miércoles, 5 de julio de 2023
En ayuda de la búsqueda....
Se busca a familiares de Belarmino Álvarez, uno de los asturianos fusilados en 1939 en Celanova
E. G. B.
ASTURIAS
Fosa de las víctimas asturianas y gallegas que fueron fusiladas en Celanova
Fosa de las víctimas asturianas y gallegas que fueron fusiladas en Celanova
Era minero, había nacido en Sama de Langreo, estaba casado y tuvo una hija llamada Elena
05 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.
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Belarmino Álvarez García era minero y tenía 30 años cuando fue fusilado y enterrado en una fosa común en Celanova el 22 de septiembre de 1939. Natural de Sama de Langreo y afiliado a la CNT desde 1934, sus padres se llamaban Manuel y Florentina, estaba casado con Ángeles y tuvo una hija llamada Elena. Fue capturado por las tropas franquistas el 21 de octubre de 1937 junto con otros seis milicianos republicanos asturianos, «los últimos de Gijón», cuando trataban de huir en un barco llamado Gaviota. El Comité de Memoria Histórica de la comarca de Celanova busca a los familiares de Belarmino Álvarez, cuyos restos fueron exhumados el pasado diciembre y no han sido reclamados por nadie.
Según la ficha de Belarmino elaborada por el grupo Histagra de la Universidad de Santiago de Compostela que llevó a cabo la investigación que culminó con la exhumación de los restos de los milicianos asturianos, era vecino de Santa Ana, en Oviedo, y, físicamente, era moreno, tenía barba y medía 1,70. Había nacido un 8 de noviembre de 1908.
Además de Belarmino, «los últimos de Gijón» que fueron fusilados en el monasterio de Celanova, que entonces funcionaba como cárcel, se llamaban Baldomero Vigil Escalera Vallejo (pintor de 19 años), Marcelino Fernández García (mecánico de 21 años), Guillermo de Diego Álvarez (chófer de 25 años), Alfonso Moreno Gayol (chófer de 26 años, natural de Salamanca y vecino de Gijón), Abelardo Suárez del Busto (albañil de 28 años) y Mariano Blanco González (litógrafo de 36 años). Sus familias nunca supieron qué había sido de ellos porque, tras ser asesinados, se les había enterrado en una zanja clandestina dentro del camposanto de Celanova.
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C. Andaluz
Tras una ardua investigación, en diciembre se recuperaron los restos de los siete milicianos y de otros dos cadáveres, de los que se cree que eran reclusos de la prisión que podrían haber fallecido por causas naturales. A los siete asturianos se les conoce como «los últimos de Gijón» porque efectivamente fueron los últimos defensores republicanos de la ciudad hasta que cayó en manos de las tropas franquistas. Intentaron huir por mar de Gijón, a bordo del Gaviota, pero fueron detenidos por la marina franquista y trasladados a Ribadavia, también en Ourense. Y, desde allí, al campo de concentración de Camposancos, en A Guarda (Pontevedra), donde se les condenó a muerte un 17 de septiembre de 1938.
A Belarmino, según su ficha, se le condenó a muerte acusado de rebelión y ayuda a la rebelión con el agravante de perversidad. Él alegó que las acusaciones eran falsas, pero el consejo de guerra permanente número 1 de Asturias le condenó a muerte. Junto a sus compañeros, fue trasladado a la prisión de Celanova, la villa de la muerte en que se había convertido el monasterio de esta localidad gallega. En septiembre de 1939, tras pasar la noche en la iglesia del cementerio, fueron fusilados al amanecer por mercenarios franquistas frente al paredón del monasterio. La exhumación de los restos también reveló que al menos seis recibieron un tiro de gracia en la nuca.
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