Fondos vs depósitos: ¿qué producto me conviene más?
Desde que el Banco de España recomendó a la banca española limitar la remuneración a los depósitos que se ofrecen a los clientes, mucha gente se está fijando en los fondos de inversión como alternativa.
Desde que el Banco de España recomendó a la banca española limitar la remuneración a los depósitos que se ofrecen a los clientes, mucha gente se está fijando en los fondos de inversión como alternativa.
Como cualquier inversión que hagamos, hay que conocer bien el producto, en este artículo vamos a ver las principales diferencias entre los fondos de inversión y los depósitos:
Seguridad de los ahorros:
Como todos sabemos, los depósitos están cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos hasta el límite de 100.000 euros por persona y entidad. Por lo que hemos visto en el rescate a Chipre esta cantidad parece sagrada para los dirigentes de la Unión Europea, así que hasta ese límite parece que podemos estar tranquilos.
Aún así, creo que es importante depositar los ahorros en entidades solventes, ya que probablemente la recuperación del capital no sería automática y además no se repartirían los intereses acordados.
El caso de los fondos es diferente: El banco ejerce de simple intermediario así que el dinero aportado se usa exclusivamente para comprar participaciones, que son propiedad del cliente, por lo tanto queda fuera del balance de la entidad. En caso de liquidación o quita no supone ningún perjuicio, pudiendo traspasar el fondo hacia otra entidad sin ningún problema.
El riesgo para los partícipes de fondos de inversión es el de los activos que lo componen, recordemos que un fondo de inversión es una cartera compuesta por deuda, acciones... de la que el cliente (partícipe) compra un porcentaje determinado. Así pues, antes de invertir en un fondo hay que fijarse y analizar de qué está compuesto y ver los riesgos de su cartera.
En el caso de hacer la inversión a través de un banco, hay que mirar si está invertido en activos de ese banco, sobre todo si éste tiene riesgos de solvencia. Por ejemplo, si la cartera del fondo está compuesta en un 10% de deuda de la misma entidad, y ésta sufre una quita del 50%, el valor del fondo caerá automáticamente un 5% (hay miles de fondos en el mercado, por lo tanto es fácil no correr este riesgo).
Diversificación de la inversión:
A través de un fondo de inversión, podemos diversificar mucho nuestros ahorros; el fondo en sí ya está muy diversificado debido a que tiene varios activos (algo que costaría mucho hacerlo de forma particular); pero además es fácil invertir en varios y tener, por ejemplo un fondo de deuda pública europea, un fondo de deuda corporativa americana, y otro de deuda de países emergentes que además cubra su divisa (es decir que no afecte el tipo de cambio de la zona donde invierte con el euro).
Desde luego, hacer algo así a través de depósitos se antoja imposible.
Gastos generados:
En teoría los depósitos no deberían llevar ningún tipo de comisión en concepto de mantenimiento, apertura... el único gasto que puede generar es el de cancelación, que además no puede ser superior a los intereses que paguen (es decir no se puede perder capital).
Los fondos de inversión pueden tener gastos los siguientes gastos:
- Compra: Un porcentaje sobre cada aportación
- Gestión: Un porcentaje anual sobre el patrimonio invertido en el fondo, en concepto del trabajo que supone hacer la operativa
- Depositaria: Las participaciones del fondo deben estar depositadas en una entidad financiera que cobra un porcentaje anual sobre el patrimonio.
- Rescate: Un porcentaje sobre el importe que salga del fondo; en algunos casos puede estar limitado a un espacio temporal determinado.
Viendo esto, parece que en este sentido cobran ventajas los depósitos; si bien es cierto que de la inmensa cantidad de fondos que se pueden comprar la mayoría no cobran comisión ni de compra ni de venta; además la de depositaría es residual (suele ser entre un 0,10% y un 0,15% anual sobre el patrimonio); y la de gestión va en función del tipo de operativa que haga el fondo: Un fondo de deuda que haga poca operativa puede ser del 0,50%, mientras que un fondo que compre acciones puede llegar del 2,25%.
Muy importante es saber que al analizar rentabilidades de los fondos... siempre las estamos viendo ya descontados los gastos de gestión y depositaria que se prorratean diariamente para calcular el valor liquidativo (precio del fondo).
Fiscalidad:
Este aspecto es fundamental, ya que los fondos de inversión tienen unas ventajas únicas en este sentido.
En primer lugar, la simple operativa del fondo tiene una gran ventaja ya que cuando se rescatan los beneficios de un fondo, en realidad se rescatan participaciones que han aumentado de valor, por lo tanto no todo lo rescatado es ganancia.
Este argumento se puede ver mejor en este ejemplo:
Depósito de 10.000 euros que da un interés del 2%:
- Beneficio: 200 euros
- Tributación mínima: 21% x 200 euros = 42 euros
- Fondo de inversión de 10.000 euros del que se rescatan 200 euros ya que ha generado un beneficio del 2%
Nº participaciones iniciales: 1.000
- Valor participación inicial: 10 euros
- Valor participación inicial: 10 euros
- Valor participación tras beneficio del 2%: 10,2 euros
- Participaciones rescatadas: 19,61 (200/10,2)
- Beneficio imputado: (19,61 x 10,2)- (19,61 x 10)= 3,9 euros
- Tributación mínima: 21% x 3,9 euros = 0,82 euros
Diferencia de tributación: Se paga, al menos, 41,18 euros más invirtiendo a través de un depósito que de un fondo de inversión (se reduce la tributación en un 98%).
Además de esta gran diferencia, hay otra, que además es única para los fondos de inversión: Se pueden hacer traspasos entre fondos sin tributar, independientemente de la gestora, comercializadora, tipos de activos donde invierta, zonas geográficas... únicamente se tributa en el momento de hacer líquida la inversión.
Este diferimiento, no es un simple retraso para pagarlo a posteriori, sino que tiene ventajas reales:
- En 2012 el Gobierno incrementó los tipos puntualmente para los años 2012 y 2013; con la intención de volverlos a rebajar en 2014. Si confiamos en sus palabras, esperar a 2014 ya nos genera beneficios. Si únicamente se necesita una parte, ya hemos visto que prácticamente no se tributa.
- Elección del momento de tributación: Como los beneficios, se pueden compensar con las pérdidas, el poder elegir el año en que se tributa nos puede generar un ahorro fiscal muy importante.
- La capitalización de la cantidad "dejada de pagar": Todo el ahorro fiscal que supone no tributar, a su vez está dentro del fondo, por lo tanto la rentabilidad que se obtiene es sobre una cantidad mayor por lo tanto el beneficio neto es superior, siendo muy considerable con el paso de los años.
Estrategia de inversión:
Analizando todos los puntos anteriores, parece que los depósitos son más interesantes para una cartera (o parte de ella) que sea a corto plazo, con cantidades inferiores a 100.000 euros (por banco) debido a que en caso de necesitar dinero, en el peor de los casos, se aplica una comisión de cancelación que no supone pérdida de capital, mientras que los fondos se venden a un precio de mercado, que puede provocar pérdidas si no nos hemos adaptado al plazo inicial (por comisiones, por evolución del mercado...).
Para el resto de carteras, hacer una estrategia bien estudiada a través de fondos, nos puede suponer beneficios mucho mayores... pudiendo hacer variaciones de la cartera sin tributar y con mucha diversificación, que se adapten tanto a las condiciones del mercado como a la situación personal de cada uno.
Luís García Langa, experto financiero en Aula Finanzas e iAhorro.
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