Que esperarían?
Tres años de declive
Las familias que controlaban el sector inmobiliario sucumben a la crisis
Empresas sostenidas por varias generaciones entran en concurso.
Alberto Ortín - Madrid - 17/11/2010
Hemos pasado una guerra civil y dos guerras mundiales" comentaba en 2008 Román Sanahuja, ex presidente de Metrovacesa y dueño de la que fuera una de las mayores inmobiliarias catalanas, Sacresa. "Hemos construido la Gran Vía de Madrid, la calle Princesa o el complejo Azca", decía con motivo de los 90 años que entonces cumplía Metrovacesa, compañía en la que llegó a tener más del 80% del capital. En la actualidad Metrovacesa está controlada por varios bancos y Sacresa se encuentra en concurso de acreedores.
Al igual que los Sanahuja, otras familias que durante el siglo XX crearon grandes compañías inmobiliarias haciendo frente a conflictos, crisis y transiciones, no han podido resistir los tres años de declive que vive el sector en su conjunto.
Otra inmobiliaria familiar catalana, Restaura, pasa también por uno de sus momentos más peliagudos. La familia Solano ha cedido el control de la compañía al grupo francés Financière Colbert, incapaz de asumir 450 millones de euros de deuda. La compañía, creada en 1977, inició en el año 2004 una expansión internacional que le llevó incluso a adquirir una empresa inmobiliaria cotizada francesa.
La industria inmobiliaria española ha estado tradicionalmente ligada a la empresa familiar. El boom vivido por el sector entre 1996 y 2006 provocó que incluso las compañías inmobiliarias españolas cotizadas estuvieran controladas por grupos familiares. Pero la magnitud de la crisis actual está modificando ese panorama.
"Seguirán existiendo familias inmobiliarias, aunque no en las compañías cotizadas", considera un experto del sector que prefiere no ser identificado. "No creo que volvamos a tener un panorama de megaempresas familiares, porque se está comprobando que precisamente su carácter familiar hace que tengan muchas deficiencias en su gestión y en su proyecto empresarial", añade.
Concurso de acreedores
La familia Nozaleda, propietaria del grupo Nozar, la que fuera una de las mayores inmobiliarias no cotizadas española, solicitó concurso de acreedores para la compañía en septiembre de 2008, con 700 millones de deuda.
En Andalucía, las que probablemente sean las dos inmobiliarias familiares más importantes de la región, pasan también por sus peores momentos.
El grupo Noriega, cuyo capital está controlado por la familia Sánchez Ramade, ha solicitado recientemente su entrada en concurso de acreedores. Otra inmobiliaria familiar creada también en los años sesenta, Prasa, de la familia Romero, negocia refinanciar su deuda y evitar el que sería el mayor concurso de Andalucía.
Apellidos en compañías en Bolsa
Varias familias que crearon grandes compañías al calor del boom inmobiliario se atrevieron a mediados de esta década a convertir sus empresas en cotizadas.
En Colonial participaba Luis Portillo y su esposa, María Jesús Valero. El empresario sevillano lanzó en 2005 la opa sobre Colonial a través de dos sociedades, Inversiones Empresariales Tersina, presidida por Portillo, y Desarrollo Empresarial Quetro, controlada por Valero. Román Sanahuja accedió a la presidencia de Metrovacesa a finales de 2007 y dos de sus hijos, Román y Javier Sanahuja Escofet, ocuparon cada uno un cargo de consejero. Rafael Santamaría compró Urbis en 2006 a través de su empresa Inversiones Globales Inveryal, participada por Rafael Santamaría y su esposa María del Mar Moliner Martínez, con un 66,3% y un 33% respectivamente. En Renta Corporación, el presidente Luis Hernández de Cabanyes comparte sillón en el consejo de administración con su hermana Elena Hernández de Cabanyes, que a su vez es cuñada de David Vila, vicepresidente de la e
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