Ortega realizó una carrera de menos de más. Comenzó muy mal y acabó de manera excelente, con una gran remontada en la segunda mitad de la carrera. Sus primeros metros fueron muy malos, y eso lo pagó en el resto de la prueba. El español tuvo el mejor tiempo de reacción de todos los finalistas, pero se quedó clavado en los primeros pasos y perdió mucha distancia con McLeod, que dominó la carrera de principio a fin.
Orlando Ortega: "Ojalá Cuba cambie mucho más de lo que está cambiando"
"Como siempre, es característico en mí, tengo una arrancada pésima. Pero sé que la segunda parte de la carrera es lo mejor que tengo. Después de la quinta valla he salido a remontar, y en la décima me vi en posición de medalla y salí a buscar la línea de meta con todo. Y cuando mire para la pantalla y me vi segundo no me lo podía creer. Fue una carrera sumanente dífícil", relató Ortega. Su puesta en acción fue mala, pero en el despliegue de la carrera demostró ser tan bueno como el mejor corriendo.
O al menos pasando la valla. Ortega ataca con agresividad los obstáculos, no pierde velocidad en el paso y no roza el listón cuando pasa su pierna izquierda por encima. Lo tiene todo absolutamente calculado. Es más, en las tres series que ha tenido que correr en estos Juegos no ha tenido ni un solo problema con los pasos, y eso que en la primera de sus pruebas tuvo que lidiar con una fuerte lluvia. No importa, quien tiene perfectamente trazado el paso no se fija en las condiciones. Solo McLeod fue mejor que él, más por potencia que por otra cosa. El jamaicano había ido siendo el mejor en todas las fases de la competición y en esta ocasión no fue diferente.
Atletismo en los JJOO: horarios, españoles y sistema de competición, de Beitia a Bolt
Ortega, de 25 años, debutó en una gran competición con España en estos Juegos Olímpicos. Unos meses después de desertar de Cuba, tras el Mundial 2013 celebrado en Moscú, el atleta se instaló en España. En julio de 2015, el Gobierno le concedió la nacionalidad por carta de naturaleza, pero la norma de la IAAF, que establece una plazo de tres años para que el atleta compita con su nuevo país, le habían impedido representar hasta ahora a España. El visto bueno para participar en los Juegos lo recibió solo unos días antes del comienzo.
"Quiero agradecer a España..."
Terminó la carrera, se enfundó en una bandera de España, dio unos pasos y rompió a llorar. Era un hombre feliz y, sobre todo, y como no dudó decir, un hombre agradecido. "Muchas gracias por esta oportunidad, quiero agradecer a España la confianza que ha puesto en mí", comentó en cuanto encontró delante el micrófono de TVE. Aún lloraba, la voz estaba entrecordada, pero no quería dejar pasar la oportunidad para recordar a los suyos. Es algo normal en todos los atletas, casi obvio, pero su historia personal hace de eso algo un poco más complicado. "Quiero agradecer a mi familia, a mi familia en Cuba, a mi madre que vive en Estados Unidos, a mi padre y entrenador. Yo dije que iba a darlo todo en la final y creo que el objetivo está cumplido", declaró. Efectivamente, estaba cumplido.Y después, con la plata ya conseguida, prometió más en el futuro. "Estoy seguro de que van a venir más éxitos para España. Han sido tres años sumamente difíciles, solo quienes han creído en mí saben lo que he sufrido. Estoy muy contento. Orlando no tiene límites, yo no me pongo límites, van a venir más éxitos, se explayó antes de confesar que en semifinales había tenido "mucho miedo", pero que en la final, cuando se reparte el metal, solo había salido a divertirse.
La medalla de Ortega es la mejor noticia hasta el momento del atletismo español, que se llevó una decepción con la marcha. Miguel Ángel López, campeón del mundo en los 20 km, solo pudo acabar undécimo. A España aún le queda una buena opción en Ruth Beitia, que debuta el jueves en el salto de altura. Se mete en la final, el sábado luchará por meterse en la final. Además, la medalla de Ortega vale para quitarse un peso de encima, pues el contador de tiempo sin medalla para el atletismo español se remontaba a Atenas 2004 y empezaba a ser una ausencia dolorosa. Orlando Ortega ha servido para calmar esa ansia.
Sergio Fernández y un récord que "es secundario"
Antes de la final del 110 metros vallas hubo un récord nacional en el estadio de Engenhao. Sergio Fernández, subcampeón de Europa el mes pasado en Ámsterdam, batió el récord nacional de 400 metros vallas, el más antiguo del atletismo español.
"Me quedo con un sabor agridulce porque quería estar en la final. El récord es secundario Ya mañana lo celebraré", declaró el vallista, que acabó tercero en su serie con un tiempo de 48.87, por debajo de los 49 segundos del récord establecido por José Alonso en 1987. Fernández se quedó a solo dos centésimas del keniano Tumuti, que entró en la final.
"Me quedo con un sabor agridulce porque quería estar en la final. El récord es secundario Ya mañana lo celebraré", declaró el vallista, que acabó tercero en su serie con un tiempo de 48.87, por debajo de los 49 segundos del récord establecido por José Alonso en 1987. Fernández se quedó a solo dos centésimas del keniano Tumuti, que entró en la final.
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