lunes, 16 de septiembre de 2024
Hace muchos años que encabezamos esta fatal Estadística....
Los condicionantes socioeconómicos y culturales hacen de Asturias la comunidad con mayor índice de suicidios de España
Manuel Noval Moro
Manuel Noval Moro
ASTURIAS
El trastorno bipolar es una enfermedad mental caracterizada por la existencia de una alteración en los mecanismos cerebrales de regulación del ánimo.El trastorno bipolar es una enfermedad mental caracterizada por la existencia de una alteración en los mecanismos cerebrales de regulación del ánimo. La Voz de la Salud
Susana Al-Halabi, psicóloga: «Es un mito decir que es mejor no hablar del asunto; si hay sospechas de que alguien está pasando por un momento oscuro lo mejor es preguntar abiertamente, iniciar la conversación»
16 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.
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Asturias es, desde hace años, la comunidad autónoma española con mayor índice de suicidios. Los últimos datos hablan de 12,54 casos por cada 100.000 habitantes, varios puntos por encima de la media de España, que está en 8,8 casos cada 100.000 personas. Aunque es un fenómeno complejo y, en consecuencia, sus causas son difíciles de determinar, sí parece que ciertos factores podrían contribuir a estas tasas tan altas.
Es lo que señala Susana Al-Halabi, profesora titular de la Universidad de Oviedo que ha profundizado en el problema. A su juicio, existen varias características en la región que constituyen factores de riesgo. La primera de ellas, la privación económica de determinadas áreas de Asturias, sobre todo a raíz del cierre de las minas. A esto hay que sumar, muchas veces añadido a los problemas económicos, un incremento del consumo de alcohol y otras drogas, «que están claramente reconocidos en la literatura científica como factores de riesgo del suicidio». Y este consumo alimenta muchas veces conflictos familiares y personales.
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Por otra parte, está la dispersión poblacional, que dificulta la relación y el acceso a recursos necesarios para afrontar los problemas y también para prevenir las conductas suicidas. Finalmente, Al-Halabi subraya que «en determinadas zonas de Asturias se instaura una tradición en la que la muerte por suicidio se convierte en una forma de solucionar problemas». Es, en muchos casos, la solución que se toma para situaciones vitales difíciles que quienes las viven ven como irresolubles. Esto no solo ocurre en Asturias. Hay áreas de Andalucía, por ejemplo, donde los índices son también muy altos y parecen obedecer a razones parecidas, a cierto aprendizaje social.
Romper mitos
Los determinantes sociales son fundamentales, según la psicóloga. Susana Al-Halabi cree que es necesario romper bastantes mitos sobre el suicidio. Uno de ellos es, precisamente, el relativo al clima. Suele asociarse la tasa de suicidios a los climas poco soleados. Sin embargo, el caso de Andalucía deja patente que no es así. También los altos índices de Canarias, una región con un clima amable y, en el otro lado del espectro, el hecho de que en Cantabria, región de clima muy similar al de Asturias, las tasas son significativamente más bajas. Otro mito que hay que desterrar es el que asegura que cuando una persona tiene pensamientos suicidas no hay nada que hacer para cambiarlo. «No es así, se puede ofrecer mucha ayuda, acompañamiento, se puede orientar a la gente para que tenga otros horizontes vitales».
También habría que dejar de «decir que es mejor no hablar del asunto» para no dar ideas a las personas que supuestamente tienen tendencias suicidas. El hecho de considerarlo una tendencia es ya una forma errónea de afrontarlo. «Esto tampoco es cierto, es un mito; si hay sospechas de que alguien está pasando por un momento oscuro lo mejor es preguntar abiertamente, iniciar la conversación; porque puede ser una forma en que la persona rebaje la tensión, el miedo o la culpa; eso sí, nosotros debemos escuchar, acompañar, no podemos juzgar el sufrimiento de las personas, no sabemos realmente las dificultades que tienen; y debemos proporcionar ayuda profesional si es necesario», sostiene la psicóloga.
Por el hecho de que hay tantos condicionantes detrás, Al-Halabi considera que «el suicidio es un asunto de todos, de andamiaje colectivo, de valores sociales». Aunque lógicamente los profesionales tienen su lugar, no solo es cosa de ellos; hay muchas otras personas que pueden ayudar a quienes están pasando por malos momentos. Y tampoco es bueno, en opinión de la psicóloga, «reducirlo a meras etiquetas diagnósticas». No se trata solo de sufrir depresión u otras patologías. Están también las propias dificultades de la vida, el sufrimiento que experimentan muchas personas ante los problemas que les parecen irresolubles y que las llevan a quitarse la vida.
Por todas estas razones, lo importante es tejer una red de apoyo cada vez más fuerte y más extensa. Que las personas con problemas no se sientan desamparadas, que vean que hay otras formas menos drásticas de afrontar los problemas. En cierta medida, muchas veces se trata de educación, de mentalidad, porque «cada uno tiene sus valores y sus balances» y aunque «razones para morir las tendríamos todos, lo fundamental es encontrar una razón para vivir».
Las personas con ideas suicidas y sus allegados recibirán ayuda especializada a cualquier hora en el teléfono 024, y ante situaciones de emergencia también pueden llamar al 112. Las tentativas y muertes por suicidio nunca tienen un único detonante, sino que son una reacción a un sufrimiento extremo causado por factores psicológicos, biológicos y sociales que pueden prevenirse y tratarse.
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