Tres mil asturianos dejan de tomar algún fármaco porque no lo pueden pagar
Un tercio, según el último Barómetro Sanitario, está en contra del copago a pensionistas impuesto en 2012 por el Gobierno de Rajoy
En Asturias hay 3.000 personas que han dejado de tomar alguna medicina porque no la pueden pagar. La crisis económica, por tanto, no solo se deja notar en los hogares del Principado a la hora de decidir si encienden o no la calefacción, la llamada pobreza energética, sino también sobre la salud. El dato aparece reflejado en el último Barómetro Sanitario, el correspondiente a 2017, que dio a conocer recientemente el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. En él se pregunta a los encuestados si en los últimos meses «han dejado de tomar algún medicamento recetado por un médico de la sanidad pública porque no se lo pudo permitir por motivos económicos». El 0,3% de los consultados en Asturias dice que sí. Se trata, por tanto, del equivalente a unas 3.000 personas residentes en el Principado.
Con todo, esos 3.000 asturianos que han dejado de adquirir algún medicamento por dificultades económicas (el barómetro no dice cuántos fármacos ni cuáles ni tampoco su coste) es la cifra más baja en el conjunto de España. Hay comunidades con porcentajes casi escandalosos, como el 11,3% de los canarios o el 7,2% de los andaluces. En el conjunto del país, hay un 4,7% de personas que no pueden comprar todas las medicinas que les receta su médico de familia o especialista porque no tienen dinero para ello.
En el Barómetro Sanitario, confeccionado con las respuestas que otorgan usuarios de la sanidad en cada una de las diferentes comunidades autónomas, aparece otro dato relacionado con el copago farmacéutico que el Gobierno de Rajoy decidió extender en 2012 a los pensionistas, hasta entonces exentos de abonar por los medicamentos recetados desde la sanidad pública. En Asturias, el 30,5% de los consultados está en contra de ese copago y cree que habría que volver al sistema anterior en el que los pensionistas no pagaban por lo que les recetaban. Además, otro 21,1% opina que habría que contemplar más tramos para que las aportaciones sean más adecuadas al nivel de renta de los pacientes. En el ranking autonómico las mayores críticas al copago de fármacos impuesto a los pensionistas está, además de en Asturias (30,5%), en Murcia (36,7%), Cantabria (34%) y Andalucía (31,5%).
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Receta electrónica
En la macroencuesta de Sanidad también se pregunta a los ciudadanos sobre el consumo de fármacos y sobre si almacenan muchas o pocas medicinas en casa. En el caso de Asturias, un 9,9% admite que guarda envases enteros de fármacos prescritos por su médico. Aquí, los asturianos son, en comparación con el resto de sus vecinos, bastante comedidos. Sobre todo si se los compara con el 24% de los aragoneses o el 22,7% de los vascos que admiten guardar remedios en sus armarios. La media nacional está en el 16,2%, casi siete puntos por encima del Principado.
Más de la mitad (58%) de quienes almacenan medicinas en casa lo hace porque su médico se las receta por adelantado para que no les falten, por lo que no se trata de un acopio en sí mismo. Sin embargo, un 20% revela que son envases que le han quedado sin usar porque le cambiaron de tratamiento y un preocupante 12,5% asegura que son productos que decidió por cuenta propia dejar de tomar. En cuanto a la cifra de envases que se guardan en los hogares, un 76% de los consultados dice que son menos de cinco y un 6,2% entre cinco y diez.
El uso de la receta electrónica, un sistema de dispensación de medicamentos introducido en Asturias y en el resto de autonomías de forma gradual en los últimos años, es otro de los asuntos incluidos en el Barómetro Sanitario 2017. El ministerio intenta saber el grado de implantación del mismo, así como su aceptación por parte de la población.
En el Principado, el 47,9% de los encuestados asegura no haberlo utilizado frente al 46,6% que dice que sí. En el resto de autonomías su uso, a tenor de las respuestas afirmativas donde la mayoría supera el 60%, parece bastante más extendido. La mayor implantación se da en Navarra (81%) y Galicia (74%). El grado de satisfacción ante este tipo de prescripción electrónica es alto, con una valoración que de media supera los 8 puntos.
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