La rehabilitación de la muralla solo aguarda por el permiso de Cultura
El Ayuntamiento ya ha adjudicado todos los contratos para la mejora de la fortificación del xiglo XIII a su paso por la calle Paraíso
Comienza la cuenta atrás para la rehabilitación de la muralla a su paso por la calle Paraíso. Solo falta que la Consejería de Cultura apruebe el último permiso para que arranquen las obras cuya tramitación empezó hace cuatro años con el encargo del proyecto al arquitecto José Ramón Fernández Molina.
Fuentes de la Concejalía de Urbanismo, liderada por Nacho Cuesta, indicaron ayer que todos los contratos ya han sido adjudicados, la junta de gobierno ha dado el visto bueno al plan de seguridad y salud presentado por la empresa Esfer, que se encargará de los trabajos por precio de 726.000 euros, y solo falta el visto bueno regional.
Con estas mejoras se realizará el proyecto más ambicioso para la recuperación de la fortificación que data del siglo XIII, protegida como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1931. Los trabajos empezarán por la zona trasera de la Casa Sacerdotal Diocesana. Uno de los primeros pasos será la retirada de los elementos vegetales. Después, se estudiará en profundidad el estado de las piedras y se hará una fotogrametría.
La historia del proyecto es intrincada y está jalonada de parones en las diferentes adjudicaciones. La coordinación de la ejecución, el segundo de los lotes en los que estaba licitada la actuación, fue adjudicado al estudio Urbsantiqua por 12.500 euros, que también se adjudicó el cuarto, el seguimiento de los trabajaos arqueológicos por otros 6.000. El tercer apartado, la coordinación de seguridad fue para la empresa Norvalia.
La muralla comprende trescientos metros de fortificación, por ocho de altura que, a día de hoy, están rodeados la maleza. Los trabajos para adecentarla se deberán hacer con sumo cuidado para no dañar ninguno de los elementos.
Tras la poda de toda la maleza, según el proyecto, se realizará un estudio petrológico para conocer «cada una de las piedras» de la muralla y decidir con qué productos consolidarla. Mediante una fotogrametría se realizará un trabajo en profundidad para comprobar el estado de la estructura original con la intención de que la reconstrucción posterior sea lo más exacta posible y que en ningún momento se modifique el alzado original.
Por último, se eliminarán los elementos añadidos en las últimas décadas. Esos que han distorsionado la imagen real de la fortificación y que han influido negativamente en la estructura. Como último estadio de la recuperación se consolidarán los cantos que están a punto de desprenderse para apuntalar así el conjunto.
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