“No sabemos si será a puñal o a florete”. El comentario de un cualificado militante con muchos trienios en el PSOE deja clara la situación interna. En un bando, Pedro Sánchez, y en el otro, Susana Díaz al frente de los barones más notables. Será difícil que haya marcha atrás. La guerra en el PSOE ha estalladoa pocos días del Comité Federal del lunes, 28 de diciembre, en el que todos los secretarios territoriales se verán las caras con Pedro Sánchez y su ejecutiva tras los peores resultados de los socialistas en unas elecciones generales -90 escaños, 22,01% de los votos-, como subrayan fuera de Ferraz. El líder del partido plantó cara a Susana Díaz y le dejó muy claro que será él quien decida el camino a transitar a partir de este momento. Es más, dejó la puerta abierta a explorar una alianza alternativa. "No renuncio a que España tenga un Gobierno progresista y de cambio", abundó en una entrevista por la noche en Telecinco.
El PSOE andaluz y, con él, las federaciones más importantes -como Castilla-La Mancha, Extremadura o Asturias-, no se lo piensa permitir. Frenarán cualquier intento de Sánchez de ser investido presidente porque consideran que su papel es liderar la oposición. La hoja de ruta que Díaz ha puesto sobre la mesa, y que según los socialistas andaluces cuenta con el respaldo de los principales barones del partido, pasa por el 'no' rotundo a Mariano Rajoy y al PP y por el rechazo tajante a cualquier opción que suponga “poner en peligro de la unidad de España”. Insisten en que no se trata sólo de pactar con Podemos, porque “el bloque de izquierda no suma”, sino de plegarse a exigencias como las de un referéndum en Cataluña o quedar en manos de los partidos independentistas.
Ese doble no a PP y Podemos formulado con rotundidad por Susana Díazaboca, salvo que Rajoy lograse convencer a otras fuerzas, a la celebración deotras elecciones. Si Sánchez ha admitido que ese es el último escenario en el que quiere verse, los socialistas andaluces insisten una y otra vez en que “si hay que ir a elecciones, se irá”. Una apreciación que comparten casi al milímetro otras federaciones. Eso sí, todos apelan a la responsabilidad, a dejar de pensar en lo orgánico, instan a pensar en España y en la salvación del partido.
Posición calcada de Javier Fernández
Con nitidez lo expresó en público este miércoles el presidente asturiano, Javier Fernández: el PSOE no debe apoyar la investidura de Rajoy, y también ha de descartar pactos con Podemos mientras Pablo Iglesias "plantee la posibilidad de fragmentar el país". Así que la alternativa de nuevas elecciones "es un escenario que nadie desea, pero que está ahí y hay que contemplarlo". Fernández, considerado como un referente moral de todo el PSOE, sufre en sus carnes los plantes constantes de la formación morada, que le acaba de tumbar los Presupuestos de 2016.
Pero si Sánchez tiene una hoja de ruta y tratará de llegar a La Moncloa, Susana Díaz también maneja la suya y no descarta dar el salto a Madrid desalojando de forma inmediata al secretario general o postulándose como candidata del PSOE si hubiera que repetir las elecciones. Así lo ha transmitido a algunos referentes del partido y a responsables territoriales en esta semana de teléfonos calientes, por más que el núcleo duro de la baronesa andaluza insista en que “no están en eso” en estos momentos o en que “ahora no toca” ese debate interno. El PSOE-A pone más votos, más militantes y el 24,4% del nuevo grupo en el Congreso.
Los territorios recuerdan que la estrategia la marca el Comité Federal. La teoría es que “ante un escenario de extrema gravedad“, “mejor jugársela en elecciones”
Este sí puede ser el tren definitivo para que Díaz llegue a Madrid. Así lo confirman desde el puente de mando de su federación. De momento, la líder andaluza se está fajando para desactivar a Sánchez e impedir que lidere las negociaciones. Insisten una y otra vez en que ese papel es del Comité Federal, porque así lo dicen los estatutos, y así lo recordó este miércoles el presidente manchego, Emiliano García-Page, uno de los jefes territoriales más próximos a la jefa de la Junta.
Ella hará lo imposible por controlar y marcar los tiempos. La teoría es que abstenerse frente al PP o negociar con Podemos sería “un suicidio” y que “ante un escenario de extrema gravedad", “es mejor jugársela en otras elecciones”. Pero el PSOE tiene que construir el relato para volcar la carga de la responsabilidad de otros comicios en PP y Podemos. "Hay que decir no a Rajoy, no al derecho a decidir, no a un C's que se ha entregado al PP", resumen en el círculo de Page.
Tensión en las alturas
Todas estas opciones estarán sobre la mesa no sólo en el Comité Federal del lunes. También en la reunión previa que ha convocado Sánchez el domingo a las seis de la tarde, en la que se verá las caras con los barones. "La cosa es verdad que está muy revuelta ahora mismo", reconoce una integrante de la dirección federal, que resume que la "gran discrepancia" es que los principales presidentes autonómicos socialistas -Susana Díaz (Andalucía), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Javier Fernández (Asturias), Ximo Puig (Valencia), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Javier Lambán (Aragón)- no quieren un Gobierno liderado por Sánchez porque no hay números a la izquierda, mientras que él "y su camarilla de confianza", que no es toda su ejecutiva, sí creen que es posible. "Que la gente aguante un poquito. Hay que poner calma a esto. Estamos otra vez en el punto de salida". En la situación de meses, de convulsión interna y de cuestionamiento a Sánchez.
El secretario general intentará ahormar una posición común en ese encuentro del domingo, con objeto de que no se le vaya de las manos la cita del Comité Federal. Sabe que quedaría muy desautorizado si propusiera una resolución sobre la hoja de ruta para las próximas semanas y se la tumbara el máximo órgano entre congresos del partido.
En el núcleo de confianza del líder se repite que no hay “conflicto“ con los barones, puesto que Sánchez tampoco comparte el derecho a decidir
En el núcleo de confianza del líder señalan que "no hay conflicto con los barones", puesto que ellos y el secretario general "dicen lo mismo". Sánchez sí reprochó a Podemos que ponga "líneas rojas" como la del referéndum de autodeterminación de Cataluña, que el PSOE no comparte y en lo que no cederá pues no permitirá que "se trocee la soberanía nacional". Pero a partir de ahí, él sí cree que es posible una mayoría alternativa a la del PP. Fue tajante en su rueda de prensa del miércoles, la primera tras el 20-D: "Vamos a trabajar para que haya un Gobierno de cambio progresista". Un miembro de su equipo deplora que se escrute con lupa cada palabra que dice, cuando "es obvio que no puede decir ahora que se vaya a nuevas elecciones, aunque es el escenario más factible". Sánchez no concretó qué pacto prefería, pero algunos piensan que podría apoyarse en Podemos y C's, aunque Albert Rivera ya ha advertido de que no respaldará ningún acuerdo del que participe Pablo Iglesias.
"Pulsos en clave interna"
"Es una ensoñación pensar que Pedro puede liderar nada -contrapone un dirigente que conoce bien la trastienda de Ferraz-. Es falso que haya una mayoría de izquierdas, como él dice. La derecha suma más [los 123 del PP, los 40 de C's, los 6 del PNV, los 8 de Democràcia i Llibertat y el escaño de Coalición Canaria], otra cosa es que entre ellos haya independentistas. Si no hay un Gobierno, es un problema de la derecha, y así lo tenemos que mostrar, no nuestro. Salvo que ahora consideremos que C's no es la derecha, que se hartó él de decirlo en la campaña. Que asuma el coste Rajoy de que no haya Gobierno".
En el PSOE andaluz y en las cúpulas de las federaciones interpretan las últimas palabras de Sánchez -y sus gestos durante la campaña- como "pulsos en clave interna, puros y duros" para afianzarse en su liderazgo, más que señales sobre cómo encarrilar la gobernabilidad del país. Gestos para seguir al frente del partido. Y ahí tropieza con los principales barones, que tienen otro plan.
El secretario general se reunirá con sus barones el domingo para intentar ahormar una posición común y encauzar por la senda del acuerdo el Comité Federal
Plan que pasa por nuevas elecciones que se consideran difíciles de evitar, no porque se conciban como la mejor solución para el partido. ¿Y quién sería entonces el candidato socialista a La Moncloa? Aquí empiezan a destaparse las cartas. “Pedro, con un 22% de votos y 90 escaños, el peor resultado del PSOE en democracia, lo tiene difícil”, aseguran desde las filas del PSOE-A. El argumentario pasa también por destacar los resultados de los socialistas andaluces en relación con el resto de España y por subrayar la distancia a la que ha quedado Podemos en esta comunidad. El mensaje es que sólo Díaz es capaz de frenar a Iglesias. ¿Por qué ahora y no hace un año y medio? Las respuestas también están preparadas. La baronesa andaluza, aseguran, está “más que legitimada” para asumir este reto, ha ganado las últimas cuatro elecciones en Andalucía: las europeas de 2014, las autonómicas de marzo de 2015 -con ella de candidata-, las municipales de mayo y las generales del 20-D.
Sánchez, cuando fue preguntado si sería él de nuevo el candidato, no quiso responder. Porque para él el mandato de los españoles expresado el pasado domingo "vale".
Malestar con Luena
Las espadas están en alto desde el 20-D. De hecho no es ningún secreto que ya habría en marcha una gestora si el resultado de las elecciones no hubiera dibujado un escenario tan endiablado. En la sede andaluza del PSOE cundió el pánico ante las informaciones de que el secretario de Organización, César Luena, postulaba a Pedro Sánchez como presidente de un Gobierno de izquierdas antes de que estuviera cerrado el escrutinio.
