La recuperación de la actividad económica continúa impulsando el empleo —480.000 empleos a tiempo completo equivalente creados en los últimos 12 meses—, pero los salarios continúan sin despegar. Hasta el punto de que los costes laboralesunitarios —el sueldo en relación a la productividad— continúan en negativo.
En concreto, en el segundo trimestre del año, la remuneración nominal por asalariado (con inflación) se redujo el 0,1% en términos anuales, lo que, unido al aumento de 0,3% del deflactor implícito del PIB, dio lugar a una caída de la remuneración por asalariado en términos reales del -0,3%.
Como consecuencia de ello, los costes laborales caen un 0,7% anual “a pesar de la atonía de la productividad”, como sostiene BBVA Research. Por el contrario, el excedente bruto de explotación creció un 3,6% (dos décimas por encima del PIB nominal), mientras que los impuestos ligados a la producción y las importaciones avanzan un 5%, lo que refleja el perfil de crecimiento de la economía española, marcado por una recomposición de los beneficios empresariales que se manifiesta en más empleos, pero sin que por el momento afecte positivamente a los salarios.
Los datos de la contabilidad nacional trimestral (CNT) conocidos ayer no dejan lugar a dudas sobre este proceso de deterioro salarial. De hecho, el -0,3% que cayó la remuneración por asalariado en términos reales (descontada el alza de los precios) en el segundo trimestre rompe una racha de cuatro trimestres consecutivos en positivo. Debido a ello, las costes laborales unitarios (CLU) se han situado en negativo en cinco de los últimos seis trimestres (y en el sexto, se mantuvieron neutrales), lo que muestra la atonía de los salarios en un contexto de intensa reactivación de la actividad económica. Pero, al mismo tiempo, esa evolución es lo que explica las pronunciadas ganancias de competitividad de la economía española. Y no son pequeñas.
En el primer trimestre de 2008, y según datos recopilados por el BCE, la competitividad de la economía española se había distanciado 14,5 puntos respecto de la media de la zona euro y nada menos que 34 puntos de Alemania (base 100 en 1999), pero en el primer trimestre de 2017 ese diferencial ha caído en picado. Precisamente, debido a un doble efecto: la moderación salarial y la pérdida de empleo, que ha permitido a las empresas producir más con menos plantilla.
En concreto, los costes laborales unitarios de la economía española son ahora 6,2 puntos más elevados que la media de la eurozona y 11,3 puntos respecto de Alemania, el segundo socio comercial de España. Es decir, la distancia se ha reducido respecto de Alemania en nada menos que 23 puntos en menos de una década, lo que indica una enorme ganancia de competitividad vía salarios que la recuperación económica no ha corregido aumentando la productividad. Hoy, de hecho, los costes laborales unitarios —calculados como la ratio entre la remuneración por asalariado y la productividad del trabajo— son más reducidos que en 1999, cuando se lanzó el euro y todos los países de la zona comenzaron a competir con la misma moneda.
Inflación, salarios y beneficios
Esa atonía explica que el aumento de los precios en los últimos trimestres no tenga que ver con la evolución salarial. La aportación de la remuneración de los asalariados aporta, de hecho, -0,1 puntos a la variación del deflactor del PIB (el conjunto de la inflación que soporta una economía), mientras que el excedente de explotación bruto —los beneficios empresariales— y los impuestos netos sobre la producción y las importaciones aportan 0,2 puntos cada uno.
Como se sabe, los sindicatos UGT Y CCOO han augurado un “otoño caliente” con movilizaciones en las principales ciudades españolas para pelear por que las grandes cifras de la recuperación lleguen a toda la sociedad. “Este otoño será un otoño de movilizaciones”, ha señala Carlos Bravo, secretario de Políticas públicas y Protección social de CCOO. Los sindicatos están estudiando la convocatoria de una amplia campaña de información y movilización en defensa del salario, el empleo de calidad y la protección social para la vuelta del verano, han explicado desde los sindicatos.
"Ha llegado el momento de recuperar la capacidad de poder adquisitivo de los salarios”,llegó a decir hace unos meses el ministro portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, algo que evidencia hasta qué punto Moncloa está preocupada por que las empresas empiecen a subir la retribución de sus trabajadores. La ministra de Empleo, Fátima Báñez, reclamó antes de que se rompieran las negociaciones entre sindicatos y empresarios para la renovación del pacto de rentas que las empresas hicieran un esfuerzo para mejorar la retribución de sus empleados: "Es el momento de que la subida de salariosse acompase al ritmo de creación de empleo", aseguró.
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