"El mundo es inseguro para las grandes fortunas. Por eso, muchos compran arte"
Por Virginia Drake Fotografía: Javier Ocaña - XL Semanal
Nací en Inglaterra hace 53 años. Soy hija del barón de Rothschild y presido el patronato de la National Gallery (Londres). 'La improbabilidad del amor' (editorial Suma) es mi segunda novela.
XLSemanal. Es la primera mujer al frente de la National Gallery.
Hannah Rothschild. Sí. Es un gran honor, algo fantástico. Romper un techo de cristal tiene su puntito.
XL. ¿Ser la mayor de los cuatro hijos de Jacob Rothschild impone carácter?
H.R. ¡Nada! Era muy irresponsable de joven. Lo bueno de ser hija, y no hijo, es que nadie espera mucho de ti. Toda la atención recae sobre el varón: en casa, sobre mi hermano. Por eso siempre pude permitirme un montón de cosas.
XL. Bien mirado, es casi una ventaja.
H.R. Totalmente, aunque las cosas están cambiando y hoy soy yo la que trabaja con mi padre. Aunque, por si acaso, pruebo fortuna escribiendo libros [ríe].
XL. De pequeña la llevaban a los museos y se aburría soberanamente...
H.R. Muchísimo, pero como tenía mucha imaginación me inventaba historias sobre los cuadros e intentaba que me hablasen y me contasen lo que habían visto y vivido. Por eso, en esta novela, el protagonista es un cuadro que habla.
XL. ¿Con qué cuadro entablaría una larga conversación?
H.R. Con Las meninas. ¡Imagina lo que contarían esas niñas y los perros y los bufones... y Velázquez! Todo el mundo quiere descifrar su misterio.
XL. Con los años, ¿qué acumulan más los cuadros: belleza o polvo?
H.R. A veces, la belleza la tapa lo que el cuadro recibe: lo que debe sufrir cada vez que alguien respira sobre él, fuma o incluso se tira un pedo [ríe]. Son cientos de años acumulando efluvios humanos...
XL. ¿En qué se parece usted a la protagonista del libro?
H.R. En que a mí, de joven, también me rompieron el corazón... y más de una vez. Cuando entré en el mundo del arte, era muy ingenua. Esa parte del libro es real.XL. En su mundo de ricos, ¿los amantes se regalan cuadros millonarios?H.R. ¿A mí? En sueños. Solo una vez me regalaron un cuadro y no fue un amante. Una pena. ¡No pierdo la esperanza! [Ríe].
XL. En su libro se traiciona, se roba y se mata por un lienzo. ¿El mundo del arte es tan corrupto e inmoral como narra?
H.R. No son todos así, ni mucho menos; pero algunos no van muy derechitos. El dinero tiene mucho que ver con esto.
XL. ¿Conoce a mucha gente con problemas de inversión?
H.R. Sí, les cuesta saber dónde poner el dinerito. El mundo es un lugar inseguro para las grandes fortunas; esta es una de las razones por las que invierten en arte y los precios suben. El arte siempre va tras el dinero.
La duda ofende
«Tomo un Earl Grey tea, desde luego, y un par de tostadas. Pongo, además, en un bol grande yogur y encima diversas frutas, unas cuantas nueces y miel».
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