La escenificación en Ferraz, la proclamación de un resultado “histórico” o “aceptable” y la imagen de los militantes coreando “presidente, presidente” activaron todas las alarmas. Díaz ha trabajado sin descanso desde el domingo para dejar claro que investir un presidente del PP o pactar con Podemos y la amalgama independentista llevaría al PSOE al “desastre”. Aunque Díaz y Sánchez han conversado en al menos dos ocasiones desde la noche electoral, ninguno de los dos ha hablado con franqueza.
En los territorios también sientan mal los modos de César Luena, o que el equipo federal “celebrara“ la salida de Madina, cosa que Ferraz niega
Además, la interlocución de las federaciones con el secretario de Organización,César Luena, ha sido muy tensa en las últimas horas. Reprochan al número dos que haya intentando imponer las tesis de Ferraz, haya ninguneado a los territorios y actuado por la vía de los hechos. “Imposiciones, ni una”, avisan desde el PSOE andaluz. Como también le afean que "celebrara", con parte de su equipo, la pérdida del séptimo escaño por Madrid durante el escrutinio, porque eso suponía la salida de la Cámara baja de Eduardo Madina, el rival de Sánchez en las primarias de 2014. Hecho que desmienten en el círculo del secretario de Organización: "Es absolutamente falso, no hay nada de nada de eso".
Bandos claros y el papel de la vieja guardia
En las federaciones también ha molestado que Luena enviara una carta a los secretarios de Organización -a la que ha tenido acceso El Confidencial [léela aquí en PDF]- donde informa de que se abrirá el proceso ordinario de congresos en primavera, porque así lo había acordado la ejecutiva. Reprochan a Ferraz que dé por hecho que será en esa fecha, cuando no ha pasado por el Comité Federal del próximo lunes. Y, de hecho, algunos miembros del máximo órgano ya avanzan que podría haber una alianza de los críticos con Sánchez para intentar adelantar ese cónclave a febrero -cuando corresponde por fecha- para así agilizar su sucesión e investir a quien, a día de hoy, tiene más papeletas para heredar el 'trono de hierro' socialista, Susana Díaz.
Y es que el anuncio de Sánchez de que optará a la Secretaría General en elpróximo congreso federal prendió la mecha y fue interpretado por Díaz como una declaración de guerra. Brecha agrandada cuando él azuzó el debate al remarcarle que ella sabe, por "cultura de partido", que ha de respetar lo que decida "la dirección federal" y el secretario general. "Ella es catedrática en cultura de partido", respondían indignados en el Gobierno andaluz.
La socialista no quiso ir a unas primarias hace 17 meses, pero desde su entorno aseguran que si llegara el caso “ganaría sin duda” a un Sánchez que la espera a portagayola. “Barrería”, insisten, porque tiene de su lado a las grandes federaciones (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Asturias, Valencia, Aragón, el ala del PSC que controla la exministra Carme Chacón, una parte de Canarias y el sector de Madrid contrario a la baronesa regional, Sara Hernández). Los peones de Sánchez, sin embargo, están en Castilla y León, Euskadi, Baleares, La Rioja -la federación de Luena-, Murcia, parte de Madrid y de Galicia y del PSC de Miquel Iceta. Aunque en su equipo siempre han subrayado que "la militancia" está con él, y es la que vota en los cónclaves.
El expresidente González almorzó este miércoles con Sánchez. Si intercediera a favor de una abstención a Rajoy, el PSOE-A se mostraría en contra
La batalla está abierta, los bandos están claros. Pero queda un factor importante en clave interna. La vieja guardia del partido no permitirá un pacto con Podemos -en eso están cien por cien con Díaz-, pero tampoco quiere que se repitan las elecciones.
Con Felipe González al frente, son muchos veteranos en el PSOE los que llaman al orden y advierten de que la mejor salida posible sería abstenerse frente al PP, conseguir cerrar un programa de gobierno con medidas concretas y preparase para liderar “con habilidad y sentido común” la oposición durante una legislatura corta a la que no auguran una vida de más de año y medio o dos años. González y Sánchez almorzaron juntos este miércoles, como adelantó 'Abc', después de que el socialista dijera 'no' a Rajoy en La Moncloa. Díaz también tiene una comunicación fluida con el expresidente. Si González ante los días de dura presión que se avecinan para el PSOE intercediera por una abstención que diera paso a Rajoy, desde el PSOE andaluz aseguran que se mostrarían radicalmente en contra. Insisten sin descanso en el 'no' al PP y el 'no' a Podemos, lo que implícitamente lleva a nuevas elecciones y a un 'no' a Pedro Sánchez como candidato.
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