2016: ¿Cómo encarar un año más volátil?
Finanzas.com
Uno de los mayores riesgos para el mercado en 2016 reside en el aumento previsto de los tipos de interés en EE.UU., en especial porque este endurecimiento de las condiciones financieras llega relativamente tarde en el ciclo económico."Aunque la Fed ha prometido que el proceso será gradual, la respuesta del mercado no tiene por qué serlo", argumentan los analistas de Lombard Odier en un reciente informe de previsiones. Teniendo en cuenta que la valoración de la mayoría de los activos parece cara, y que desde una perspectiva de los fundamentales el crecimiento económico potencial es más bajo que en el pasado, "los inversores deberían prepararse para un entorno de mayor volatilidad remunerado con rentabilidades generalmente bajas", apuntan.
Es inevitable que vuelva a plantearse la cuestión de la exposición a activos emergentes (más rentables), después de más de cinco años ya de retroceso de los múltiplos. En conjunto,"esperamos un año de mercados financieros acotados dentro de un rango, en el que serán clave el posicionamiento táctico y la disciplina en la recogida de beneficios", apuntan en Lombard Odier. El cambio del régimen de volatilidad observado durante los últimos cuatrimestres puede verse como una primera consecuencia de la contracción de las condiciones de liquidez en EE. UU., si bien canalizada a través del dólar estadounidense -lo que perjudica principalmente a los socios comerciales- más que a través del incremento de la tasa de refinanciación, cuyo efecto es más probable sobre la economía doméstica.
Posibilidad de que el dólar siga apreciándose
El tono relativamentemoderado de la declaración del Comité de la Fed en diciembre, acercándose a la valoración del mercado, sugiere que la estabilidad que prevemos para la moneda estadounidense podría materializarse más adelante. Dicho esto, parece que hay poco consenso sobre la valoración del mercado de final de año y que aún es inferior a la previsión de la Fed (y la nuestra), lo que sugiere que aún existe el riesgo de un ajuste del mercado a un ciclo de aumentos de los tipos de interés más significativo de lo esperado. Dado que el ritmo de las subidas de tipos se decidirá en función de los datos de la inflación, las presiones de subidas salariales y/o el precio del petróleo, la estabilización podría dar lugar a dos posibles resultados. El dólar podría volver a apreciarse, lo que justificaría la continuidad de nuestra cobertura parcial de la exposición a moneda extranjera en carteras denominadas en dólar estadounidense, y el aplanamiento de la curva de rendimientos de EE. UU. observado recientemente podría acelerarse, afectando a las condiciones de financiación del sector bancario y, por tanto, también a la cantidad de crédito ofrecido a las empresas y hogares estadounidenses.
El petróleo, con sesgo bajista
De hecho, en el extremo largo de la curva, las expectativas de inflación son estables, atenuadas por los bajos precios de las materias primas. Por ahora, el riesgo del petróleo parece que sigue teniendo un sesgo más bajista que alcista. Aunque no teníamos grandes expectativas respecto a la reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) celebrada a principios de diciembre de 2015, la falta de indicaciones sobre una cuota de producción puso de manifiesto el desacuerdo existente entre sus miembros, lo que provocó la caída en picado del precio de esta materia prima. Además, la ausencia de un acuerdo sobre la forma de encajar una mayor producción iraní (la decisión se pospuso hasta la próxima reunión, en junio de 2016) significa que las incertidumbres relacionadas con esta cuestión seguirán presentes a lo largo del próximo año.
A medio plazo, mantenemos nuestro escenario de reducción gradual del exceso de oferta y un precio de equilibrio fijado por el coste marginal de la industria de esquisto bituminoso de EE. UU. En este sentido, conscientes de las consecuencias de la deflación de costes dentro del sector, "hemos revisado a la baja nuestro precio objetivo del petróleo, hasta los 55 dólares por barril para finales de 2016", apuntan en Lombard Odier. El principal detonante será el ritmo del descenso de la producción de petróleo de esquisto bituminoso en EE. UU. Esta tendencia está claramente en marcha, pero los inventarios en máximos históricos suponen un claro obstáculo, especialmente si se tiene en cuenta la estacionalidad negativa pendiente, que sugiere que nuestro escenario podría tardar más en hacerse realidad. Debe tenerse presente, no obstante, que cuanto más tiempo permanezca bajo el precio del petróleo, mayores serán los recortes de la producción estadounidense. El efecto secundario es que el mercado físico podría enfrentarse a una situación de escasez antes de lo esperado, provocando un repunte del precio más fuerte de lo previsto.
Expectativas de inflación
Como ya se ha señalado, las subidas salariales y la desaparición de los efectos de base derivados del componente energético de los índices de precios podrían impulsar al alza las expectativas de inflación y, a su vez, los tipos nominales. Por lo tanto, mantenemos nuestra infraponderación en bonos soberanos, especialmente en las carteras denominadas en euros y franco suizos. Dado que el valor razonable de los bonos alemanes se sitúa en torno al 0,8%-1%, el retorno previsto se presenta poco atractivo. Con todo, los bonos periféricos deberían mantener su resistencia, respaldados por la incansable búsqueda de rentabilidad de los inversores. En las carteras denominadas en dólares estadounidenses, los títulos del Tesoro protegidos frente a la inflación (TIPS) son una posible cobertura frente al riesgo de expectativas de normalización de la inflación.
Aunque normalmente preferimos el universo del crédito a los bonos soberanos, mantenemos cierta cautela respecto a los segmentos de beta alta. En el de alta rentabilidad estadounidense, los fundamentales se están deteriorando rápidamente en los sectores de energía y materias primas, donde las tasas de impago llegaron al 6,5% el mes pasado, frente a solo un 1% (y estable) en el resto del universo. En este momento, el riesgo de contagio de los sectores en dificultades (energía y materias primas) a los otros sectores parece reducido, aunque la correlación entre sectores aumentará si se producen episodios de aversión al riesgo. Por lo tanto, lo seguiremos muy atentamente, especialmente si la confianza de los inversores vuelve a empeorar.
Mundo emergente: Mejor neutral en la renta variable
Por lo que respecta al segmento emergente, el deterioro es acusado en regiones que dependen de la financiación en dólares estadounidenses, como Asia y Latinoamérica, mientras que se mantiene en niveles razonables en la Europa emergente. Como ya apuntamos el trimestre pasado, antes de asumir mayores riesgos, será preciso una estabilización de las divisas y las materias primas. Por ahora, mantenemos un posicionamiento neutral en renta variable, considerando las pérdidas del mercado al cierre del año una oportunidad para abrir nuevas posiciones. La valoración no es en absoluto barata y ya descuenta un crecimiento positivo de los beneficios, que nosotros prevemos de un solo dígito alto en la mayoría de las regiones, teniendo en cuenta el impacto de las recompras de acciones. No obstante, el panorama de las valoraciones es menos preocupante si se excluyen los sectores de energía y materias primas.
En cuanto a los índices globales, prevemos modestas subidas hasta nuestra valoración razonable, que apunta a una rentabilidad total en 2016 de cerca del 8% en moneda local. Las divergencias de política monetaria y sus consecuencias para el entorno de tipos de interés, sin embargo, justifican una mayor selección por regiones, favoreciendo aquellas en las que una abundante liquidez limita una reducción de los múltiplos y en donde los márgenes siguen teniendo cierto margen de mejora. Por ello, favorecemos Suiza, la zona euro y Japón frente a EE. UU. y los mercados emergentes. Respecto a estos últimos, aunque seguimos pensando que es muy pronto para recomendar una posición sobreponderada, lo barato de la valoración a pesar de la fuerte revisión a la baja de la previsión de beneficios, así como el posicionamiento extremadamente negativo de los inversores, plantean un riesgo simétrico. Así pues, no nos sorprendería que los mercados emergentes empiecen a registrar una rentabilidad relativa superior a lo largo de 2016, por lo que seguiremos muy de cerca la evolución de las divisas para determinar los puntos de entrada más adecuados.
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