Ese clima sombrío planea sobre la próxima entrevista entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Si es que se celebra antes de Semana Santa, que eso no está del todo claro aún. Ambos se comprometieron a verse para reanudar el diálogo antes del parón vacacional, pero ya solo queda disponible en la agenda el miércoles. El secretario general del PSOE se desplaza este lunes a Canarias, y pasará allí toda la jornada y parte del martes, cuando se vuelva a la capital. Lo cierto es que la cita no está confirmada por ninguna de las dos partes. Tanto en la dirección socialista como en la de Podemos no descartan que la reunión tenga que aplazarse a después de Semana Santa si no se logran casar las agendas de ambos líderes.
Sánchez está dispuesto a mantener su segundo cara a cara tras las elecciones con Iglesias -el primero fue el 5 de febrero, en el Congreso-, aunque la esperanza de que su interlocutor afloje el pulso sea lejana. Por eso mismo, miembros de su comisión negociadora le han desaconsejado que se vea con él, porque "no tendría sentido" si el jefe de la formación morada no lanza señales previas de que puede ceder. "Reunirse para certificar que no hay puntos de encuentro es estúpido -sentencia uno de los negociadores socialistas a El Confidencial-. Si Pablo quiere hablar de sillones o de que renunciemos al acuerdo con Ciudadanos... no hay posibilidad. Sí creemos que una reunión que parta de esas premisas es absurdo. Y Pedro participa de esta argumentación. Para que tenga sentido esa entrevista a dos, se tiene que prever que sirva para avanzar algo". "Verse ahora, ¿para qué? Esta reunión no puede ser un fracaso más. Hay que trabajarla y eso necesita tiempo y silencio", argumenta a su vez otro de los dirigentes del PSOE implicado en las negociaciones.
Aprovechar el "último cartucho"
Miembros del equipo de diálogo designado por Sánchez tienen la convicción, por tanto, de que una cita entre los dos líderes no puede ser mal aprovechada, que salir de la misma con otro portazo mutuo sería "gastar el último cartucho". Porque entretanto el tiempo va corriendo. En la cúpula socialista entienden que Podemos ha de trasladar primero qué opina de ese Gobierno "transversal" que busca su jefe de filas, cuál es su juicio de las medidas contenidas en el programa de gobierno suscrito con Albert Rivera, qué exige para ofrecer una abstención, absolutamente necesaria para que la investidura de Sánchez prospere. "Pero es que hasta ahora se ha negado a reunirse con nosotros", se quejan. En cuanto Sánchez y Rivera firmaron su entente, Iglesias se levantó de la mesa, y no ha habido más contactos formales entre los dos partidos. Ni siquiera se han visto Alberto Garzón y los negociadores de Podemos, encabezados por Íñigo Errejón, pese a que el portavoz de IU en el Congreso le pidió cita el pasado martes. El diputado y los suyos sí se vieron con los socialistas el jueves, sin que se produjeran avances, porque todo está a la espera de que cuaje el entendimiento entre las dos grandes formaciones de izquierdas. Sin un mínimo consenso entre ambas, pensar en la investidura es una entelequia."Verse ahora, ¿para qué? Esta reunión no puede ser un fracaso más. Hay que trabajarla y eso necesita tiempo y silencio", asegura uno de los negociadores
Los negociadores advierten de que las hojas del calendario van cayendo, y cada vez quedan menos. Ya han pasado 92 días desde el 20-D. Aunque la fecha tope sea el 2 de mayo -para entonces tendría que estar elegido un nuevo presidente del Gobierno, y si no las Cortes se disolverán automáticamente y se convocarán elecciones para el 26 de junio-, realmente se tendrá que saber días antes si hay o no opciones de que esta vez una investidura sí triunfaría. Es decir, que no se podrán apurar los tiempos tanto como en Cataluña, donde Junts pel Sí y la CUP alcanzaron un acuerdo un día antes del fin del plazo, de forma que se pudo convocar el pleno en el Parlament y elegir a Carles Puigdemont como sucesor de Artur Mas por mayoría absoluta.
