La incineradora en verde calienta el debate sobre Cogersa
Los grupos ecologistas acogen con escepticismo los proyectos para criar algas aprovechando la quema de basuras // Medio Ambiente cambia el enfoque sobre el horno para mejorar su percepción social
Viernes19 de diciembre de 2014
La Consejería de Medio Ambiente intenta cambiar el discurso sobre la construcción de una incineradora de basuras en el vertedero de Serín. La oposición al proyecto, activa desde hace años entre partidos políticos y organizaciones ecologistas, ganó peso en diciembre de 2011, cuando un juzgado de Oviedo lo anuló porque no estaba amparado por el anterior plan de residuos del Principado, y nunca se ha aplacado. Equipado con un nuevo plan gestor, aprobado el pasado mes de marzo, el Gobierno regional asegura ahora que es posible lograr una “incineración verde” y aprovechar los subproductos de la quema de residuos para la generación de electricidad o el cultivo de microalgas en biorreactores alimentados por el dióxido de carbono y las aguas contaminadas por la basura.
Medio Ambiente y Cogersa, el consorcio con presencia del Principado y los ayuntamientos que gestiona las basuras en la región, han organizado esta semana la presentación de ese proyecto para la cría de algas. En él participan varias empresas –entre ellas Ingemas, la división de ingeniería de la empresa asturiana TSK— y centros de investigación. Cuenta, además, con una subvención de casi un millón de euros concedida por el Gobierno central a través del Ministerio de Economía y Competitividad. La consejera, Belén Fernández, expuso el martes que la iniciativa contribuirá a reducir el impacto ambiental de unas instalaciones que estarán muy controladas y expresó la esperanza de que ayude a “mejorar la percepción social” de una planta polémica.
POCO RECICLAJE
Quienes se oponen a la incineradora, sin embargo, no aprecian ninguna novedad en esa línea de investigación. “El calor que generará, como el de otros muchos procesos industriales, puede usarse para muchas cosas, y es una estrategia que se usa desde hace años en otros sitios. Ni es un éxito, ni el no va más”, asegura Fruti Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista. La generación de electricidad, recuerda el veterano conservacionista, es un requisito fijado por la normativa europea para admitir la existencia de valorización energética en la quema de basura, que debe alcanzar los 850 grados de temperatura al menos durante dos segundos. “Y las algas solo serán un subproducto. No han inventado nada. Repsol ya lo hace. En Asturias, Hunosa lo probó hace años en La Pereda pero abandonó el intento porque no era viable”, advierte.
Para Pontigo, la clave de la polémica está en el escaso peso del reciclaje en el tratamiento de las basuras en Asturias. No llega al 12%, cuando el objetivo europeo es alcanzar el 50%. En el continente funcionan más de 420 incineradoras, pero en ellas solo se queman el 23% de los residuos, un objetivo fuera del alcance de Cogersa, por el momento. El nuevo plan de residuos prevé la apertura del horno en 2020 con capacidad para tratar 310.000 toneladas al año y que el reciclaje alcance progresivamente ese 50% exigido por la normativa comunitaria.
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