El nombramiento de la cúpula del Banco de España ha seguido tradicionalmente un pacto no escrito entre el PP y el PSOE. El partido que ocupase la Presidencia designaba al gobernador y el otro se quedaba con el subgobernador. El resultado era siempre el mismo: un Banco de España politizado con intereses partidistas en su función de supervisor. Y la consecuencia ha sido una cadena de errores que acabaron con todo el prestigio de la entidad.
El mandato de la cúpula actual expira el próximo mes de junio y, como en anteriores ocasiones, PP y PSOE están negociando su renovación sin el concurso de otras fuerzas políticas. Sin embargo, en esta ocasión han pactado unos criterios objetivos de elección para evitar la imagen de 'dedazo', como acusa Ciudadanos. Por eso, esta vez las conversaciones no empezaron por los nombres, sino por los requisitos, explican fuentes de la negociación.
Las dos partes acordaron cinco criterios que tienen que cumplir los futuros altos cargos del Banco de España. El objetivo es profesionalizar la entidad para que realice su labor con independencia y recupere el prestigio que ha perdido durante todos los años de la crisis. Por eso, el primer objetivo es evitar que el Banco de España vuelva a ser una institución bajo la influencia del Gobierno. Uno de los requisitos prioritarios es que los candidatos sean personas independientes, esto es, que no hayan militado en ningún partido político y que no hayan desempeñado cargos políticos de responsabilidad.
El criterio de independencia es fundamental para que la entidad no vuelva a 'mirar para otro lado', como ocurrió durante los años de la burbuja. A pesar de todos los desequilibrios macroeconómicos y financieros que acumuló la economía, el Banco de España hizo muy poco para evitarlo y finalmente todo terminó en la mayor crisis económica que ha vivido el país en casi un siglo. De hecho, tanto el Gobierno como el PSOE coinciden en la importancia de evitar injerencias en la política del Banco de España. Para ello, también vigilarán que la futura cúpula no se salga de su mandato técnico y de supervisor. Esta es una cultura que está bien instalada en el Banco Central Europeo (BCE), pero que en España no siempre ha sido respetada.
Gobierno y PSOE buscan elevar el nivel del Banco de España con una cúpula independiente y de reconocido prestigio profesional
El segundo de los requisitos básicos que tienen que cumplir los candidatos es un perfil de reconocido prestigio profesional. En otras palabras, se busca elevar el nivel de la institución, ya que en las últimas décadas ha adolecido de problemas de liderazgo. Así, la futura cúpula contará con el respeto de sus colegas economistas y el reconocimiento de la sociedad.
Pero no solo vale con el prestigio en España, sino también a escala internacional. Este criterio al que apuntan fuentes conocedoras es especialmente restrictivo, ya que el Ejecutivo y el principal partido de la oposición quieren que los elegidos tengan relevancia en Europa para elevar el nivel del servicio de estudios e influir en Fráncfort. El gobernador del Banco de España tiene asiento en el Consejo General del BCE, con derecho a voto en ocho de las diez reuniones anuales de política monetaria.
El nombramiento coincidirá con la toma de posesión de Luis de Guindos como vicepresidente, aunque en este caso la decisión del Gobierno para proponerlo como candidato no contó con el respaldo del PSOE. Todo lo contrario. En cualquier caso, las partes saben que es el momento de recuperar el peso en el BCE, donde España ha tenido un perfil bajo desde que José Manuel González-Páramo terminó en 2012 su mandato en el Consejo de Gobierno, principal órgano de decisión del banco central.
Acabar con el conflicto
En la lista de candidatos sobre la que trabajan los negociadores hay perfiles de dentro y de fuera del Banco de España para acabar eligiendo una opción de cada grupo. Con esta combinación los dos principales partidos del Parlamento quieren acabar con los conflictos internos, que alcanzaron su apogeo a principios de 2017 con la imputación de los jefes de supervisión (Pedro Comín, Pedro González y Mariano Herrera García-Canturri) junto a la ex cúpula del Banco de España en tiempos de Miguel Ángel Fernández Ordoñez por la salida a bolsa de Bankia.
Los imputados dimitieron y provocaron un movimiento de solidaridad del resto de inspectores, con una recogida de firmas de la que se desligó la cúpula. Desde entonces la ruptura es total entre el consejo y la Asociación de Inspectores del BdE (AIBE), que aglutina al 80% de los mismos. Los inspectores han criticado en varias ocasiones a los órganos de decisión del Banco de España desde la burbuja inmobiliaria o la gestión de las cajas hasta la resolución de Banco Popular. También ha ocurrido lo contrario. La cúpula del supervisor cargó el pasado mes de marzo contra los inspectores en una carta a la comisión de investigación de la crisis financiera del Congreso arremetiendo contra sus quejas.
Aprovechando que hay dos puestos clave en juego, la paridad es otro elemento buscado por los equipos de Román Escolano y Manuel Escudero, "tan importante como los anteriores", aseguran fuentes de la negociación. "Hay que romper el techo de cristal para las mujeres", agregan. Un criterio que, como los anteriores, también guiará la elección de los otros cargos en los que expira el mandato, incluyendo el de Vicente Salas en el Consejo de Gobierno.
El Gobierno y el PSOE consideran que estos cinco criterios garantizan que los nombramientos se rijan por los más altos estándares de calidad y no por cuestiones políticas. Sin embargo, esta fórmula no ha sentado nada bien a Ciudadanos, que tiene en el Congreso paralizada su Ley de reforma de los nombramientos. La formación liderada por Albert Rivera propuso que una comisión de expertos se encargara de supervisar cada nombramiento. El acuerdo estaba cerrado con el anterior ministro de Economía, Luis de Guindos, pero la reforma no llegó a impulsarse en el Congreso, por lo que sigue paralizada. Ahora no hay tiempo para aprobarla antes de que venzan los mandatos de la cúpula del Banco de España, por lo que la negociación se cerrará entre el nuevo ministro, Román Escolano, y el PSOE.
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