«Un tercio de cada culín de sidra se lo debemos a las abejas»
Andrés Arias Rodríguez, biólogo de la Universidad de Oviedo, analiza el impacto de la invasión de la avispa asiática en el ecosistema asturiano
Redacción
Esta época del año, en el que las flores empiezan a lucir sus colores y las temperaturas se vuelven más agradables, es la predilecta de las avispas asiáticas. La especie avanza por Asturias con gracilidad y excesiva agresividad. En lo que va de año más de 600 reinas han sido capturadas y todas las estimaciones apuntan a que la invasión es imparable. Andrés Arias Rodríguez, biólogo de la Universidad de Oviedo y becario del FICYT (Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología), analiza el impacto de la velutina en base a una creencia ineludible: la erradicación absoluta no es posible.
-¿Se pueden predecir los daños que puede provocar una especie invasora en un ecosistema concreto?
-Si la especie ha invadido otros lugares antes es posible predecir cómo afectará. Y si las condiciones climáticas son similares, se pueden extrapolar los datos obtenidos por otros estudios a lo que está pasando aquí. La avispa asiática entro por Francia por primera vez en 2004. Allí nos llevan ventaja porque llevan más años investigando el fenómeno y se puede ver un poco lo que ocurre y cómo afectan a los ecosistemas nativos. En este sentido, pienso que sería bueno más comunicación. Lo que pasa es que nos aislamos y no contactamos con personas de otros lugares cuando pueden tener otra visión y, por supuesto, más experiencia.
-En Asturias la velutina entró por el Occidente, pero ya está en el Oriente y hasta se han encontrado en la zona centro. ¿Se esperaba que la expansión por el Principado fuera tan rápida?
-Viendo lo que pasó en Francia, que entró por el puerto de Burdeos y en poco años bajó, llegó al País Vasco, se fue también para la zona del Canal de la Mancha, era esperable su rápida expansión. Además, estamos viviendo unas condiciones de calentamiento global y cambio climático bestiales. Entonces las hembras cada vez despiertan antes de la hibernación, lo que les da más tiempo para hacer colonias más grandes.
-¿Cómo influye el cambio climático en esa expansión?
-Las condiciones climatológicas favorecen que se asienten porque les da tiempo a formar avisperos con más individuos. Al haber más avispas para alimentar a las crías se van generando avisperos más grandes, que a su vez generan más reinas. Estas reinas luego se fecundan e hibernan. El tamaño del avispero depende del tiempo que tengan para ir creciendo y formarse. Con los veranos tan largos y tan buenos que estamos teniendo, con temperaturas tan largas que se alargan hasta septiembre, octubre, e incluso noviembre, vemos individuos activos y colonias que todavía no se disgregaron al final de la durante mucho más tiempo.
-¿Sienten predilección por las abejas como base de su alimentación o pueden aceptar otros insectos?
-Se alimentan de himenópteros, es decir, abejas, abejorros, muchas especies de moscas y tábanos, algunas especies de mariposas... Las avispas asiáticas se adaptan bastante a los insectos mayoritarios de la zona en la que se asientan, simplemente porque les es más fácil. Es una cuestión de abundancia. Atacan a las abejas porque hay muchas y están todas congregadas en un mismo sitio, por lo que no van a estar cazando otros insectos por ahí cuando lo tienen tan claro.
-¿Cuál es el principal impacto?
-Principalmente afecta a todos aquellos involucrados en la apicultura, en la producción de miel en Asturias. El principal problema lo van a tener ellos. Puede afectar también al funcionamiento y estabilidad de algunos ecosistemas, pues si se centran en poblaciones concretas de himenópteros podríamos tener problemas. Pero no creo que fueran tan graves como para la apicultura.
-¿Y la polinización?
-Es una consecuencia indirecta. Por supuesto, las abejas son claves en los cultivos. Por ejemplo, la polinización de los manzanos de sidra la realizan las abejas. De hecho, se dice que un tercio de cada culín de sidra se lo debemos a las abejas. La falta de polinización afectará, de un modo u otro, a la economía local. Por lo que está claro que habrá más sectores afectados.
-Las principales labores para controlar la plaga se centran en el trampeo. ¿Son suficientes?
-Tendría que centrarse un poco el trabajo, no tanto en las capturas sino en prevenir. Precisamente, una de las grandes vías de entrada son los puertos. Ahí deberían realizarse campañas, con carteles de identificación y charlas especializadas para que la gente que trabaja allí la pueda reconocer y pueda dar alerta cuando se llega con un cargamento nuevo para evitar que se expandan más. Hay que tomar más medidas en ese aspecto, ya que no se están tomando con la intensidad que debería. Los puertos son vías de entrada clave y la gente necesita saberlo para estar concienciada. En realidad, los que están más cercanos a la apicultura tienen nociones más claras al respecto pero el público general quizás no sabe los problemas que puede provocar. Siendo así, la base es el desconocimiento. Incluso hay gente que ve al avispón europeo y lo mata cuando representa un papel importante para el ecosistema.
-Se están intentando también llevar a cabo investigaciones para dar con algún tipo de feromona que las atraiga y así atacarlas solo a ellas. ¿Hay datos concluyentes al respecto?
-Se están haciendo varios estudios de feromonas y hongos que parece ser que atacan específicamente a la avispa asiática pero no se consigue porque la estructura de la pared del cuerpo de la velutina se parece a la de otros himenópteros, por lo sería un peligro. Estos tipos de experimentos con cepas de hongos y, sobre todo, con feromonas, para ver si se puede controlar, se están llevando a cabo sobre todo en Francia. Aquí también se intenta sacar adelante algún proyecto pero hasta el momento no hay ningún resultado que resuelva el tema con una eficacia alta o segura.
-¿Cree que es posible, en el largo plazo, llegar a erradicar la especie?
-Pienso que se están llevando a cabo medida de control peros siendo realistas, no creo ques tal como está la situación, logremos erradicarla del todo. Lógicamente podremos controlarla y evitar que se produzcan daños importantes pero no acabar con ella por completo. Porque aunque lográsemos erradicarla de Asturias nos llegaría de las comunidades vecinas, con lo que estaríamos de nuevo igual. Lo importante es controlar las vías de entrada, aunque luego ellas tengan una capacidad invasora, si se llega a controlar lo importante es que no entren más.
-Entonces, ¿se acabarán por mimetizar con el ecosistema?
-Llegará un momento en el que la especie empezará, poco a poco, a ocupar un nicho en los ecosistemas españoles. Es muy difícil erradicarla del todo. Ocurrirá como con otros animales que vinieron y que ahora forman parte de la fauna autóctona, como las jinetas, que vinieron del norte de África. Es uno de los problemas derivados de la globalización.
-Si está controlada, ¿no supondrá un gran problema?
-Seguirá representando un problema potencial. El control debe ser constante. De alguna manera se ha de conseguir evitar que produzca pérdidas en exceso importantes para llegar a un pseudoequilibrio. Sin embargo, ha de ser algo continuo. Quizás durante los cinco primeros años el control deba ser más exhaustivo, pero luego habrá de haber controles constantes. No podemos decir que se controle ahora y que luego ya no hacemos nada. Lo que puede variar es la intensidad pero las medidas no se van a poder abandonar. Es lo que tienen las invasoras, que es lo que nos queda. Habrá que vivir así, sí o sí.
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