martes, 17 de septiembre de 2024
Premiando a la competencia...
La española Teresa Ribera será la vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva de la CE
Historia de Carmen Rengel • 47 m • 6 minutos de lectura
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Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en una reunión sobre energía en Bruselas, en 2022.
Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en una reunión sobre energía en Bruselas, en 2022.
© Thierry Monasse / Getty Images
La Comisión Europea ya tiene sobre la mesa el nuevo equipo de su presidenta, Ursula von der Leyen, con las apuestas de cada país para ocupar los puestos de comisarios. Los nombres se sabían, pero esta mañana la alemana ha desvelado el cargo que le pretende dar a cada cual. Y España sale bien parada: Teresa Ribera ha sido nominada vicepresidenta ejecutiva para la Transición Limpia, Justa y Competitiva en el nuevo Ejecutivo que debe llevar las riendas de esta X legislatura, durante los próximos cinco años.
Von der Leyen, al anunciar esta elección, ha añadido que Ribera también se hará cargo de la cartera de Competencia y que su responsabilidad será "guiar el trabajo para asegurar que Europa está en el camino correcto" para cumplir con sus metas climáticas y "descarbonizar e industrializar" la economía europea al mismo tiempo.
La alemana ha desvelado las responsabilidades de la actual vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del Gobierno de España en rueda de prensa en Estrasburgo (Francia), tras comparecer a puerta cerrada ante la conferencia de presidentes de grupos y la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola.
Ribera, según se ha detallado, supervisará las comisarías de Energía y Vivienda, para la que el nominado es el danés Dan Jørgensen; Clima, Cero Neto y Crecimiento Limpio, que recaerá sobre el neerlandés Wopke Hoekstra; y Medioambiente, Resiliencia Hídrica y Economía Circular Competitiva, Jessika Roswa, encargada a la sueca Jessika Roswall.
La apuesta por Ribera es doble: tendrá poder económico, sobre las grandes decisiones industriales por venir, pero con una orientación verde, ecológica, porque la idea tanto de la presidenta de la CE como de la propia Ribera es que el progreso sin el cuidado del planeta es incompatible. Que se añada la palabra "justa" es un extra, porque es una de las obsesiones de la española. "La transición energética no debe ser solo un cambio de color de los electrones o de las moléculas, sino también una oportunidad para garantizar el acceso a una energía asequible, reducir las desigualdades y generar oportunidades económicas redistributivas. Esta Comisión Global es una herramienta importante para coordinar nuestro trabajo en este sentido", dijo, por ejemplo, el pasado julio.
Vídeo relacionado: España propone oficialmente a Teresa Ribera como candidata a comisaria europea (Europa Press)
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España propone oficialmente a Teresa Ribera como candidata a comisaria europea
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Ribera no sólo pone una pica (casi) en Flandes para España con su nuevo puesto en Bruselas, sino para todo el socialismo europeo, toda vez que sólo hay cuatro Gobiernos de izquierda hoy en los Veintisiete, están en franca minoría, y su puesto, de vicepresidencia y con poder ejecutivo, es el más elevado que se le da en esta CE a un progresista.
"Es un éxito enorme para España. Es la cartera de mayor peso que nunca ha tenido un español en la Comisión Europea", señalaron a la Agencia EFE fuentes gubernamentales, que agregaron que Ribera "acumula más poder e influencia" que los excomisarios y exvicepresidentes comunitarios Frans Timmermanns (Pacto Verde) y Vestager (Competencia y Digitalización).
Enorme peso
¿Por qué es tan importante Competencia? Porque es una cartera con enorme impacto en lo económico y en lo regulatorio. El comisario o comisaria de esr ramo es el encargado de velar por la libre competencia económica y empresarial en el Mercado Único, a través de la vigilancia en el riguroso cumplimiento por los agentes económicos de las normas que la regulan. También, fundamental, por medio de la función sancionadora, si se da el caso preciso.
Para todo ello se sirve de los servicios de la Dirección General de Competencia, importante también porque si acabara en Transición o Energía, carecería de direcciones de esta naturaleza que, en la práctica, son las que hacen y deshacen.
