MADRID (Reuters) - La agencia de calificación de crédito Moody's (NYSE:MCO) dijo el miércoles que el plan reestructuración de Abengoa (MC:ABGek) no elimina la incertidumbre pese a reconocer las bondades de la imperativa reducción de deuda planeada.
"Creemos que la reestructuración propuesta, si es plenamente ejecutada, probablemente resultará en una estructura de capital más sostenible, con un significativo ahorro de costes para Abengoa y favorable desde el punto de vista de crédito, pero también creemos que el éxito del plan de viabilidad sigue siendo incierto", dijo la agencia.
El grupo español de ingeniería presentó a mediados de mes su último plan de reestructuración para evitar la quiebra que, aunque cuenta con el visto bueno de sus principales bonistas y bancos, solo podrá ejecutarse si se asuman al menos un 75 por ciento de los acreedores del grupo. [nL8N1AX4H1]
El plan pasa por reducir el apalancamiento en algo más de la mitad, hasta los 4.477 millones de euros con el objetivo de lograr un flujo de caja positivo ya a partir de 2017, tras llevar a cabo ventas de activos no estratégicos por 285 millones de euros en 2016 y 136 millones de euros en 2017.
Los analistas de Moody´s creen que el perfil de liquidez de Abengoa si se cierra el acuerdo seguirá siendo retador para el grupo que, en su última presentación estimó un déficit de caja de alrededor de 830 millones de euros entre 2016 y 2017 que proyecta financiar con ventas de activos y nuevos fondos aportados en la reestructuración.
"Aunque creemos que las proyecciones financieras revisadas son conservadoras, creemos que todavía hay poco margen de liquidez en un escenario negativo", dijo la agencia de rating.
Añadió que eventuales retrasos o menores ingresos a los previstos en las ventas de activos así como una generación de caja menor de la prevista así como incrementos de costes no previstos en proyectos disminuirían aún más el margen de liquidez.
La reestructuración propuesta incluye una capitalización de deuda que diluirá casi totalmente a los actuales accionistas, implicará fuertes quitas y retrasos en los pagos a proveedores y necesitará de la suscripción de líneas de avales y de la inyección de nuevos fondos para dotar de viabilidad a la compañía.
El último acuerdo se alcanzó el pasado 11 de agosto in extremis después de numerosos intentos fallidos, el más importante de ellos una ampliación de capital hace un año que desembocó en un 'via crucis' con históricos descalabros bursátiles, cambios en la dirección, demandas judiciales y la necesidad de lanzarse en las manos de fondos 'distress' para compartir riesgo y financiación con los bancos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario