Un estudio electoral da la victoria en Asturias a un PSOE necesitado del apoyo de Podemos e IU
Un informe de la consultora Llorente y Cuenca adjudica a los socialistas un máximo de 14 escaños y vaticina entre cinco y siete diputados al nuevo movimiento // IU baja y UPyD logra un segundo representante // El trabajo no analiza la división de la derecha y solo tiene en cuenta al PP
Viernes31 de octubre de 2014
Solo un tripartito del que forme parte Podemos garantizaría un gobierno de la izquierda en Asturias después de las elecciones autonómicas de 2015. A esa conclusión llegan los analistas de la consultora de comunicación política Llorente y Cuenca que este viernes ha difundido un estudio propio (titulado El reparto del poder territorial en 2015) sobre las perspectivas electorales en las 13 comunidades que pasarán por las urnas el próximo mes de mayo. El trabajo no es una encuesta, sino una interpretación de los datos de intención de voto y simpatía por los partidos recogidos en los barómetros más recientes del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a la que se añaden otros sondeos de escala regional aparecidos en los últimos meses. En el Principado, sus previsiones apuntan a una victoria del PSOE pero tan alejada de la mayoría absoluta en la Junta General, que solo permitiría a los socialistas formar un ejecutivo estable con el apoyo de IU, a la que le vaticinan un ligero retroceso, y de Podemos, la nueva formación que irrumpiría en el Parlamento con un grupo propio y entre cinco y siete diputados.
Las líneas generales que el estudio detecta en el conjunto de España repiten las anotadas en los sondeos recientes y contrastadas con la realidad por el recuento de los votos de las elecciones europeas del pasado mayo. La crisis económica y la acumulación de episodios de corrupción han movilizado a sectores del electorado que llevaban lustros fuera de los procesos participativos, apartados en la abstención. Su regreso a las urnas trastoca las coordenadas que en los últimos quince años se habían dado como inamovibles en la política nacional. Mengua el bipartidismo y PP y PSOE van a la baja, Podemos nace y con ese mismo gesto se convierte en una opción y atractiva, y UPYD e IU, que hasta hace algunos meses parecían los destinos naturales de los votantes desencantados con los dos grandes partidos, frenan su progresión y se estancan o retroceden ligeramente.
Lo que el estudio ratifica es la fragmentación y la pluralidad que todos los analistas esperan del próximo Parlamento asturiano, en el que podrían reunirse hasta seis opciones distintas. Sus autores esperan que UPyD repita su presencia en la Junta e incluso dan por cierto que pasará de uno a dos diputados. IU perdería uno de sus cinco escaños, Podemos se asentaría y el PSOE sería la lista más votada, pero, incluso en el mejor de los casos, no sumaría más de 14 representantes (dos menos de los 16 que obtuvo en 2012) y se quedaría a nueve de los 23 que marcan la mayoría absoluta en una cámara con 45 asientos.
Si los votantes reparten esas cartas, solo la negociación continua entre partidos garantizaría la estabilidad y la gobernabilidad de la región. UPyD perdería la privilegiada posición de bisagra de la que ha gozado en estos años y el PSOE se vería abocado a escoger entre un tripartito con Podemos e IU tirando de esa coalición hacia la izquierda o a tener en cuenta la gran coalición con el PP de la que Pedro Sánchez, según ha repetido desde su llegada a la secretaría general del partido, no quiere ni oír hablar.
A cambio, la izquierda tiene opciones de rebasar a la derecha en todas partes, pero solo si cierra acuerdos en los que participen PSOE, Podemos e IU. Los socialistas consiguieron un cierto impulso el pasado verano después de las elecciones primarias y el congreso que decidieron el nuevo liderazgo de Sánchez, pero el efecto da señales de agotamiento. A Podemos, Llorente y Cuenca le reconocen que es la formación que mejor ha sabido capitalizar el descontento por la salida asimétrica de la crisis y por la corrupción y los defectos del sistema político. También cree que su base es sólida, formada por jóvenes excluidos del mundo laboral y por trabajadores maduros que han perdido su empleo o sufrido recortes salariales y se sienten decepcionados con los sindicatos. La única incógnita, señala el estudio, es cómo culminará su proceso organizativo y qué ofrecerá después a los votantes. Podemos, en todo caso, siempre ha rechazado en público la posibilidad de pactar con los socialistas. Sus bases esperan expectantes el próximo barómetro del CIS, porque en los últimos días algunas filtraciones apuntan que su opción encabezará las preferencias de voto directo de los españoles.
El informe ofrece también un capítulo dedicado a las elecciones municipales en las ciudades mayores de 500.000 habitantes. Ese criterio deja fuera a todas las poblaciones asturianas, pero en el conjunto nacional apunta igualmente a un declive del PP que se arriesga a perder Madrid y la mayoría de las grandes ciudades.