Que no piense en los sillones
Las expectativas respecto a un viraje de Podemos son, hoy por hoy, bajas. Ya decayeron para los socialistas cuando Iglesias purgó al sector "más moderado". Ahora, con Pablo Echenique al frente de la Secretaría de Organización, Ferraz se mantiene prudente: reconoce que se alineó con los anticapitalistas en la asamblea fundacional de la formación morada, pero también que fue capaz de pactar con Javier Lambán y le hizo presidente de Aragón. "La verdad es que Pablo nunca ha dado muestras reales de querer negociar. Pero tampoco tienen ellos un comportamiento predecible como el de IU o PNV. Tenemos claro que el PP no va a cambiar su voto, pero con Podemos no sabemos", asegura uno de los negociadores. A lo que se aferra el equipo de Sánchez es que al final a Podemos le venza el miedo a empeorar sus resultados en unas nuevas elecciones, circunstancia que podría agravarse con su crisis interna. "Esperamos que recapaciten", aseveran fuentes oficiales.La esperanza de la cúpula socialista es que Podemos se abstenga, aunque advierte de que el tiempo se agota y el modelo catalán no se puede calcar
Eso es lo que trasladan en sus declaraciones públicas los portavoces socialistas. Este domingo, la secretaria de Ciencia, Participación y Política en Red, María González Veracruz, reclamaba a Iglesias "que piense un poquito en la gente y menos en los sillones" y no mantenga a Rajoy en La Moncloa. "Ya está bien de desplantes, imposiciones imposibles y líneas rojas como el derecho de autodeterminación en Cataluña", dijo. "Si Pablo Manuel Iglesias rectifica hoy, podríamos tener otro Gobierno", añadió. El sábado, el secretario de Organización del PSOE, César Luena, advertía desde Burgos de que "si hay voluntad", todavía "hay tiempo", pero es necesario "abandonar la actitud de bloqueo". Sánchez pidió esta semana incluso la mediación del primer ministro griego, Alexis Tsipras, con quien coincidió en Bruselas. El líder de Syriza se negó. Una petición que irritó a algunos cuadros socialistas.ésar Luena: “Hay que abandonar la actitud de bloqueo”
Pero Sánchez no tiene muchas más opciones. O Podemos se abstiene o España irá a nuevas generales. "O cambio o elecciones", según el mantra repetido por el secretario general. Abandonar a Rivera para abrazar a Iglesias y su Gobierno de coalición no entra por ahora en los planes de Ferraz.
El congreso se mantiene en su fecha, salvo nuevo consenso de Ferraz y las federaciones
Si nada cambia, el PSOE se dirigirá hacia su 39º Congreso Federal de forma inexorable. Ferraz sondeó a federaciones críticas y afines para ver si había consenso suficiente para retrasar el cónclave. Los territorios más distanciados de Pedro Sánchez, sin embargo, esquivaron la pelota: algunos barones de peso creen que podría ser conveniente aplazarlo, pero quieren que sea Ferraz el que dé el paso y tome la decisión de posponerlo. Y en el aparato federal desean que sean los barones los que pidan ese retraso. Resultado: un pulso soterrado por la fecha del congreso, lo mismo que hace meses.
En el comité federal del 30 de enero, Sánchez tuvo que ceder y aceptó situar el cónclave el 20, 21 y 22 de mayo, como un mes antes de lo que pretendía. Pero 15 días antes, el 8 de mayo, los 190.000 militantes del PSOE podrán elegir por sufragio directo a su secretario general. Ello implica que del 11 al 14 de abril se deberán anunciar las precandidaturas y del 15 al 25 del mes próximo se prolongará el periodo de recogida de avales. Para paralizar todo este calendario congresual ya aprobado, debería reunirse de nuevo el comité federal.
"Si hay consenso de las federaciones del PSOE para cambiar la fecha, se hará", decía la secretaria de Política Municipal, Adriana Lastra, una dirigente muy próxima a Sánchez, el pasado jueves en TVE, añadiendo que no es buen momento ahora para ponerse a recoger avales. Calcaba las palabras de su jefe. En las federaciones afines también se siente que sería conveniente aplazar el cónclave. En las críticas, no quieren dar pasos en falso y prefieren que sea Ferraz quien explique por qué es mejor retrasarlo -"son ellos los que tienen todos los argumentos y los datos", repiten varios dirigentes- y haga la propuesta formal. Los barones salieron escarmentados del intento de desbancar al líder tras las generales, porque sus maniobras no fueron entendidas por la militancia. Ahora prefieren no asumir riesgos. De los tiempos están pendientes Susana Díaz y todo el PSOE.
En el comité federal del 30 de enero, Sánchez tuvo que ceder y aceptó situar el cónclave el 20, 21 y 22 de mayo, como un mes antes de lo que pretendía. Pero 15 días antes, el 8 de mayo, los 190.000 militantes del PSOE podrán elegir por sufragio directo a su secretario general. Ello implica que del 11 al 14 de abril se deberán anunciar las precandidaturas y del 15 al 25 del mes próximo se prolongará el periodo de recogida de avales. Para paralizar todo este calendario congresual ya aprobado, debería reunirse de nuevo el comité federal.
"Si hay consenso de las federaciones del PSOE para cambiar la fecha, se hará", decía la secretaria de Política Municipal, Adriana Lastra, una dirigente muy próxima a Sánchez, el pasado jueves en TVE, añadiendo que no es buen momento ahora para ponerse a recoger avales. Calcaba las palabras de su jefe. En las federaciones afines también se siente que sería conveniente aplazar el cónclave. En las críticas, no quieren dar pasos en falso y prefieren que sea Ferraz quien explique por qué es mejor retrasarlo -"son ellos los que tienen todos los argumentos y los datos", repiten varios dirigentes- y haga la propuesta formal. Los barones salieron escarmentados del intento de desbancar al líder tras las generales, porque sus maniobras no fueron entendidas por la militancia. Ahora prefieren no asumir riesgos. De los tiempos están pendientes Susana Díaz y todo el PSOE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario