Prueba del 9....
Draghi en la encrucijada: ¿Bajar tipos o contentar a Alemania?
Fernando Mañueco
La expectación es máxima. El BCE tiene una cita el 2 de mayo con los mercados. Se espera una rebaja de un cuartillo de punto pero 'Super Mario' no ha dado pistas claras. Los más precavidos dicen que podría esperar a junio para tener previsiones económicas
A estas alturas parece que los mercados financieros sólo dudan sobre el momento, no sobre la intención del BCE. ¿La próxima semana o en junio? En las últimas horas se ha disparado el número de analistas que esperan noticias importantes del próximo consejo del BCE, que se celebrará el jueves 2 de mayo. Ese día, -festivo en Madrid, se conmemora el levantamiento del año 1808-, los inversores no se podrán relajar demasiado, ya que cabe la posibilidad de que el BCE abarate el precio del dinero. Se dice que un cuartillo de punto, desde el 0,75 por ciento en el que se encuentra desde hace muchos meses. La expectación es máxima. Se esperan además otras medidas destinadas a reactivar la economía. Si no se produce en mayo, se da prácticamente por seguro que la baja de tipos tendrá lugar en el consejo del BCE previsto para el 6 de junio.
De hecho han aumentado las presiones de EEUU para que Europa tome medidas drásticasdestinadas a insuflar nuevos bríos a la actividad económica. La contenida inflación en la zona euro permitiría tomar medidas más resolutivas. La tasa interanual de inflación, de hecho, se sitúa en el 1,7 por ciento, por debajo del 2 por ciento que considera deseable la autoridad monetaria.
El mercado interbancario ha anticipado ya la posibilidad de tipos de interés más bajos y/o medidas adicionales de política no convencional. El euribor a un año se sitúa en el 0,515 por ciento. Los expertos que creen que el recorte de tipos se hará esperar hasta junio argumentan que en ese mes la autoridad monetaria dispondrá ya de nuevas previsiones de crecimiento y de inflación.
De momento, los datos económicos que se van desgranando son notablemente intranquilizadores. Los pobres indicadores conocidos apuntan a una mayor contracción económica en el segundo trimestre. La confianza empresarial alemana se deterioró con fuerza en abril, según los últimos datos que maneja el instituto IFO. Disminuye por tanto la esperanza de que Alemania, la mayor economía de la eurozona, sea capaz de liderar la recuperación en el Viejo Continente. La economía europea se ha contraído en los últimos seis trimestres. Los indicadores adelantados de actividad apuntan a que también se ha producido contracción en el primer trimestre de este año. El dato de PIB de la UE en el primer cuarto del año se publicará el 15 de mayo.
El BCE debe asumir su cuota parte de responsabilidad en el difícil pero vital de conciliar la austeridad y los ajustes con las medidas destinadas a la recuperación de la economía.Una baja de tipos provoca un doble efecto positivo. Primero, alienta la actividad y el crédito y, segundo, reduce la cotización del euro, lo que aumenta la competitividad exterior de la economía europea. Algo que resulta especialmente interesante en un momento en el que tanto EEUU, como China y Japón están apadrinando una mayor debilidad de sus respectivas divisas.
De momento, el euro ha caído a su nivel más bajo de las últimas dos semanas frente al dólar debido, precisamente, a esas expectativas de recorte de tipos. Según los analistas del banco suizo UBS, si el BCE actúa y baja un cuarto de punto el precio del dinero, el cruce euro/dólar podría buscar la zona de 1,28, frente a los niveles actuales de 1,30 dólares por euro.
El goteo de pobres datos económicos ha sido constante en las últimas semanas. Lo que más preocupa son los síntomas de debilidad de la economía alemana. Sin locomotora que tire, el tren no se mueve. La actividad del sector privado en la eurozona cayó de nuevo en abril. Se ha debilitado el indicador de actividad del sector servicios y manufacturero. La situación es especialmente dramática en España. El ministro de Economía, Luis de Guindos, espera para este año una caída del PIB del 1,5 por ciento. La economía española se contrajo un 1,4 por ciento en 2012.
En general, hay pocos síntomas que auguren una mejora de la actividad en Europa. De hecho, los indicios apuntan en sentido contrario. La situación podría empeorar. Podrían complicarse las cosas todavía un poco más antes de que comience la recuperación. De ahí la importancia de que el BCE tome cartas en el asunto y lance mensajes claros a los mercados. Pero para tener éxito el BCE debe contar con la complicidad y la ayuda de las autoridades económicas europeas. Es necesario que Europa comience a apostar claramente por conciliar los ajustes con el crecimiento.
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