La obra protagonizada por el PSOE para conseguir la investidura de Pedro Sánchez en segunda votación, el próximo 5 de marzo, sufrió una contorsión dramática decisiva. Y, si se mira la cuenta de resultados, ruinosa. Porque ni el secretario general -si nada cambia- podrá ser elegido presidente del Gobierno en una semana ni ha conseguido retener a su lado no ya a Podemos, sinotampoco a las pequeñas fuerzas progresistas, Izquierda Unida y Compromís, con las que quería presionar a Pablo Iglesias. Las tres se apearon y salieron de la mesa de negociación, con mejores o peores formas, con discursos más o menos beligerantes. El PSOE ha firmado un pacto, sí, y se ha anotado 40 escaños más de los 90 puestos, pero se ha quedado más solo. Su estrategia encaminada a tejer un acuerdo "transversal", mirando a la vez a izquierda y derecha, intentando hacer abstracción del abismo ideológico que les separa, saltó anoche por los aires.
Pedro Sánchez unió su suerte a la de Albert Rivera, acuerdo mediante. Los dos firmaron este miércoles un documento de 66 páginas y 200 medidas -'Acuerdo para un Gobierno reformista y de progreso' [aquí en PDF]- abocado previsiblemente al fracaso en la investidura casi inminente. Y lo presentaron después en una cuidada puesta en escena, delante del simbólico cuadro 'El abrazo' de Juan Genovés, icono de la Transición.
El secretario general se esforzó en insistir en que ese pacto "sí suma", y que quienes no lo crean es que "no han entendido nada". Un "primer paso", elogió, en el fondo consciente de que esa rúbrica solo suponía el apoyo de 130 escaños, insuficientes para salvar su elección sin la abstención del PP o la de Podemos. Y ambos ya adelantaron que no. No solo eso: el resto de la izquierda fue descolgándose, igual que avanzaba el malestar interno -prudente, pero malestar- con un acuerdo suscrito solo con la derecha y que, negro sobre blanco, no servirá para llevar al líder en volandas hasta La Moncloa. Sánchez, su dirección y el equipo negociador buscaban irradiar satisfacción tras horas y horas de negociaciones. Por fin había parto: un documento sin "fecha de caducidad", que blinda el matrimonio PSOE-C's incluso más allá del 5 de marzo, que representa un "camino de generosidad" en el que "no ha cedido nadie", sino que los dos partidos "han cedido para que ganen los españoles". La formación naranja se apunta la victoria porque cree que entre el 70% y el 80% de sus propuestas iniciales fueron recogidas. El PSOE, mientras, se afanó en vender que las renuncias a su programa no eran tales.
La cuestión de la reforma laboral
Pero mucho le costó justificar que, si vuelve al Gobierno, se "derogará la reforma laboral", como proclamó ufano Sánchez, pese a que en ninguna parte del texto figura así. La versión de la cúpula es que aunque no aparezca el término, sí está claro cuál es el propósito, que es anular los aspectos "más lesivos", "más nocivos" de la legislación que el PP aprobó en 2012. "La derogación es derogación, aunque no lo pongamos. El Quijote es el Quijote aunque no tenga ese título", alegaban.
La polémica por la denominación no es gratuita porque antes, durante y después de la campaña Sánchez reiteró hasta la saciedad que una de sus primeras medidas como presidente sería derogar la reforma laboral. Más aún,la presión interna le hizo precisar, para el programa del 20-D, que derogaría "toda" la normativa del PP de 2012. Ahora, el PSOE explica que el texto no es un programa electoral, ni el suyo, ni el de C's, sino una redacción acordada, y que por tanto no puede contentar al cien por cien a todos. Pero el equipo negociador también aproximó posturas con la formación naranja en una cuestión controvertida, la del contrato único. La dirección enfatizó que los contratos indefinidos seguirían existiendo, y que esa indemnización creciente se aplicaría a los temporales (12 días el primer año, 16 el segundo y 20 el tercero), ahora rebautizados como "estables y progresivos", de una duración máxima de dos años. No se cambia el coste de los despidos en contratos indefinidos. También a propuesta de C's se incorpora la llamada mochila austriaca.
La dirección se afanó en los logros del documento, pese a que contiene importantes cesiones, como el contrato único o la revisión del copago farmacéutico
No solo eso. Socialistas y naranjas acordaron no subir el IRPF y delegar en una comisión de expertos el estudio de la tributación de la riqueza. Pero no se aprobaría de forma inmediata. Pactaron una subida de "al menos el 1%" del salario mínimo en 2016 (el mismo pírrico aumento impulsado por el Gobierno este año), o la reducción de los fondos del ingreso mínimo vital (de los 6.500 millones iniciales pasa a 7.000, pero esa cantidad se destina a esa medida, a las prestaciones por hijo y el complemento salarial que quería Rivera). Tambiénse habla de "revisar" -y no derogar- la 'ley mordaza', de "paralizar el calendario de implantación de la Lomce" -y no derogarla-, de "garantizar que elcopago farmacéutico no sea una barrera de acceso" -y no "revisarlo"- y tampoco se desarrolla el modelo de Estado federal, una de las grandes apuestas estratégicas del PSOE desde la 'Declaración de Granada' de 2013. ”
Sánchez edulcoró durante su comparecencia las renuncias a su programa, haciendo hincapié en que la identidad del PSOE estaba bien presente en el documento: "Justicia social, derechos, diálogo, oportunidades y libertades". No convenció a algunos de los suyos. "Ciudadanos nos la ha metido doblada", indicaba gráficamente una dirigente. En la reunión de la ejecutiva, Luz Rodríguez, la secretaria de Empleo, advirtió de la 'compra' que su partido había hecho del contrato único. Ella pertenece al ala izquierda de la dirección, y yachocó con el exministro Jordi Sevilla -gurú del programa y miembro del equipo negociador- por la cuestión laboral.
