Estos son los nuevos rostros que le atenderán en su entidad
José Mª Camarero
Los empleados de la banca adaptan su perfil a medida que se transforma el sector: más asesores, más tecnológicos, más especializados y mucho más formados.
Detrás del mostrador de su banca no solo hay un comercial que se dedica a poner su libreta de ahorro al día, ordenar una transferencia o formalizar el contrato de un depósito. Entre las muchas novedades que está incorporando la transformación bancaria al sector se encuentra el nuevo perfil que tienen los empleados del sector financiero.
A partir de ahora, el perfil del empleado bancario con el que se encuentre detrás de la mesa o el mostrador de su oficina va a ser muy diferente a lo que estaba acostumbrado.Aunque seguirán ejerciendo las habituales labores que venían realizando hasta ahora, gran parte de la operativa diaria se trasladará a los cajeros automáticos y puestos informáticos desde donde el cliente podrá gestionar sus ahorros e inversiones. Y el empleado actuará con un perfil de asesor.
De hecho, cada vez más profesionales cuentan con una formación específica que refuerza su labor a la hora de emitir consejos o realizar recomendaciones a los clientes. "Las certificaciones profesionales son una buena alternativa para destacar en este mercado laboral", explican desde el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), donde recuerdan que algunas de las certificaciones más conocidas son las de EFA (Eurpean Financial Advisor); CAIA (Chartered Alternativae Investment Analyst), CFA (Chartered Financial Analyst), FRM (Financial Riks Manager) o GREA (relacionada con el sector asegurador). En todos los casos, se trata de una formación específica en cada una de las necesidades que puedan tener los clientes. Es decir, le atenderán de forma mucho más especializada.
Por ejemplo, habrá profesionales dedicados exclusivamente al tratamiento de casos tributarios, como los que se necesitan a la hora de liquidar un impuesto. En otros casos, determinados empleados se dedicarán al asesoramiento y gestión de patrimonio en el ámbito de banca privada o personal. También cohabitarán los trabajadores bancarios especializados en inversiones bursátiles; o los que se centran en los seguros, etc.
También se encontrará con un empleado de banca con un perfil mucho más tecnológico que hasta ahora. "Si en algo están invirtiendo las entidades financieras es en tecnología y nuevos canales", explican desde el IEB. Serán unos trabajadores con mucha mayor presencia en las redes sociales o en la banca móvil. Es decir, no solo estarán presentes en la oficina, sino que la relación con los clientes puede alcanzar otros ámbitos a través de las nuevas tecnologías.
Estarán más al día en todo lo que ocurre en el mundo financiero y en cualquier acontecimiento que pueda suponer un cambio en los ahorros o inversiones de sus clientes. La formación a través de cursos y conferencias será básica en gran parte de los empleados del sector. Serán empleados en contacto permanente con el sector financiero, informados sobre las novedades en materia de regulación, fiscalidad o normativa europea. Y eso mejorará en la relación con los clientes, a los que podrán ofrecer soluciones y medidas mucho más actualizadas que si no contaran con este tipo de formación profesional.
Y, por supuesto, serán profesionales mucho más cercanos a sus clientes, a la hora de analizar sus necesidades o elaborar un plan estratégico para maximizar sus ahorros y lograr que sus inversiones obtengan el rendimiento deseado.
A partir de ahora, el perfil del empleado bancario con el que se encuentre detrás de la mesa o el mostrador de su oficina va a ser muy diferente a lo que estaba acostumbrado.Aunque seguirán ejerciendo las habituales labores que venían realizando hasta ahora, gran parte de la operativa diaria se trasladará a los cajeros automáticos y puestos informáticos desde donde el cliente podrá gestionar sus ahorros e inversiones. Y el empleado actuará con un perfil de asesor.
De hecho, cada vez más profesionales cuentan con una formación específica que refuerza su labor a la hora de emitir consejos o realizar recomendaciones a los clientes. "Las certificaciones profesionales son una buena alternativa para destacar en este mercado laboral", explican desde el Instituto de Estudios Bursátiles (IEB), donde recuerdan que algunas de las certificaciones más conocidas son las de EFA (Eurpean Financial Advisor); CAIA (Chartered Alternativae Investment Analyst), CFA (Chartered Financial Analyst), FRM (Financial Riks Manager) o GREA (relacionada con el sector asegurador). En todos los casos, se trata de una formación específica en cada una de las necesidades que puedan tener los clientes. Es decir, le atenderán de forma mucho más especializada.
Por ejemplo, habrá profesionales dedicados exclusivamente al tratamiento de casos tributarios, como los que se necesitan a la hora de liquidar un impuesto. En otros casos, determinados empleados se dedicarán al asesoramiento y gestión de patrimonio en el ámbito de banca privada o personal. También cohabitarán los trabajadores bancarios especializados en inversiones bursátiles; o los que se centran en los seguros, etc.
También se encontrará con un empleado de banca con un perfil mucho más tecnológico que hasta ahora. "Si en algo están invirtiendo las entidades financieras es en tecnología y nuevos canales", explican desde el IEB. Serán unos trabajadores con mucha mayor presencia en las redes sociales o en la banca móvil. Es decir, no solo estarán presentes en la oficina, sino que la relación con los clientes puede alcanzar otros ámbitos a través de las nuevas tecnologías.
Estarán más al día en todo lo que ocurre en el mundo financiero y en cualquier acontecimiento que pueda suponer un cambio en los ahorros o inversiones de sus clientes. La formación a través de cursos y conferencias será básica en gran parte de los empleados del sector. Serán empleados en contacto permanente con el sector financiero, informados sobre las novedades en materia de regulación, fiscalidad o normativa europea. Y eso mejorará en la relación con los clientes, a los que podrán ofrecer soluciones y medidas mucho más actualizadas que si no contaran con este tipo de formación profesional.
Y, por supuesto, serán profesionales mucho más cercanos a sus clientes, a la hora de analizar sus necesidades o elaborar un plan estratégico para maximizar sus ahorros y lograr que sus inversiones obtengan el rendimiento deseado.
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