jueves, 13 de julio de 2023
Xavi Domenech dá por acabado un ciclo y nos induce a ...reflexionar.
“La década del “sí se puede” ya se ha cerrado, y no lo estamos entendiendo”
Xavier Domènech, Sara Combarros y Juan Ponte hicieron balance del último ciclo político y debatieron las formas de plantar cara al auge de la extrema derecha
Por
Bernardo Álvarez
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Juan Ponte, Sara Combarros y Xavier Domènech FOTO: Alisa Guerrero
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Bernardo Álvarez
Bernardo Álvarez
Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo.
A apenas de las elecciones generales, y aún con el mal cuerpo del esperpéntico debate entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo, el Espacio Cultural El Manglar acogió la última edición de los Alcuentros Nortes con la presencia del historiador y exdiputado Xavier Domènech. Al catalán le acompañaron en la mesa Sara Combarros, de la Asamblea Moza d’Asturies, y Juan Ponte, responsable de formación de Izquierda Unida y exconcejal de Cultura del Ayuntamiento de Mieres.
“Estamos en un momento crucial”, empezó constatando Domènech, “en el que necesitamos pararnos a reflexionar”. Anunció que su intención no era “hacer arqueología de la última década”, pero sí repasar todo lo acontecido en ese “ciclo que vivimos intensamente” para dar cuenta del momento actual. “En este momento, tengo una sensación de extraña derrota”, explicó el historiador, “de que aquello que parecía imposible ha pasado”, en referencia a la entrada de la ultraderecha en las instituciones.
FOTO: Alisa Guerrero
En estas circunstancias la izquierda se encuentra sumida “en una moral de desconcierto absoluto, de no saber dónde estamos ni en qué tablero tenemos que jugar. Y esto pasa tras una década con un gran poder institucional y en las calles”. Eso se debe, prosiguió Domènech, a que las izquierdas se enfrentan a un cierre de ciclo en un doble sentido.
“Primero, un cierre de ciclo largo, que podríamos fijar entre 1975, con la muerte de Franco, y 2025, caracterizado por la entrada de Vox en muchos gobiernos, lo que revela la permanencia sociológica del franquismo. En segundo lugar, un ciclo corto, el de la última década progresista, la década del “sí se puede”. Esa década ya está cerrada, al menos desde 2019. Ese ciclo ya está agotado, y creo que eso es algo que no estamos entendiendo”. De cara a las generales de finales de este mes, obtengan las izquierdas un resultado positivo o negativo, será necesario “tener la conciencia de que hay que empezar un nuevo ciclo y no caer en el rosario del santo reproche, porque es algo que no nos podemos permitir”.
A juicio de Domènech, la condición de posibilidad del ya agotado ciclo progresista se sustentó sobre “al menos 3 o 4 crisis”. La primera de ellas fue, sin lugar a dudas, la crisis financiera y el consiguiente dilema que se planteó: “¿pagan los bancos o pagan los pueblos?”. Fue Zapatero, hoy tomado como un gran icono de la izquierda, quien impuso “medidas draconianas y aprobó el artículo 135 de la Constitución para anteponer el pago de la deuda a los derechos sociales. Esto supuso un cierre del sistema político y fue lo que lo rompió todo. De ahí se deriva la crisis de legitimidad. La crisis de esta última década fue una crisis sistémica que sigue ahí”.
FOTO: Alisa Guerrero
Entre las múltiples crisis que enfrentamos, destacó la crisis energética, “profunda y casi civilizacional”. En el fondo, se trata de afrontar un debate acerca de “recursos escasos y cómo utilizarlos: eso es lo que explica por qué Vox crece en Murcia; porque el PP hace lo que hace con el agua en Andalucía; es el debate también del turismo y de otros muchos temas”.
Hubo también tiempo para rememorar con cierta nostalgia aquel momento en el que “pasamos a la ofensiva con un movimiento que cuestionaba el conjunto del sistema. Era un movimiento global y que tuvo un apoyo masivo. No hay otro movimiento parecido en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Creo que no somos conscientes de lo que supuso conseguir tanto poder en tan poco tiempo”. Aquello culminó con un ciclo del cierre político, en el que tuvo un papel relevante la Ley Mordaza.
