Iglesias y Montero dejan su futuro político en manos de las bases de Podemos
Preguntarán en una consulta si tienen que abandonar la política por haberse comprado un chalet de 600.000 euros
La polémica abierta tras la compra de un chalet en la sierra madrileña valorado en 600.000 euros ha traído su primera consecuencia para Pablo Iglesias e Irene Montero, en particular, y para Podemos en general. El secretario general y la portavoz parlamentaria pusieron este sábado sus cargos y su futuro político en manos de las bases, que votarán en los próximos días si ambos deben de seguir al frente del partido o por el contrario entregar su acta de diputados.
El jueves se conoció la adquisición de la vivienda, de 200 metros cuadrados que levantan sobre una parcela de 2.000 metros cuadrados. En un principio, Podemos cerró filas en torno a los dos máximos dirigentes del partido. Pero el viernes el muro comenzó a resquebrajarse. Primero por la base, con una parte de la militancia que comenzó a poner en duda la coherencia de sus líderes. Las grietas ascendieron cuando José María González, 'Kichi', uno de los 'alcaldes del cambio', lanzó un duro comunicado desde el Ayuntamiento de Cádiz en el que afirmó que nunca dejará de vivir y criar a sus hijos en «un piso de currante». 'Kichi', adscrito a la corriente anticapitalista, recordó además el compromiso adquirido por los representantes de Podemos «de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones». El golpe a la mandíbula propinado por el alcalde de Cádiz y el creciente malestar entre las bases obligó a Iglesias y Montero a salir al paso. Lo hicieron en una rueda de prensa convocada de urgencia la tarde de este sábado, en la que comunicaron la convocatoria de la consulta sobre su futuro.Una única pregunta
La votación, de cuya fecha se informará estelunes tras la reunión de la ejecutiva, consta de una única pregunta: «¿Consideras que Pablo Iglesias e Irene Montero deben seguir al frente de la Secretaría General de Podemos y de la portavocía parlamentaria?». Los inscritos en la formación podrán elegir dos respuestas. 'Sí, deben seguir' y 'No, deben dimitir de la Secretaría General y de la portavocía, y dejar el acta de diputados'. Les toca a ellos decidir si somos dignos de seguir», justificó el líder podemista antes de reconocer que no pensó que el hecho de querer criar a sus hijos en «un entorno adecuado» generaría esta polémica. «Y desde el momento en que en este debate hay dirigentes de mi partido que lo ponen en cuestión tenemos que dar la cara y preguntar a los inscritos si eso nos invalida para estar donde estamos», añadió Iglesias. No nombró a 'Kichi', pero tampoco hizo falta.
El formato elegido para la consulta no es baladí. En primer lugar, porque el secretario general y la portavoz en el Congreso ligan su futuro el uno al otro. Los militantes deberán decidir sobre el 'pack'. Si echan a uno, también se va el otro. Además, la respuesta negativa incluye la salida de ambos de la política. En la fórmula escogida se aprecian estrategias que el líder de Podemos ya ha utilizado en el pasado. Una de ellas es aprovechar su tirón entre los simpatizantes de Podemos para beneficiar a quienes le acompañan en la apuesta, en este caso Montero. Juega también con la amenaza de marcharse y dejar huérfano a un partido que no tiene plan B al liderazgo de Iglesias. Íñigo Errejón intentó convertirse en alternativa y salió escaldado de Vistalegre II.
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