jueves, 20 de julio de 2023
Confirmemos el PROGRESO ante la REACCIÓN.....
Asturias, un rompeolas contra la involución
El socialista Barbón es reelegido presidente con los votos de Convocatoria por Asturias y Podemos, y con una agenda política ambiciosa.
Por
Víctor Guillot
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Ovidio Zapico. Foto: Iván G. Fernández
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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.
El gobierno de progreso parece estar bien encarrilado. Se concluye, tras la investidura de Adrián Barbón que podrá ser profundamente socialdemócrata e intensamente reformista. El mayor acierto de Ovidio Zapico, coordinador de IU de Asturias y portavoz de Convocatoria por Asturias en la Junta del Principado, fue evitar cualquier margen, por estrecho que fuera, a un gobierno de derechas. Otorgar sus votos a Barbón a cambio de nada para que haya sido nuevamente reelegido presidente del Principado de Asturias este miércoles, disparó las expectativas reales de un gobierno de coalición que, a la luz de los gestos y declaraciones mutuas que se han hecho, invitan a pensar en un matrimonio sólido, tranquilo y duradero. Definido el marco político desde el 29 de mayo, Barbón no ha tenido que esforzarse mucho para comprender que la estabilidad que necesita esta nueva legislatura se la iba a entregar Convocatoria por Asturias.
Celebrar la investidura a dos días de las elecciones ha sido otro acierto inteligente de Barbón y su equipo. Las dos sesiones parlamentarias se han convertido en el mejor escaparate de campaña en estas generales para movilizar a la izquierda asturiana y a todo su electorado, incluidos los indecisos, con un tono convencido y animado, el próximo domingo. La negociación está siendo un vuelo sin turbulencias. El debate a cuatro retransmitido por la TPA un día antes, también puso de manifiesto el grado de conexión que existe entre Adriana Lastra y Rafa Cofiño. La futura secretaria de la FSA y el posible ministro de Sanidad supieron mantener a raya al bloque de la derecha. Especialmente brillante estuvo Lady Macbeth, cuando defendió ante el diputado de Vox la negociación de los pactos con Bildu y ERC para mejorar la vida de la mayoría social de este país.
Covadonga Tomé. Foto: Iván G. Fernández
Durante la segunda jornada parlamentaria, pudimos verificar la complicidad entre el presidente del Gobierno y el coordinador de IU. La primera conclusión es que, más allá de que haya o no un gobierno de coalición, entre la FSA y Convocatoria por Asturias se desarrollará una legislatura ambiciosa, intensa, orientada hacia la reforma de las instituciones, el desarrollo industrial, una política común en materia de derechos, emergencia climática, mundo rural y la mejora en la garantía de los derechos sociales. Junto a los sindicatos, UGT y CCOO, se atisba un nuevo ciclo político homologado y conectado al ciclo que inició el gobierno del PSOE y Unidas Podemos, hace casi cuatro años.
Adrián Barbón. Foto: Iván G. Fernández
El presidente Barbón prevé tener conformado un gobierno el 1 de agosto. Este ejecutivo, a diferencia del anterior, contará con una agenda política, algo que no se oteaba en 2020 con la irrupción de la pandemia ni en 2022, cuando fracasó el Estatuto de Autonomía. De momento, IU contempla grandes acuerdos que pasan por retomar el liderazgo en la alianza por la industria, orientar la llamada “guerra contra la burocracia” hacia el campo de batalla que supone el funcionamiento eficaz de los servicios sociales. Habrá acuerdos en materia medioambiental y, sobre todo, uno que incluya el control democrático del emprendimiento y la actividad empresarial. Apunten otro acuerdo por la salud mental y las personas con diversidad funcional y un nuevo consenso que proteja el mundo rural. A todos esos acuerdos que Zapico ha puesto encima de la mesa, deberán sumarse otras leyes que se descolgaron de la legislatura anterior: una ley que defienda los derechos de los colectivos LGTBI+, la puesta en marcha de la Variante, el liderazgo de Asturias en el Corredor Atlántico y su prolongación por el noroeste, el reto demográfico, la implantación definitiva de la escuela de 0 a 3 años, el fortalecimiento de la atención primaria o la financiación autonómica. No parece que haya mucho margen para un nuevo estatuto de autonomía, pero no descarten nada, porque la potencia legislativa de este nuevo parlamento es realmente esperanzadora.
Adrián Pumares, durante la sesión de investidura en la Junta General del Principado de Asturias. Foto de Iván G. Fernández.
Será el signo del progreso y el reformismo los que marquen la diferencia de Asturias respeto de otras autonomías. Asturias tiene la capacidad y el capital político para afrontar una de las legislaturas más ambiciosas, convertida no sólo en refugio climático sino en refugio democrático de España. Desconectado el regionalismo de centro derecha de Adrián Pumares y cada vez más alejado del discurso localista de su partido, Foro, en Gijón; descolgada Covadonga Tomé de la dirección de Podemos, poco margen les queda a ambos para no sumarse a la políticas de cambio y transformación que se puedan llevar a cabo en los próximos cuatro años. Habrá que ver que resultado entregan las urnas el domingo para saber si Asturias se convierte en el verdadero rompeolas de la involución o si, por el contrario, entre la Corte de los Leones y la calle Fruela se eleva un puente aéreo “de salvación”.
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