Reacción furibunda de Podemos
Pero eso no satisfizo ni mucho menos a Podemos, que decidió romper la baraja y levantarse de la mesa de negociación a cuatro, abierta solo desde el lunes, y que únicamente había podido celebrar dos reuniones. El texto, dijo Íñigo Errejón, no es "ni progresista ni reformista" y "va a hacer las delicias del Ibex 35 y de los sectores privilegiados". El portavoz parlamentario de la formación morada cargó contra pasajes del documento, como la "tercera reforma laboral encubierta" o el supuesto abaratamiento del despido, que el PSOE niega tajantemente. Así que lo que espera a Sánchez la próxima semana es una "investidura fallida", dijo, salvo si el PP se abstiene. Podemos, para no aparecer como el culpable de la ruptura, tendió la mano a la negociación, aunque en principio para después del 5 de marzo. Antes, difícil.
La pelea giró sobre la construcción del relato. La formación emergente, echándole la culpa a los socialistas. Y estos, saliendo en tromba contra Iglesias y agitando el fantasma de la pinza. Antonio Hernando, el portavoz parlamentario del PSOE y jefe del comité de diálogo, acusó a Errejón de "mentir" y de usar "burdas excusas" para levantarse de la mesa. "Hoy, la gran esperanza de Mariano Rajoy se llama Pablo Iglesias". Podemos, abundó, "vive mejor con Rajoy y con el PP".
La estrategia de los socialistas pasaba por pactar con C's, retener a IU y Compromís y acorralar a Podemos. Ahora ese plan se le ha desbaratado
Con el puñetazo de Podemos podía contar el PSOE. Pero no con que también IU y Compromís le volvieran la espalda. Con ambos se reunió en el Congreso para intentar persuadirles de que podían mantener el canal de comunicación y seguir avanzando más pasos, como de hecho había ocurrido antes de la puesta en marcha de la mesa a cuatro. Era su estrategia: firmar con C's y volcarse en las dos formaciones de izquierda para trenzar un acuerdo "transversal" y presionar con ello a Podemos. Aunque IU (dos escaños) y Compromís (cuatro) no aportasen mucho peso numérico, su importancia era simbólica, ya que permitía barnizar el programa de gobierno de Sánchez de un acusado sesgo de izquierdas.
A la espera del espacio a cuatro
No pudo ser. O no por ahora. Porque si algo ha quedado claro en las últimas semanas es que las posiciones rotan más fácilmente de lo que podría pensarse a simple vista. IU y Compromís confirmaron que también se levantan de la mesa. No como Podemos, eso sí, porque de hecho ambas quieren revitalizar el espacio a cuatro y no lo dan por muerto, y quieren persuadir a la formación morada de que vuelva a la negociación, aprovechando que el PSOE les prometió a ambas "revisar" y "ampliar" el documento pactado con Ciudadanos. El partido de Sánchez luego precisó que está dispuesto a desarrollar y completar el acuerdo ya suscrito con C's, pero no modificarlo, informa Efe.
IU votará "clarísimamente en contra" si se mantiene el texto C's-PSOE. La federación y Compromís quieren que se rehaga el foro de izquierdas
Pero mientras Podemos no regrese, ni IU ni Compromís se sentarán a la mesa.Sol Sánchez, diputada de IU-UP, subrayó que ahora "el único foro válido" para intentar un Gobierno de cambio es el diálogo a cuatro, porque en él habían volcado sus avances con los socialistas y por eso su grupo seguirá trabajando "hasta el final" para que se recomponga. Eso sí, si eso no sucede, si el único documento sobre la mesa es el de PSOE y C's, IU-UP votaría "clarísimamente en contra" de la investidura del candidato socialista.
Joan Baldoví, portavoz de Compromís, también entonó la misma melodía: se abre un "paréntesis en las negociaciones" en tanto no vuelva Podemos, porque no tendría sentido seguir hablando cuando el documento acordado "desafina mucho" para "muchísima gente" y no sirve para lograr la investidura. "Ha conseguido aglutinar a más de 200 votos en contra y solo 130 a favor. Va más dirigido a conseguir la abstención del PP que a articular una mayoría de cambio. No representa el espíritu del Acuerdo del Botánico", el que firmaron PSPV, Compromís y Podemos en el verano de 2015 y que dio a Ximo Puig las llaves de la Generalitat valenciana. Baldoví, igual que IU-UP, hizo un "llamamiento" al PSOE, para que "recapacite" y retome el espacio a cuatro, porque de lo contrario se "estrellará" en el pleno del Congreso la próxima semana. El portavoz no quiso adelantar el sentido del voto, porque lo decidirán los órganos de la coalición, pero sí anticipó que le "chirría" que no se diga en el texto que se derogará por completo la 'ley mordaza'.
