Estuvo cerca. Quizá no como en Pekín o en Londres, pero estuvo cerca. Por cuartos Juegos Olímpicos seguidos, España perdió contra Estados Unidos, esta vez en semifinales. La selección cayó por 76-82 en el que impidió hacer juego a su maximo rival y en el que volvió a soñar con ganarle, pero una vez más la selección norteamericana demostró que es la mejor y que es inalcanzable para el resto. Ni siquiera para Pau Gasol, que realizó un partido fantástico a pesar de estar lesionado.
España seguirá teniendo la espina clavada de no haber podido vencer a Estados Unidos en la última década, pero tendrá el reconocimiento de ser el mejo posible. Y eso no es poco. Si el deporte no solo recuerda a los que ganan, si hay sitio en la memoria para algo más, la selección española masculina de baloncesto debe tener un hueco por su esfuerzo contra Estados Unidos, a la que ha exigido como no ha exigido nadie en la lucha por las medallas.
Buena parte de culpa de todo eso la tiene Pau Gasol. Había dudas sobre la participación en la semifinal por las molestias en el gemelo derecho tras el partido de cuartos de final. Alguno pensaba incluso que era buena idea reservarlo para el partido por el bronce, pero eso no pasó. El pívot salió en el quinteto titular decidido a ejercer de líder y sostuvo a España en el primer cuarto con 12 de los 16 puntos del equipo. Se midió una y otra vez contra DeAndre Jordan, tan importante en el partido por su labor en defensa (16 rebotes, 4 tapones) como algunos de sus compañeros en ataque.
Bajo los tableros es donde más se nota la diferencia entre ambos equipos, sobre todo si no está Marc Gasol. En el primer cuarto, España capturó 10 rebotes menos que Estados Unidos (16-6). Esa brecha se acortó, sobre todo en la propia canasta, en el segundo período gracias al trabajo de Willy Hernangómez, que capturó cinco el tiempo que estuvo en cancha. Suya fue la primera canasta del segundo cuarto, que a partir de entonces se convirtió en un carrusel de faltas técnicas. Una, dos, tres... hasta cinco pitaron los árbitros en 10 minutos. Empezaron con una al banquillo español y siguieron castigando cualquier mínima protesta. Los más damnificados fueron Nikola Mirotic y Kevin Durant. El primero llegó a las cuatro faltas y se despidió del partido hasta el último cuarto.
Cuando no es uno es otro
El que mantuvo por delante a Estados Unidos fue Klay Thompson, que castigó cada mínimo error o desajuste defensivo español. Se fue al descanso con 17 puntos. Con el alero de los Warriors, uno de los mejores tiradores de todos los tiempos, muchas veces no sirve ni una buena defensa. Sin Durant, ausente desde la técnica, él fue la referencia ofensiva estadounidense en el segundo cuarto.
España, con la dirección de Sergio Rodríguez y la esfuerzo de Juan Carlos Navarro, llegó a ponerse a tres. Rudy Fernández anotó un triple para poner el 35-38 en el marcador, pero Carmelo Anthony contestó al instante con otro. Cada vez que la diferencia rondaba los cinco puntos siempre aparecía un estadounidense para ampliar otra vez la distancia entre ambos equipos.
Sucedió otra vez en el tercer cuarto. España se colocó a cinco con un triple deSergio Llull (48-53) y luego tuvo varias opciones para acercarse aún más, perofalló. A pesar de eso, su buena defensa le permitía aguantar en el partido. Estados Unidos no tuvo más de 10 puntos de ventaja, pero tampoco menos de cinco. Así se pasaron todo el tercer cuarto, con Gasol, que no había anotado desde el primero, metiendo nueve puntos para llegar a los 23 con los que acabó.
Estados Unidos tiene eso: da igual las veces que le lances un golpe, siempre reacciona y lo esquiva. Cuando no es Durant es Anthony y si no Irving o George. España lo intentó una y otra vez, no se rindió cuando se vio 15 abajo en el último cuarto (57-72) y bajó la diferencia a menos de 10 con Mirotic en pista, sus primeros minutos desde la técnica. No bastó y la distancia no descendió lo suficiente como para que el final de partido fuera apretado. Pero España no se rindió.
No habrá tercera plata olímpica, pero sí que puede haber un bronce. La generación de los Juniors de Oro, lo que queda de ella, no pudo ganar por segunda vez a Estados Unidos (ya lo hizo en el Mundial 2002), pero sí que podrá poner el broche su carrera en la selección, si es que acaba en Río, con un bronce olímpico el domingo.
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