'The New York Times' analiza la crisis de la minería asturiana
El influyente rotativo destaca que Rajoy se negó a mantener conversaciones con los mineros y afirma que España se enfrenta "a un problema político de enormes proporciones"
MARTES 14 DE ABRIL DE 2015
Un reportaje publicado por la revista de The New York Times el pasado día 10 aprovecha una exposición del fotógrafo francés Pierre Gonnord para retratar la situación de la minería española y asturiana. El periódico describe al sector como un paciente terminal, “que está agonizando en una muerte lenta y horrible” y recuerda las movilizaciones de 2012 y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. “El primer ministro de España, Mariano Rajoy, se negó a mantener conversaciones con los mineros. Al día siguiente anunció nuevas medidas de austeridad”.
El influyente diario norteamericano repasa cómo el declive de la minería se ha acelerado por la competencia de la industria de la energía renovable, el carbón importado y más barato y las nuevas regulaciones de calidad del aire aprobadas por la UE. “Los estertores de muerte han sido especialmente violenta en España. La industria ha sobrevivido por los subsidios estatales, pero en virtud de un acuerdo reciente de la UE, todas las subvenciones deben expirar en 2018”.
El periódico destaca el orgullo de los mineros para resistirse a la muerte lenta y horrible del sector
El periódico se apoya en la declaración de un minero ("creo que se está convirtiendo en nuestra versión de la intifada") para rememorar las movilizaciones de 2012 tras los recortes efectuados por el PP. “Los mineros respondieron con huelgas y bloqueo de carreteras y líneas de ferrocarril. Miles de ellos marcharon a Madrid, algunos caminando 250 millas. Cuando llegaron en la noche del 11 de julio de 2012, se les unieron más de 10.000 manifestantes adicionales, muchos de los cuales vieron el destino de los mineros como un símbolo de la restricción económica llevada demasiado lejos. Dispararon contra la policía con hondas, catapultas y lanzacohetes”.
"Cuando alguien decide quitarnos el trabajo y lo que ha mantenido a las familias que viven aquí desde hace más de un siglo, hay que pelear hasta el final", afirma otro minero. The New York Times exhibe las fotografías impactantes del francés Pierre Gonnord, que ha retratado mineros en las explotaciones de Carbonar, Monsacro, Pozo Santiago, María Luisa, Candín, Nicolasa, Tineo, Cerredo y Villablino. “Trabajan a una profundidad de 700 metros en turnos de siete horas. Los hombres miran como si hubieran estado de pie demasiado cerca de una detonación de bombas. Sus rostros están recubiertos de polvo tóxico y sudor seco, la blancura de sus ojos acentuada por el carbón. Sus expresiones combinan el orgullo, la melancolía y el desconcierto. En sus poses, con la paleta de Gonnord dominada por los tonos aceituna, los negros y grises, las fotografías recuerdan los retratos al óleo desconcertantemente realistas de Diego de Silva y de Velázquez. Pero Velázquez pintó a los miembros de la corte de Madrid. Los mineros, al llegar a Madrid, fueron recibidos por antidisturbios, balas de goma y gases lacrimógenos”.
Velázquez pintó a los miembros de la corte. Los mineros fueron recibidos por antidisturbios
El rotativo neoyorquino asegura que los mineros “están luchando para permanecer en las minas, soportando el trabajo agotador e inhalando el polvo nocivo, a pesar del aumento de las tasas de cáncer y la reducción de la esperanza de vida”. Para Nathaniel Rich, autor del texto, “los retratos son un claro ejemplo de los desafíos que enfrentan los reformadores ambientales. El sobrecalentamiento global requiere soluciones generales; muchas de estas medidas, al menos en el corto plazo, van a causar dificultades que caerán de manera desigual sobre los que menos pueden soportarlas. España, al igual que la mayoría de las otras naciones, se enfrenta a un problema político de enormes proporciones: cómo destruir una industria venenosa sin destruir a sus trabajadores”.
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