Si la campaña es un estado de ánimo, Podemos ha llegado a la recta final por delante del resto de partidos, en plena euforia, con las fuerzas intactas y la percepción de que todo es posible este 20-D. Si finalmente PSOE y Ciudadanos quedan por delante de una formación que hace dos meses parecía perder fuelle, lo dirán los electores este domingo. Pero anoche Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa y compañía cerraron la carrera hacia las urnas con un baño de masas en Valencia, la ciudad elegida para cerrar la carrera electoral, que superó todas las expectativas y, también, las cifras de Pedro Sánchez del pasado domingo en el mismo pabellón de la Fuente de San Luis. Todo un empujón a poco más 36 horas para la apertura de las urnas.
Cinco días antes, los socialistas lograron reunir a 8.000 personas. Este viernes, en el cierre de campaña, y con el respaldo de la coalición con Compromís, la convocatoria rebasó ampliamente las 9.000 personas. A la misma hora, Mariano Rajoy protagonizaba otro acto en el Museo de las Ciencias con un aforo mucho más reducido y una sensación también menos eufórica. En previsión de que el pabellón donde juega el Valencia Basket se quedara pequeño, la coalición electoral habilitó un escenario con una pantalla en una explanada exterior, donde distribuyó además un par de centenares de sillas. Fueron insuficientes. Cerca de mil personas vieron el mitin desde fuera.
Podemos ha protagonizado una campaña de menos a más. Ha buscado el respaldo de las formaciones de izquierdas con éxito en las periferias: Compromís, las Mareas en Galicia, y Ada Colau e Iniciativa en Cataluña. La sensación entre sus dirigentes es que la fórmula dará alegrías a Podemos el domingo. Los 'podemitas' han querido aprovechar el tirón que mantiene la formación que lidera Mònica Oltra en la Comunidad Valenciana, donde gobierna en coalición con el PSOE en la Generalitat y tiene la vara de mando de un nutrido número de ayuntamientos. El acto de anoche sirvió para comprobar que nadie gana en ilusión a las dos fuerzas emergentes.
La canción de 'Cazafatasmas' anunció la entrada de los líderes de Podemos y Compromís en el pabellón. Al grito de “presidente”, “és el moment, és el moment” (lema de la coalición valenciana), fueron recibidos como verdaderos ídolos por los asistentes, algo que no fue tan evidente en el caso de Sánchez. La nómina de intervinientes e invitados invitaba a desatar la alegría de los asistentes, convertidos en verdaderos fans: Iglesias, Mònica Oltra, Ada Colau, Errejón, Owen Jones, Julio Rodríguez, Joan Ribó, Joan Baldoví, Antonio Montiel…
“Nunca habíamos estado tan cerca de ganar las instituciones y recuperar la soberanía para el pueblo”, dijo Iñigo Errejón, que hizo parte de su intervención en valenciano. El número dos de Podemos señaló que “ya no dan los números” para un respaldo de Ciudadanos a Mariano Rajoy o para una gran coalición de PP-PSOE. “Se volvieron a confiar. En el 'sprint' final la gente les va a ganar”. “La elección ahora es entre Rajoy o Pablo”, señaló.
“Pablo, sonríe, que vas a ser presidente”, le dijo Mònica Oltra a Iglesias tras dedicarle un poema de Miguel Hernández. El líder de Podemos se sumó al optimismo. “Sonreíd porque vamos a ganar”, conminó al auditorio. “Estamos viviendo un momento histórico”. “No vamos a regalar los avances sociales que se consiguieron hace cuarenta años a los señores bien vestidos. No vamos a regalar esos avances a quienes se pusieron de rodillas ante poderes exteriores”.
Podemos ha tratado de catalizar el malestar social de numerosos colectivos y lanzar un claro mensaje de regeneración institucional contra los poderes establecidos. Ese mensaje ha tenido altibajos. La tibia recuperación económica parecía haber pinchado el globo de discurso de la formación. Ahora, algunos sondeos ya acercan a la formación al resto de fuerzas, incluso alguna la sitúa por encima de Ciudadanos.
Iglesias ha cerrado la campaña con un discurso presidenciable, convencido de que aún puede ocupar la Moncloa. “Hemos llegado con posibilidades de ganar. Se nota el nerviosismo entre los defensores de lo viejo”, dijo anoche. Para ello no duda en apuntarse en su casillero la gestión realizada por Compromís en Valencia, Colau en Barcelona o Manuela Carmena en Madrid. “Hemos demostrado que podemos gobernar mejor que ustedes, señores del Partido Popular. No miramos al pasado, miramos al futuro porque tenemos un proyecto de país”.
La movilización de la alianza Compromís-Podemos puede empujar el 'sorpasso' sobre el PSPV-PSOE
También ha tratado de convertirse en la referencia de movimientos nacionalistas de izquierdas y en defensor de las posiciones más federalizantes en cuanto al modelo territorial. Ha prometido poner en marcha un referéndum vinculante en Cataluña, aunque es favorable a la permanencia en España. Ayer criticó con dureza la “arrogancia centralista de algunos”.
El ensayo de matrimonio entre Podemos y Compromís ha funcionado. Y así está quedando patente en los actos: “Formamos una familia extensa, a lo grande”, dijo la cabeza de lista de la coalición por Alicante, Rita Bosaho. “El naranja y el violeta son dos colores que quedan muy bien”, abundó el alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís. “La Valencia que algunos recuerdan como la capital de la corrupción se está convirtiendo en la capital del cambio. Es el momento de acabar la faena y cambiar también el Gobierno del Estado”, señaló Ribó.
Oltra no dudó en poner las medidas del Ejecutivo del que es vicepresidenta como ejemplo de políticas que Podemos pretende aplicar en el Gobierno central: eliminación de copagos farmacéuticos para mayores y dependientes, sanidad universal, acuerdos con Trasparencia Internacional, restricción de puertas giratorias o acuerdos antidesahucios con entidades financieras.
En clave autonómica, la movilización de la alianza Compromís-Podemos puede empujar el 'sorpasso' sobre el PSPV-PSOE, lo que puede provocar cambios en los equilibrios internos del Ejecutivo de Ximo Puig, que Podemos respalda hasta ahora desde las Cortes Valencianas. Los 'podemitas' quieren tocar poder y podrían forzar su entrada en el Consell, algo que no ven con buenos ojos los socialistas.
Al ritmo de una versión juvenil de 'Al Vent', el clásico himno de la Transición de Raimon, interpretado por Esir, una banda coral de Alcoi, la Fuente de San Luis se ha ido tiñendo de morado y naranja desde las cinco de la tarde. Hubo ovación a Juan Carlos Monedero, que no quiso perderse la fiesta, y subió al escenario antes de comenzar las intervenciones. Monedero se ha mantenido al margen de los actos centrales y en segundo plano durante la campaña electoral. De hecho, no ha acompañado a la caravana. Anoche quiso estar en Valencia y subirse al carro de la euforia que marcan los sondeos.
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