Ni Sol Sánchez ni Joan Baldoví argumentaron de forma exhaustiva qué partes del documento pactado con C's no les satisfacen. Y eso es lo que quiere el PSOE, que digan qué medidas les molesta, porque entienden que el texto es "compatible" con sus demandas. Pero ya Alberto Garzón había advertido de que en su formación se sentirían "incómodos" estando al lado de Rivera, igual que fuentes de Compromís confirmaron que no querían sentirse "instrumentalizados" por el PSOE, conscientes de que Ferraz quería retener su apoyo para así presionar a Podemos. Con la marcha (por ahora) de ambos socios, se le desbarata su estrategia y se le complica sobremanera la investidura a Sánchez.
El lío con las diputaciones
Pero el secretario general no solo tiene un problema fuera de su partido. También dentro. El presidente de la Diputación de Jaén, Paco Reyes, anunció que pedirá el voto en contra del acuerdo por su oposición a la supresión de los entes provinciales y su sustitución por un consejo de alcaldes. La jefa de la Diputación de Cádiz, Irene García, exigió a Ferraz que rectifique ese punto. El presidente de la Diputación de Huelva, Ignacio Caraballo, defendió los servicios a los pueblos de las instituciones provinciales. Todos socialistas. El presidente manchego, Emiliano García-Page, subrayó que las diputaciones se mantuvieron como "contrapeso" y "freno" a las autonomías y recordó que la Generalitat de Catalunya fue la primera institución que quiso "cargárselas". Prueba del descontento que ha generado este asunto. Y Javier Lambán, presidente de Aragón, advirtió de que con un pacto de gobierno del PSOE solo con C's, y sin Podemos, los socialistas corren el riesgo de "perder su identidad" y ver "desplazada" su posición ideológica a ojos de los votantes. Sobre todo si llegan nuevas elecciones el 26 de junio.
Cargos locales y autonómicos del PSOE salen en cascada para protestar por la eliminación de las diputaciones y por un acuerdo solo con Ciudadanos
Tanto Lambán como Page están alineados con la andaluza Susana Díaz, y como ella receleban de un entendimiento con la formación de Iglesias, más aún si dependía de la abstención de los independentistas. La firma del pacto, pues, ha reabierto las heridas con Sánchez.
Estaba claro desde el principio que la estrategia del PSOE para investir a Sánchez era una operación de altísimo riesgo. Que no era sencillo mirar a izquierda y derecha, cuidar las dos bandas. Este miércoles, ese sueño se desinfló. Y en una semana, si nada cambia, Sánchez puede estrellarse contra el muro del no del Congreso. Aunque aún dispondrá de 60 días adicionales para intentar su elección como presidente del Gobierno. Dos meses que pueden dar para mucho.
... Y en medio, la consulta exprés a la militancia diseñada para reforzar el liderazgo de Sánchez
Mañana viernes, los en torno a 190.000 militantes socialistas -Ferraz aún no ha facilitado el censo definitivo- están llamados a la consulta exprés anunciada por Pedro Sánchez por sorpresa en el último comité federal. Deberán responder sí o no a la pregunta aprobada este miércoles por la ejecutiva: "El PSOE ha alcanzado y propuesto acuerdos con distintas fuerzas políticas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. ¿Respaldas estos acuerdos para conformar un Gobierno progresista y reformista?".
Una pregunta genérica, que no inquiere a las bases directamente sobre el acuerdo ya firmado con C's y el alcanzado con la única diputada de Coalición Canaria. Los dos únicos pactos cerrados que existen a día de hoy. La formulación pretende dar carta blanca al secretario general en su búsqueda de la investidura, antes del 5 de marzo... y aun después.
Los militantes podrán votar telemáticamente el viernes y el sábado. Y los que hayan optado por el sufragio presencial y en urna, tendrán las urnas abiertas el sábado 27. Su veredicto no es vinculante, aunque sí compromete políticamente al comité federal, que se reúne el lunes 29.
Si finalmente el 3 de mayo se publica el decreto de convocatoria de elecciones para el 26 de junio, contará y mucho el relato que los partidos hagan sobre por qué hay que abocar al país a una repetición de las generales. Sánchez se ha vestido en las últimas semanas contraje presidencial, y lo explota casi a diario. Pero el problema de su pacto con C's, según observan algunos en el PSOE, es que si no logra sumar a la izquierda, entonces habrá dejado el camino expedito a Podemos. "Nos hemos posicionado con la derecha", resume una dirigente. Y eso que Sánchez repitió en campaña que Ciudadanos era "la nueva derecha", las "Nuevas Generaciones del PP".
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