Ingobernable. Esta es la palabra que más rondaba la noche del domingo entre los analistas políticos y en algunas de las sedes de los partidos que, de cara a la galería, celebraban como una victoria lo que no ha sido sino un amargo triunfo(Mariano Rajoy, con el peor resultado del PP desde 1989 y 3,7 millones de votos menos que en 2011) o una dulce derrota (Pedro Sánchez, que ha llevado al PSOE a sus peores resultados desde 1982, con 20 escaños menos que los 110 de Rubalcaba) o una ilusión pinchada antes de tiempo (Albert Rivera se queda con 40 escaños, muy lejos de las previsiones).
Ingobernable porque los verdaderos y grandes triunfadores de estas elecciones a las puertas de la Navidad, Pablo Iglesias, Podemos y sus marcas blancas en Galicia, Cataluña y Valencia, revientan la banca del Congreso con sus 69 diputados (tercera posición y 20,9% del voto), avisan a sus posibles socios -"Pedro Sánchez ha cosechado los peores resultados del PSOE en una democracia", fueron las primeras palabras del líder de Podemos- y marcan para pactar unas líneas tan rojas, reforma de la Constitución, como imposibles: el PPmantiene la mayoría absoluta del Senado que impedirá esa reforma.
Ingobernable porque aunque el PP ha ganado las elecciones, todo apunta a que Pedro Sánchez no va a dejar pasar la oportunidad de convertirse en el Cid de Ferraz y cabalgar hasta Moncloa después de haber sido dado por muerto.Aunque para ello tenga que hacerlo a lomos de una imprevisible alianza con Podemos e IU y con la ayuda de ERC, que ya dijo la noche del domingo que espera a Podemos "con los brazos abiertos". En Ferraz quieren dar "tiempo al tiempo" y que el primero que intente formar Gobierno sea el ganador, Mariano Rajoy, pero nadie duda que, de momento, será una misión casi imposible.
Ingobernable porque todos -incluida la planta séptima de Génova 13- saben que los 123 escaños populares (28,7% de los votos) y la suma de Ciudadanos (cuarto lugar, 40 diputados y 13,9% del voto) les dejan con 163 diputados, lejos de los 176 de la ansiada mayoría absoluta. Y que más allá de Rivera y su formación naranja, Mariano Rajoy tiene pocos escaños amigos: uno de Coalición Canaria y, si acaso, la abstención de los seis del PNV, que pueden dejarse tentar más por la coincidencia ideológica del centroderecha (sobre todo si se le garantiza la pervivencia del cupo vasco) que por la promesa de Podemos y ERC de un referéndum de autodeterminación.
Ingobernable, porque un tripartito entre PSOE, Podemos e IU (dos escaños por Madrid, 3,68%) sumaría 163, a 13 de una mayoría absoluta que, sin embargo, podrían acariciar con el apoyo de ERC (nueve diputados) y que se garantizaría con una quinta formación: desde los seis de PNV o los nueve de la DL de Artur Mas, otro de los perdedores de la jornada. Con estos andamiajes, Pedro Sánchez intentará convertirse en el próximo presidente del Gobierno al frente de un pentapartito... si es que Pablo Iglesias se lo permite.
Susana Díaz no quiere pacto con Podemos
Ingobernable porque esta forma de articular una mayoría anti-PP con otras tres o cuatro formaciones provoca rechazo en algunas baronías socialistas, especialmente de Despeñaperros hacia abajo. Lo cierto es que en Ferraz quieren gobernar “sí o sí” aunque sea la primera vez en la historia de la actual democracia española en que gobierna un partido que no ha ganado las elecciones. Habrá que ver cuál es el precio que le impondrá su principal socio y rival en esa alianza rumbo a La Moncloa, pero la baronesa Susana Díaz, "la andaluza", como la llaman despectivamente en Ferraz, ya ha avisado: no quiere pactos con Podemos ni extrañas fórmulas con más extraños aún compañeros de viaje. Una fuente del PSOE andaluz insiste en que eso sería "un suicidio".
Ingobernable porque gran parte del PSOE -y especialmente el PSC- no está de acuerdo en entrar en un Gobierno con quien ha prometido un referéndum de autodeterminación en Cataluña. La inestabilidad y el juego de pactos aventura un Ejecutivo altamente volátil y con la amenaza de nuevas elecciones a la vista si en marzo no se ha llegado a un acuerdo: el escenario catalán trasladado al Congreso de los Diputados, con lo que eso significa de temor en los mercados en un momento crucial para la recuperación económica.
Rajoy, al balcón a celebrar unos malos resultados
Ingobernable porque a Rajoy le corresponde intentar formar Gobierno como ganador de las elecciones, pero su capacidad de lograr una mayoría simple se antoja, hoy por hoy, imposible tras cosechar los peores resultados del PP desde 1989, con caídas impensables hace cuatro años en Madrid (de 19 a 13 diputados y medio millón de votos menos, lo que deja incluso fuera del Congreso a pesos pesados del actual Gobierno), Andalucía (de 33 a 21 escaños) o Valencia (de 20 a 11, aunque sigue siendo el más votado). Con 27 escaños menos en los tres territorios que fueron sus graneros de voto, la amarga victoria tras cuatro años de recortes y escándalos de corrupción les amenaza con llevarles a la oposición.
Los resultados de Ciudadanos, tras una campaña muy criticada, han quedado por debajo de lo esperado y de lo que llegaron a vaticinar los sondeos. El voto de castigo al PP no se ha traducido en escaños para la formación naranja de Rivera, que sí ha resistido en Andalucía pero que se ha estancado, por ejemplo, en Madrid o Valencia, y que ha recibido un auténtico varapalo en Cataluña, donde ha quedado en quinto y último lugar empatada con el PP.
Ingobernable, y el Gobierno lo sabe. De momento, y como informábamos este sábado, el Ejecutivo ya ha encargado un informe jurídico sobre cuáles son las funciones que este Gobierno puede mantener y por cuánto tiempo, en previsión de que las negociaciones para la investidura sean especialmente largas. En la primera quincena de enero se constituirán las Cámaras y, desde que tenga lugar la primera votación de investidura -que en vista de los resultados que avanzan los sondeos, no arrojará fumata blanca-, el Congreso dispondrá de dos meses más para que alguno de los candidatos pueda recabar los apoyos suficientes y ser proclamado por mayoría simple. Tres meses por delante en los que la palabra más repetida tras este 20-D será: ingobernable.
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