sábado, 8 de julio de 2023
Dos veces dos, has tenido...
El origen de “Asturias”, la canción con la que terminan todas las ‘fiestas de prao’ asturianas
El cantautor mierense escuchó en su primer viaje a México un poema escrito por un exiliado andaluz para homenajear a los mineros de la revolución de 1934
Por
Bernardo Álvarez
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Bernardo Álvarez
Bernardo Álvarez
Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo.
No hay fiesta de prao en Asturias en la que, llegado un momento de la noche, cuando la euforia alcanza su máxima plenitud, no brote de la muchedumbre un griterío de júbilo en cuanto la orquesta entona los primeros compases: “Asturias, si yo pudiera…”. Y el espíritu de camaradería y paisanaje, el canto torpe y desafinado, el abrazo efusivo a los amigos y vecinos, no decae hasta la última estrofa, esa en la que se dice de Asturias que está “sola en mitad de la Tierra” y que es “hija de mi misma madre”.
Víctor Manuel (Mieres, 1947) popularizó en los 70 su versión musicada de “Asturias”, que ejerce en la práctica de himno no oficial de la región. Pero aunque todo el mundo se sabe la letra, muchos menos conocen cuál es el origen de este poema que un salmantino escribió durante la caída del frente republicano de Asturias en 1937. Publicado en el libro “Poesías de la guerra española”, por los azares y desgracias de la Historia, el poema se popularizó mucho antes en México en D.F que en la región a la que estaba dedicado. Allí se había exiliado, como tantos otros, el escritor Pedro Garfias, un poeta nacido en Salamanca pero sevillano en la práctica, muy próximo a la vanguardia ultraísta y militante del PCE.
En sus versos el poeta rememora, oscilando entre la épica y la amargura, los sucesos de octubre del 34 y la posterior represión del movimiento revolucionario. Garfias, como buen marxista que era, sabía muy bien aquello de que la Historia se repite dos veces—primero como tragedia y luego como farsa—, y su poema sobre Asturias es en cierto modo una lamentación ante una nueva derrota, y esta definitiva, tres años más tarde: “Dos veces, dos, has tenido ocasión para jugarte la vida en una partida, y las dos te la jugaste”.
Pedro Garfias.
La capital mexicana congregaba en los años 40 a un numeroso exilio republicano español, al que se le sumaban los compatriotas, no pocos de ellos asturianos, que habían emigrado en las décadas anteriores. Entre los recién llegados se encontraba el mismísimo Indalecio Prieto, tal vez el más decisivo de los autores intelectuales de la revuelta minera. En la propia México D.F, en una conferencia en 1942, el socialista ovetense “culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación de aquel movimiento revolucionario. Lo declaro, como culpa, como pecado, no como gloria. Estoy exento de responsabilidad en la génesis de aquel movimiento, pero la tengo plena en su preparación y desarrollo”.
El socialista carbayón Indalecio Prieto.
Durante sus casi dos décadas de estancia en México, donde murió, Garfias ofreció numerosos recitales en centros asturianos y en el restaurante El Hórreo. “Asturias” era una de los poemas indispensables en estos actos de nostalgia y confraternización para los asturianos de la diáspora. Podemos a imaginar a Indalecio Prieto entre el público, quizás incómodo con los versos que celebraban la épica de la revolución, rumiando su arrepentimiento mientras a sus paisanos se les saltaban las lágrimas.
“Los versos más hermosos que se han escrito de mi tierra”
Fue en ese mismo restaurante asturiano de D.F donde Víctor Manuel escuchó el poema por primera vez. Era 1970, Garfias llevaba ya unos años muerto, y el mierense cruzaba el chaco por primera vez. El propio Víctor Manuel lo ha contado así:
“Me invitaron a un almuerzo en el Restaurante “El Hórreo” en La Alameda del Distrito Federal. Uno de los propietarios de ‘El Hórreo’ era Urcesino Tomás, hijo de Belarmino Tomás, que había sido Presidente del Gobierno de Asturias y León. En ese almuerzo estaba Luis Roca Albornoz: que a los veinte años había sido Consejero de Hacienda de aquel Gobierno, entre otros más que se exiliaron. Yo, recién llegado no conocía a nadie. Al final del almuerzo, Luis Roca leyó el poema de Garfias, un autor para mí desconocido, y se me nubló la vista. Me entregó un billete de una peseta firmado por él, y un folio con el poema. Yo sólo tenía ganas de irme al hotel para ponerle música a ese poema y me fui al hotel cuando todo acabó. Dos horas después tenía música y ya era canción. Esa misma noche había encontrado la música para los versos más hermosos que se han escrito de mi tierra”.
Víctor Manuel en un recital en la Transición.
Aunque ya era canción, todavía iba a tardar más de una década en llegar a los oídos de sus destinatarios. No fue hasta cinco años más tarde, en 1976, cuando Víctor Manuel incluyó “Asturias” en un disco grabado en directo. Un disco, según sus palabras, “muy de barricada, con pocos medios”. Antes había sido imposible hacerlo, debido a la censura franquista, que quería suprimir de la canción el verso de los “millones de puños rotos”: “No lo toleraban. Eran inconmovibles, no se conmovían”.
Portada de “El Cobarde”.
La única opción fue grabarlo en directo, y ya en 1978, con la dictadura en retirada, pudo grabar la canción en estudio e incluirla en el vinilo “Canto para todos”. Sin embargo, la versión que acabaría llegando a las masas y popularizando fue una grabada en Londres y publicada en “El Cobarde”, un disco de 1983. Son ya cuarenta veranos cerrando todas las romerías de Asturias, y no parece que vaya a jubilarse pronto.
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