Las líneas generales que el estudio detecta en el conjunto de España repiten las anotadas en los sondeos recientes y contrastadas con la realidad por el recuento de los votos de las elecciones europeas del pasado mayo. La crisis económica y la acumulación de episodios de corrupción han movilizado a sectores del electorado que llevaban lustros fuera de los procesos participativos, apartados en la abstención. Su regreso a las urnas trastoca las coordenadas que en los últimos quince años se habían dado como inamovibles en la política nacional. Mengua el bipartidismo y PP y PSOE van a la baja, Podemos nace y con ese mismo gesto se convierte en una opción y atractiva, y UPYD e IU, que hasta hace algunos meses parecían los destinos naturales de los votantes desencantados con los dos grandes partidos, frenan su progresión y se estancan o retroceden ligeramente.
Sin CAscos
Ese cuadro también tiene aplicación en Asturias, aunque el vaticinio de Llorente y Cuenca tiene la salvedad de que no toma en cuenta a Francisco Álvarez-Cascos. Quizá por su ausencia en muchas de las encuestas nacionales de las que se vale la consultora para sus cálculos, no hay rastro de Foro Asturias en su pronóstico para 2015. No es un paisaje verosímil. Le vaya mejor o peor en las urnas, parece improbable que el partido pase de sus 12 representantes actuales a quedarse sin ninguno. Esa ausencia de Cascos también dispara al PP, que aparece en el estudio con una horquilla que le da entre 12 y 14 parlamentarios –los mismos que al PSOE— frente a los 10 que tiene en esta legislatura. Los populares, que no consiguen cerrar la herida de su crisis en Gijón, se enfrentan al complicado reto de mejorar sin haberse sobrepuesto en cuatro años a la escisión casquista y con unas perspectivas pobres en la ciudad con mayor peso demográfico de la región.Lo que el estudio ratifica es la fragmentación y la pluralidad que todos los analistas esperan del próximo Parlamento asturiano, en el que podrían reunirse hasta seis opciones distintas. Sus autores esperan que UPyD repita su presencia en la Junta e incluso dan por cierto que pasará de uno a dos diputados. IU perdería uno de sus cinco escaños, Podemos se asentaría y el PSOE sería la lista más votada, pero, incluso en el mejor de los casos, no sumaría más de 14 representantes (dos menos de los 16 que obtuvo en 2012) y se quedaría a nueve de los 23 que marcan la mayoría absoluta en una cámara con 45 asientos.
Si los votantes reparten esas cartas, solo la negociación continua entre partidos garantizaría la estabilidad y la gobernabilidad de la región. UPyD perdería la privilegiada posición de bisagra de la que ha gozado en estos años y el PSOE se vería abocado a escoger entre un tripartito con Podemos e IU tirando de esa coalición hacia la izquierda o a tener en cuenta la gran coalición con el PP de la que Pedro Sánchez, según ha repetido desde su llegada a la secretaría general del partido, no quiere ni oír hablar.
Desplome popular
Otra posibilidad es que el mapa político vuelva a transformarse en los meses que median hasta las elecciones. PP y PSOE aún confían en retener a algunos de sus votantes que ahora se decantan por la abstención o por otras opciones, en especial por el miedo que puedan inspirar Podemos y otras opciones de cambio, pero el análisis de Llorente y Cuenca no lo considera probable. Sus expertos predicen un estruendoso desplome del poder territorial de los populares. De las 13 comunidades con estatutos de vía lenta que pasarán por las urnas en mayo –todas excepto Andalucía, Cataluña, Galicia y País Vasco—, en las que ahora gobierna en 11, solo dan por seguro que tenga opciones de mayoría absoluta en una: Murcia. El PP perdería sus bastiones de Madrid y la Comunidad Valenciana y en Castilla y León solo podría mantenerse si pacta con UPyD (y no es seguro, porque el resultado es muy apretado).A cambio, la izquierda tiene opciones de rebasar a la derecha en todas partes, pero solo si cierra acuerdos en los que participen PSOE, Podemos e IU. Los socialistas consiguieron un cierto impulso el pasado verano después de las elecciones primarias y el congreso que decidieron el nuevo liderazgo de Sánchez, pero el efecto da señales de agotamiento. A Podemos, Llorente y Cuenca le reconocen que es la formación que mejor ha sabido capitalizar el descontento por la salida asimétrica de la crisis y por la corrupción y los defectos del sistema político. También cree que su base es sólida, formada por jóvenes excluidos del mundo laboral y por trabajadores maduros que han perdido su empleo o sufrido recortes salariales y se sienten decepcionados con los sindicatos. La única incógnita, señala el estudio, es cómo culminará su proceso organizativo y qué ofrecerá después a los votantes. Podemos, en todo caso, siempre ha rechazado en público la posibilidad de pactar con los socialistas. Sus bases esperan expectantes el próximo barómetro del CIS, porque en los últimos días algunas filtraciones apuntan que su opción encabezará las preferencias de voto directo de los españoles.
El informe ofrece también un capítulo dedicado a las elecciones municipales en las ciudades mayores de 500.000 habitantes. Ese criterio deja fuera a todas las poblaciones asturianas, pero en el conjunto nacional apunta igualmente a un declive del PP que se arriesga a perder Madrid y la mayoría de las grandes ciudades.
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