miércoles, 27 de marzo de 2024
Que pena!!!! * Los Polledo, una Saga ligada al Libro *
Adiós a un comercio histórico de Oviedo: la Librería Polledo se despide tras siete décadas «enriquecedoras»
Cristina Centeno
CRISTINA CENTENO
REDACCIÓN
LA VOZ DE OVIEDO
Las hermanas Ángeles y María Jesús Polledo tomaron el relevo de su padre al frente de la histórica librería.Las hermanas Ángeles y María Jesús Polledo tomaron el relevo de su padre al frente de la histórica librería.
Las hermanas María Jesús y Ángeles se jubilan y cerrarán para siempre este icónico local de la calle del Peso. Antes tratan de liquidar los últimos saldos y defienden los libros en papel, con los que crecieron desde niñas: «Es el diseño perfecto»
27 mar 2024 . Actualizado a las 09:31 h.
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Con un poema inédito de Javier Almuzara para celebrar el Día de la Poesía, la Librería Polledo anunció lo que llevaba tiempo fraguándose, su cierre definitivo. Una especie de fiesta de despedida que reunió a numerosos clientes, ya convertidos en amigos con los que charlar de literatura, pero también de vida. Las hermanas María Jesús y Ángeles Polledo se jubilan y la falta de relevo generacional obliga a bajar para siempre la persiana de un negocio que suma 72 años de historia.
Fue en 1952 cuando su padre fundó una de las librerías con más historia de Oviedo. Ellas comenzaron ayudando tras el mostrador y se quedaron. Primero María Jesús, después Ángeles. «Y hasta hoy», lamentan. Porque todo llega y aunque la decisión ha sido «muy difícil», no les queda más remedio y toca disfrutar del merecido descanso. Cerrarán previsiblemente a mediados de abril. A partir del día 1 el establecimiento abrirá solo en horario de mañana para liquidar saldos y ya no recibirán novedades, aunque sí atenderán los pedidos que lleguen porque «el espíritu del negocio sigue ahí».
María Jesús prefiere no hablar de la fecha definitiva. «Serán 15 o 20 días» de abril los que continúen tras el mostrador. El gesto apesadumbrado inunda su rostro al hablar de ese momento. Ha pasado su vida entre libros igual que su hermana Ángeles. Estudió Magisterio, hizo oposiciones pero la enseñanza no era lo suyo. Se matriculó en Historia, sin embargo su lugar estaba en la librería.
Escaparate de la Librería Polledo, en la calle del Peso.Escaparate de la Librería Polledo, en la calle del Peso.
«Conocí la etapa de los libros prohibidos, al final del Franquismo. Estaba prohibido Gorki, los autores rusos, el poeta León Felipe…», rememora sobre la censura que se vivía en la literatura. Del mismo modo recuerda como «importante» la llegada de los libros de bolsillo, primero con obras de la literatura universal como La Regenta, luego con colecciones que demostraban el aperturismo de las editoriales, que empezaron a fijarse en lo que se estaba produciendo en Inglaterra y Francia.
Siempre estuvieron en la calle del Peso. Y durante muchos años se nutrieron de los estudiantes de la Universidad de Oviedo. María Jesús conoció Derecho en el Edificio Histórico y las facultades de letras «en la plaza Feijoo» antes de desplazarse al Milán. «Estábamos en ese círculo», admite.
Década tras década forjaron una red de clientes que ya no eran tal. De hecho, esa palabra no acaba de convencerla para referirse a quienes durante años han comprado libros de todos los estilos en su negocio. «Son amigos», insiste ella. Lo demostraron en el acto del Día de la Poesía y continúan haciéndolo. El teléfono no para de sonar, reciben correos electrónicos hasta del otro lado del charco de quienes lamentan el cierre y el goteo de visitas es incesante.
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El plan de sus últimos días al frente de la Librería Polledo es «acabar los saldos» en la medida de lo posible. Aunque hay estanterías que se mueven muy poco. Lo dice mirando hacia los diccionarios, que «ya no se venden». Por eso han decidido rebajar su precio a cinco euros el pequeño; siete euros el mediano y diez, el grande. «El criterio no es recuperar el dinero, solo puedes no perder tanto», asegura.
Algo similar sucede con las guías de viaje. Cuenta que desde la pandemia no volvieron a vender ninguno de los mapas de carreteras de Michelin que tenían, tanto de España y de Europa como de todo el mundo. «Los estamos vendiendo a un euro», reconoce María Jesús. Fueron un filón en su día, pero especialmente desde 2020 su comercialización se frenó por completo.
La librería afronta sus últimas semanas con libros de todo tipo a precios de saldo.La librería afronta sus últimas semanas con libros de todo tipo a precios de saldo.
Ha habido cambios en todos estos años, asegura. Fueron un equipo de cinco personas, pero llegó un momento en el que el mundo de la librería se puso «complicado», por lo que quitaron las estanterías de la planta superior y se quedaron ellas dos solas atendiendo el negocio. Sin embargo, reconoce que «los clásicos siguen ahí» y que las grandes obras de la literatura siguen teniendo salida.
Ambas hermanas son firmes defensoras de los libros en papel. Pese a la amenaza que surgió a raíz de la llegada de los primeros libros electrónicos, María Jesús cree que se han quedado estancados: «El negocio era el soporte y el soporte no cambió. Mira cómo han cambiado los teléfonos móviles, las calculadoras, todo. Yo cuando empezó el libro electrónico dije voy a esperar porque evolucionará a doble página y será blando, pero no, no han evolucionado».
En ese momento coge en sus manos uno de los libros que expone sobre el mostrador de la librería Polledo: «¿Habrá algo mejor que una cosa así, que puedes volver cuando quieras o señalar? Un libro es el diseño perfecto y el papel es inimitable», celebra. Y por eso está convencida de que «va a seguir habiendo librerías». La prueba de ello está a escasos metros, donde se inauguró hace unos meses Matadero Uno, un nuevo proyecto en un local histórico para el sector, pues ahí se ubicó la histórica Ojanguren. «Está muy bien», aplaude María Jesús.
Luciano Hevia, Leticia Sánchez, Jorge Salvador y Natalia González encargados de los preparativos para la reapertura de la histórica librería Ojanguren, bajo el nombre de Matadero Uno.
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CRISTINA CENTENO
Tanto ella como su hermana Ángeles ponen fin estos días a una etapa gratificante, en la que han logrado mantener viva la curiosidad por los libros y el alma de comerciantes. «Ha sido muy enriquecedor para las dos», asegura. Se confiesan grandes lectoras y lo seguirán siendo. «Pensé que al cerrar me tendría que dar de baja de un suplemento cultural que leo siempre, pero no puedo, sigo teniendo la misma curiosidad», admite.
Sobre el futuro del local, aseguran que nadie por el momento se ha interesado en hacerse con el negocio a través de un traspaso. Pero aunque no cuelgue el rótulo de Librería Polledo sobre la puerta, esperan que otro negocio se asiente en esa ubicación: «Hay que dejarlo vacío y luego ya veremos. Futuro tiene que tener, porque si no el IBI quién lo paga. Pero vamos paso a paso, yo creo que no es bueno hacer planes ahora», concluye.
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