El informe que el exprimer ministro de Italia, Mario Draghi, presentó sobre el futuro económico de la UE justo la semana pasada, fija a Ribera algunas líneas fluorescentes en la pista en la que ha de moverse si sale adelante su nombramiento: "La política de Competencia debe seguir adaptándose a los cambios en la economía de forma que no sea una barrera para los objetivos de la Unión y el crecimiento", exponía. Y más: afirmaba que las decisiones por tomar deberán tener en mente "dos nuevas dimensiones": "la innovación y la resiliencia".
Draghi propone, igualmente, limitar las ayudas públicas "a proyectos de interés común y transfronterizos" y frenar el resto, porque entiende que se "fragmenta aún más el mercado interior". Las decisiones de Competencia han de tomarse, recomienda, "mirando hacia más adelante", sin cortoplacismos, en función de lo que cada uno pueda aportar. A quien corresponda -Ribera, si se aprueba su puesto-, le aconseja "relajar" algunas normas para que se ayude al crecimiento de áreas como tecnología o defensa y asume que para que la UE mejore en productividad, ha de "alinear" sus políticas de Industria, Comercio y Competencia. Deberes que la nueva comisaria deberá asumir.
El PPE, escocido
El entorno de Ribera considera que Von der Leyen, del Partido Popular Europeo (PPE), entrega a la socialista española "la cartera más relevante de la nueva Comisión" y "le encomienda las políticas clave para la transformación estructural que ha marcado como objetivo", indican a EFE. Estas fuentes agregan que "el PP fracasa en su veto a Ribera", pues ese partido pretendía "que tuviese una cartera descafeinada sin Clima ni Energía". Al final no ha sido así, al contrario: debe supervisar y garantizar "que las empresas operen en un entorno de mercado justo y sin prácticas anticompetitivas, como abusos de posición dominante o acuerdos de fijación de precios".
Desde esa cartera de Competencia también regulará "las fusiones y las ayudas estatales para evitar distorsiones en el mercado único europeo, asegurando un equilibrio entre la competencia leal y la innovación", y actuará "para garantizar la competitividad de las empresas europeas en un mercado global".
A los conservadores europeos no le gustaba ese poder socialista, tal alto, tan concentrado, por lo que en la última semana han filtrado numerosas críticas a este nombramiento en la prensa especializada. Sin embargo, las manos de su grupo parlamentario, el mayor en la Eurocámara, están atadas. Es complicado oponerse a una apuesta que viene de su presidenta, Von der Leyen, su compañera de partido, su candidata en las elecciones europeas de junio pasado. Rechazarla es un feo, por decirlo llanamente, aunque es posible que le aprieten las tuercas en el examen por venir y que traten de compensar su poder con otros comisarios.
Lo que queda por delante
El nombramiento de Ribera, como el de los demás aspirantes a comisarios conocidos hoy, no es inmediato. Antes, el Parlamento Europeo debe dar su aprobación, para lo cual los eurodiputados examinan de cerca el conocimiento de los designados sobre el espacio política del que serán responsables y, también, si existe algún tipo de incompatibilidad o de conflicto de intereses.
En teoría, se supone que no distinguen los colores ni los orígenes, a diferencia de los Ejecutivos que los designan. Ya se han elaborado las carpetas de cada uno de los comisarios y ahora tienen que estudiarlas y defenderlas en comisiones largas, donde se afina mucho para ver si valen o no valen, si pueden o deben ocupar el cargo. Ribera concita una insólita unidad: los medios comunitarios dicen que es de las aspirantes que más saben de su materia y que pasará el examen con nota.
En esta votación, suelen tenerse en cuenta los deseos de los estados miembros más grandes de la UE y de sus partidarios, aunque la apuesta de Von der Leyen, muy masticada previamente, suele ser una guía muy respetada. Aún así, es poco probable que la lista de 26 aspirantes a comisarios pase limpia, con todos sus candidatos sobreviviendo a la criba del Parlamento. De ser así, el nuevo Ejecutivo de la UE podría asumir el cargo pronto, el 1 de noviembre sería la jura. Sin embargo, si al menos un candidato es rechazado (lo normal es que se echan atrás un par de ellos y en el último precedente, en 2019, la Eurocámara rechazó a tres candidatos), la fecha se retrasaría hasta el 1 de diciembre.
En el peor de los casos, si surgen más dudas sobre los nombres propuestos, la nueva Comisión tendría que esperar hasta el 1 de enero.
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