salarios a nivel mundial, no sería difícil la sustitución interna, por parte de sus contrapartidas, de las baratas exportaciones chinas. Por soñar que no quede. Sin embargo da la sensación de que se trata de una excepción ligada a la importación de materias primas que, de momento, exigen los intensos programas de acción pública emprendidos por las autoridades comunistas. Unas necesidades de aprovisionamiento que, por cierto, incorporan inflación al sistema y aconsejan aún más una revaluación del reminbi. Vaya, hombre.
Respecto a la europeización de Estados Unidos es un fenómeno cada vez más presente en los círculos académicos de aquel país, muy ligado a un hecho empírico y es que cada vez los estadounidenses tardan más, después de una recesión, en recuperar los niveles de empleo previos al mismo. Quizá sea una analogía falaz que elude el fenómeno de la globalización y el impacto mayor tiene sobre la capacidad instalada en la primera economía del planeta. Puede ser. Pero, frente a esta objeción válida, los más agoreros arguyen que tal retardo se debe al abotargamiento de unas industrias tradicionalmente líderes y la pasividad de una sociedad que ha dejado de hacer de la labor emprendedora su seña de identidad, orgullo nacional. Unas y otra se habría acomodado al calor de la ayuda pública y habrían renunciado a los principios que les hicieron temidos externamente y poderosos en su fuero interno.
Obviamente la Reforma de Obama, con independencia de las innegables bondades de la misma en términos humanos y el descalabro que puede provocar financieramente hablando, no dejaría de ser un paso en esta misma dirección. De este modo se añadiría a la Seguridad Social y al programa de Medicare una protección adicional que, aun beneficiando a esa parte de la ciudadanía carente de cobertura, lo hace metiendo una presión adicional a rentas altas y compañías, tradicionales creadores de puestos de trabajo. Algo que, por definición, supone una distracción de sus recursos desde el ámbito inversor hacia fines de tipo asistencial. No vamos a entrar aquí en el debate de la idoneidad o no de una medida sobre la que han tomado posturas editoriales muy extremas NYT a favor y WSJ en contra y que gira alrededor de unos mitos que algunos se han encargado oportunamente de desmontar. Lo importante, a los efectos de este artículo, es que el modelo americano ha dado un paso más para acercarse al europeo. It´s a fact.
Ya se puede imaginar que el post de hoy simplemente quiere aportar argumentos para el debate partiendo de una idea provocadora. Por tanto sean un poquito condescendientes con un servidor y tratemos de llegar a conclusiones por medio de argumentaciones a favor o en contra de lo que en él se propone. Soy de la opinión de que estamos viviendo cambios sustanciales en el mapa geopolítico mundial de los que no seremos conscientes hasta dentro de un tiempo. Que las ramas no les impida ver el bosque. A comentar tocan.
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