miércoles, 28 de octubre de 2020
Vacunando la pobreza...
Para el Covid aún no hay vacuna, para la miseria sí
Si los Gobiernos de Sánchez y Barbón quieren demostrar que son de izquierdas, este es el momento de hacerlo.
PorRedacción Nortes en 27 octubre 2020
Presentación de los PGE de 2021. Foto: Moncloa.
El presidente del Gobierno asturiano, Adrián Barbón, acaba de anunciar el cierre perimetral de Asturias, al igual que ya lo han hecho otras comunidades.
Es difícil sin elementos de juicio en la materia saber si se trata de una medida coherente y efectiva, u otra decisión de postureo trending topic, como explicaba nuestro compañero Héctor González en un artículo publicado recientemente.
Lo que sí tenemos claro es que la curva de contagios de Covid19 se agrava y que Asturies y España caminan, hoy por hoy y si un cambio radical de la situación no lo remedia, a paso firme hacia un nuevo confinamiento total.
Lejos del ánimo de esta redacción asumir los roles de mamporreros apocalípticos, negacionistas esperpénticos, científicos de portal y analistas de chigre a los que gustosamente se han prestado la derecha y la extrema derecha en este país. Consideramos preferible confiar en el buen criterio y la experiencia de las autoridades sanitarias y sus asesores.
“La pobreza, la precariedad y la desigualdad son el peor agravante de esta pandemia”
Pero una cosa está clara. La pobreza, la precariedad y la desigualdad son el peor agravante y la peor consecuencia de esta pandemia.
No tienen excusas los ejecutivos de Adrián Barbón y Pedro Sánchez. Si en algún momento están obligados a demostrar que son socialistas y que son de izquierdas, ese momento ha llegado.
Con confinamientos o con restricciones, las medidas han de ir acompañadas de un firme compromiso social con los que menos tienen y con los que más lo necesitan”. La sanidad y la educación han de contar con personal y recursos”.
“La sanidad y la educación han de contar con recursos y personal necesarios”
El sistema sanitario ha de contar con personal y recursos necesarios, y los test deben generalizarse y agilizarse. En los centros educativos, mientras no se decrete confinamiento, hay que reducir considerablemente la ratio profesor-alumno en todas las asignaturas. Es la mejor forma de respetar las distancias en las aulas y reducir el riesgo de contagios.
Y por supuesto, las ayudas al alquiler y la ley del derecho a la vivienda han de jugar un papel esencial en este contexto. Por dos razones. Una por justicia social y solidaridad. Y la otra, para contrarrestar el miserable circo alarmista que la derecha se ha inventado sobre la falsa polémica de la ocupación.
Los trabajadores han de sentirse protegidos. Las bajas tienen que estar garantizadas y la Inspección ha de asegurarse de que ninguna empresa obligue a ningún empleado a acudir a su puesto de trabajo en situación de riesgo.
Y hay que ayudar a las empresas. Por supuesto. En un entorno de caída de la actividad económica, los ERE y los ERTE se muestran como la mejor forma de pasar el bache, controlando siempre que no se aproveche la coyuntura para reducir plantilla injustificadamente.
“Los patriotas de la banderita tienen una buena oportunidad de demostrar su patriotismo”
¿Cómo se paga todo esto? De dos maneras. Por un lado, la progresividad fiscal, de manera que los que más tienen hagan un esfuerzo. El número de grandes fortunas creció en España en 2019 un 5% hasta las 235.000, mientras que cerca del 20% de la población está en riesgo de pobreza. Los patriotas de la banderita de los barrios ricos tienen una buena oportunidad de demostrar su patriotismo, y el gobierno tiene una buena razón para obligarlos a demostrarlo.
Y por otro, el recurso de la deuda, en el que el Banco Central Europeo ha de adoptar un protagonismo que no está asumiendo. Es una responsabilidad del Ejecutivo estatal acudir a la Unión Europea a reclamar lo que es de justicia: una Europa social y solidaria, y no una Europa de mercaderes y egoístas.
Las medidas sanitarias y técnicas podrán tener más o menos acierto y ningún gestor es libre de equivocarse. Pero proteger a las clases populares y garantizar la capacidad de consumo de los trabajadores y trabajadoras para sostener la actividad económica es una obligación moral de quienes ostentan el poder. Los presupuestos presentados hoy por el gobierno de coalición, con un significativo aumento en las partidas destinadas a sanidad, dependencia o I+D+I, van en la buena dirección y sobre todo rompen con una larga década de recortes y desigualdad. Se echa en todo caso en falta más ambición tanto en el objetivo de la progresividad fiscal como en el de la regulación de los alquileres. Cuando toda la sociedad está siendo obligada a hacer sacrificios, la aportación de rentistas y grandes fortunas debe ser mucho mayor.
En Asturies, con una holgada mayoría progresista, no hay excusa para que no tengamos unos presupuestos que sean ejemplares en colocar a nuestra tierra en la vanguardia de la transición ecológica, de la apuesta por una nuevo modelo industrial y de un Estado del Bienestar avanzado.
Para el Covid19 todavía no existe vacuna. Para la desigualdad y la miseria sí la hay. Son los ejecutivos de Barbón y Sánchez quienes han de inyectarla. Y el momento es ahora.
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