‘Operación Susana’: liquidar a Pedro Sánchez, investir un candidato del PP y superar el desafío soberanista
Detrás del pulso que Susana Díaz libra estos días con Pedro Sánchez y su intención de precipitar el congreso federal se esconde su intención de controlar el PSOE para acabar facilitando la investidura de un candidato del PP que alumbre un Gobierno estable capaz de encarar, entre otros, el desafío soberanista.
La presidenta andaluza, Susana Díaz. - Foto Gtres
Susana Díaz y la mayoría de los barones socialistas, están convencidos de que Pedro Sánchez tiene las horas contadas por mucho que se escude en el apoyo que en julio de 2014 le dio la militancia. La presidenta andaluza encabeza una operación para descabalgarle de la secretaría general que no tiene solo como único objetivo el control del PSOE. En su entorno se admite que con ella persigue involucrar a los socialistas en la formación de un Gobierno estable facilitando la investidura de un candidato del PP, secuencia en la que el rey tiene la llave principal que ordena los tiempos. El argumento central descansaría en el desafío soberanista en Cataluña, al que se verá pronto de nuevo el rostro más preocupante, haya o no nuevas elecciones en esta comunidad.
Felipe VI podría retrasar la investidura hasta que no estuviera cocinado el acuerdo PP/PSOE/Ciudadanos
Felipe VI no está atado a ningún plazo para proponer un candidato a la investidura. Susana Díaz, según fuentes de la federación andaluza, quiere que lo haga cuando el pacto del PSOE con el PP y Ciudadanos esté lo suficientemente maduro y en condiciones de alumbrar un Ejecutivo respaldado por una mayoría parlamentaria sólida para poder ofrecer a los ciudadanos y también a los mercados un mensaje de normalidad institucional. Para ello es indispensable, a juicio de Díaz, desalojar a Pedro Sánchez de la secretaría generalmediante la convocatoria de un congreso que tocaría celebrar a finales de febrero. Desde el cuartel general del PSOE se insistió este martes en que será la ejecutiva la que decida cuando se fija este congreso, que Sánchez quiere desplazar a la primavera. Sin embargo, basta con que un tercio del comité federal, formado por 250 miembros, exija reunirse de nuevo para abordar la fecha congresual para que este debate no pueda esquivarse. Díaz y las federaciones que la apoyan, entre ellas la andaluza, la extremeña, la aragonesa, la asturiana y la castellano-manchega, están convencidos de que esta votación la tendrían ganada.
Si, finalmente, la ‘operación Susana’ prospera, el congreso se celebraría en marzo. La sultana andaluza, como la llaman en Ferraz, cree disponer de los resortes necesarios para hacerse con la secretaría general, ya que las federaciones que la avalan sumarían la mayoría de los delegados.Aspira a colocarse en el timón del partido por aclamación ya que si dependiera de unas primarias, el sistema que aupó a Sánchez al cargo hace año y medio, podría encontrarse con problemas. De hecho, fue lo que la echó atrás hace ahora 18 meses. Una vez controlara la ejecutiva federal, de la que quedarían barridos la mayoría de sus actuales miembros, podría imponer al grupo parlamentario, los 90 diputados conseguidos el 20-D, que facilitaran la investidura de un candidato del PP con el apoyo añadido de Ciudadanos. Esta es la opción preferida por el expresidente Felipe González, confesor habitual de la andaluza, por influyentes sectores empresariales y, como quedó claro en su intervención de este martes, también por Mariano Rajoy, con el importante añadido de que no contempla otro escenario que ser él mismo el candidato.
Susana Díaz está convencida de que controlaría el congreso del PSOE para ser ella la secretaria general
Es obvio que la operación se le caería encima a Susana Díaz si el congreso del PSOE se retrasara a la primavera, Rajoy se viera en la tesitura de afrontar sin éxito la investidura y, ante la inexistencia de otros candidatos con posibilidades de salir elegidos, Felipe VI decidiera, transcurridos 60 días desde la primera votación, convocar nuevas elecciones. La mayoría de las federaciones socialistas comparten la opinión de que habría que borrar a Pedro Sánchez del cartel electoral a la vista de los resultados del 20-D, pero éste siempre podría refugiarse en el voto de los militantes, enarbolando ante las bases del partido una bandera potente, la de haber resistido los embates del Ibexy de los poderes económicos, a los que el propio líder socialista vincula en privado con los movimientos de Susana Díaz.
La primera advertencia en esta dirección la hizo el pasado lunes en laintervención inaugural del comité federal. Sánchez dijo literalmente: “Desde la derecha política y sus aliados tradicionales se ha procurado el desgaste del PSOE para compensar la previsible reducción de apoyos al PP. Y desde el resto de la izquierda política se ha procurado también el desgaste del PSOE para dividir al electorado progresista, favoreciendo indirectamente el triunfo del PP. De hecho, durante los últimos meses, todos las atenciones y todas las estrategias electorales parecían centradas en competir con el PSOE por los apoyos en el electorado socialdemócrata. Los poderes económicos intentaron condicionar y hasta someter al PSOE, y no lo lograron. Yo, personalmente, pasé el rubicón frente a sus pretensiones cuando declaré la incompatibilidad del PSOE con el PP y su máximo dirigente, Mariano Rajoy. De ahí los duros ataques de la derecha. Hoy somos más fuertes, podemos reivindicar la autonomía que nos exigen los ciudadanos para decirles alto y claro que todo lo que hagamos, todo lo que decidamos, estará siempre al servicio del interés de la mayoría de españoles…”.
Pedro Sánchez ya presume de autonomía frente a los "poderes económicos" que han intentado someter al PSOE"
En el equipo del todavía secretario general se reconoce que, a pesar de esta bandera, Sánchez tiene más posibilidades de perder que de ganar este pulso. El mandato del comité federal le ha cerrado las puertas a negociar con el PP, le ha mostrado una ventana imposible de abrir para dialogar con Podemos y, por si fuera poco, le ha cortado las alas para decidir en solitario cuándo convoca el congreso, a riesgo de romper el partido. Los pesos pesados del PSOE siguen moviéndose en la sombra para evitar esta fractura.
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