El principio del fin empezó, a su juicio, cuando empezaron a “vaciarse las calles para hacer política electoral. La urgencia de las próximas elecciones nos hizo olvidarnos de todo lo demás. Nos convertimos en una máquina de guerra electoral y se vaciaron las calles”. De cara al nuevo ciclo que está por nacer, es preciso “imaginar un horizonte nuevo, y eso es algo que no se hace en un momento”.
A continuación, tomó la palabra Sara Combarros, activista feminista y de AMA Asturies, que abordó una aproximación más personal y generacional sobre la última década: “Y esto pasa por contarlo desde el feminismo, pues mi politización fue en el feminismo. Además, creo que introduce elementos interesantes para hacer el balance del ciclo”. Combarros empezó dando cuenta de la perplejidad que le produce darse cuenta de que “en el 15M cantábamos “PSOE, PP, la misma mierda es”, y ahora estoy deseando que se repita el gobierno de coalición con el PSOE. Eso nos pasó a los que vivimos con 18 años esa explosión, y nos creímos ese tema del asalto a los cielos. Creímos que lo íbamos a transformar todo”.
Sara Combarros FOTO: Alisa Guerrero
“En el 15M”, recordó, “el feminismo no era un tema de consenso, sino que se consideraba algo que dividía, que no era transversal, y se dejó de lado. Pero en el pos15M se van feminizando los liderazgos, al menos aquí en Asturias. Hubo movilizaciones muy grandes, y las violencias empezaron a ser un tema muy importante en el debate político y social. Con todo eso llegamos a 2017, donde el 8M ya fue muy grande, pero luego en 2018 y 2019, a las huelgas feministas y a movilizaciones muy masivas”.
Para Combarros, “muchas de la características del 15M citadas por Xavi se pueden aplicar a lo que fue el 8M. Fue un movimiento global, con movilizaciones francesas en todo el mundo. Creo que una gran capacidad de cuestionar el sistema, y con un lema, “Si nosotras paramos se cae el mundo”, que lo condensa todo. Tuvo también una capacidad de plantear una alternativa, y todo el mundo tenía que ser feminista y definirse como feminista”.
“Pero también vivimos un reflujo de esas movilizaciones, que puede ser un signo de los tiempos. Yo pienso que incluso que el feminismo, en cierto modo, ha sido un caldo de cultivo para la extrema derecha y la derecha. Existe también una crisis de la masculinidad de la que beben los movimientos reaccionarios. Creo que, desde el feminismo, es importante en este contexto qué feminismos pueden ser más estratégicos para desactivar los marcos que explota Vox”.
Por último, Juan Ponte trazó un marco histórico general de la situación actual y apuntó algunas de las insuficiencias de la izquierda para afrontar los retos del presente. Como Domènech, observó que “el hecho de que Zapatero, contra quien se hizo el 15M, sea actualmente el paradigma de la izquierda demuestra el cierre de ciclo”.
Juan Ponte FOTO: Alisa Guerrero
“Hemos pasado de una situación en la que se pudo ser alternativa a otra situación de alternancia”, lamentó Ponte. Este contexto, junto al auge de la extrema derecha, sitúa a las izquierdas en la obligación de revisar sus programas y algunos de sus postulados más asentados. Respecto a la actitud de la izquierda respecto a Vox, Ponte criticó que “nos quedamos con sus discursos más macarras o pistoleros, pero tenemos que tomarnos en serio su contenido, para refutarlo. Es un error de la izquierda el no leerse los textos reaccionarios”.
En resumen, Ponte diagnosticó una crisis “energética, de masculinidad, de cuidados…pero también del relato, del discurso”. Al hilo de esto, el mierense se refirió brevemente a la llamada “posverdad”, “cuya síntesis final la demostró Feijoo en el debate, donde no le importó decir cualquier tipo de mentira”. Antes de terminar, animó a votar a las izquierdas el próximo 23J, “aunque sea como mal menor”, pero advirtiendo que “hay que ir pensando en un nuevo relato”.
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