jueves, 18 de marzo de 2010

Manualillos para una crísis ( 2 )

Laborda se pasa un pelín, claro, defiende a sus Cajas.

EL ECONOMISTA JEFE DE FUNCAS, MUY CRÍTICO CON EL GOBIERNO
Laborda: “España podría quebrar si el ICO da créditos directos”
Publicado el 18-03-2010 , por D. Gracia / J. J. Marcos / E. S. Mazo

Ángel Laborda forma parte del grupo de "antipatriotas" que alertaron de los grandes desequilibrios nacionales cuando la cresta de la ola inmobiliaria aún repartía felicidad en toda España. Hoy, donde algunos ven brotes verdes, el director de Gabinete de Coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) anuncia una "travesía del desierto" para la economía.

"Toca purgar los males durante tres o cuatro años", asevera en una entrevista con EXPANSIÓN.

El paro, el déficit, la deuda o el sector financiero están peor que hace un año, a pesar de la reacción pública. ¿Qué ha fallado en el Gobierno?
Lo que pueden hacer los Gobiernos para enderezar la economía a corto plazo es más bien poco. El problema es que nunca hicieron un buen diagnóstico. Primero no aceptaron la crisis y luego, cuando no quedaba más remedio, volvieron a fallar echando la culpa a la economía internacional. Con los problemas de Grecia por fin plantea medidas como el plan de austeridad o la reforma de las pensiones. Pero no se las creen mucho y las toma a regañadientes, forzado por los “malvados” mercados internacionales. No se puede llamar malvado a quien te financia, da una sensación penosa de falta de credibilidad.


El director de Coyuntura de Funcas, Ángel Laborda.
Las familias y empresas siguen sin crédito, ¿cómo valora la opción del Ejecutivo de dar más capacidad al ICO para inyectar liquidez?
Es una herramienta muy limitada porque, una de dos, o se monta otra vez una banca pública, lo cual no se hace en un periodo de tiempo corto, o no tiene capacidad de acción. A muchos se nos pusieron los pelos de punta cuando se anunció que el ICO pretende saltar al intermediario para prestar directamente. La opinión pública lo ve bien y algunos sectores saludan una banca estatal que dé crédito. Pero cuidado. En estos momentos, es muy peligroso que el Estado asuma esos riesgos con los problemas de déficit y deuda que soporta. Podemos meter al país en un riesgo real de quiebra. La actuación de bancos y cajas es también bastante procíclica. Igual que fueron alegres en su momento para dar créditos, ahora actúan al revés. ¿Qué hace el Estado asumiendo el riesgo que no quiere el sector privado?

Igual no está tan lejos la vuelta de la banca pública.
En España privatizamos la banca pública y los monopolios y no va a haber marcha atrás. No es por una cuestión ideológica, sino de eficiencia. Cuando el sector público gestiona un servicio de mercado no lo hace de forma eficiente porque no se guía por criterios de productividad.

Los 324.000 millones de créditos a promotoras han puesto en la picota a muchas entidades financieras españolas, hasta ahora inmunes a la crisis internacional. ¿Cómo digerirán este agujero?
La banca española al por menor está muy acostumbrada a gestionar este tipo de riesgo. Hay un sector quebrado, como el de las inmobiliarias. Se pueden hacer dos cosas: dejar que se hunda, con la repercusión que puede tener sobre los balances y cuentas de resultados; o seguir dando oxígeno, refinanciando para que no quiebren. Con eso se consigue frenar el aumento de la morosidad y que no haya más quiebras. Esta estrategia puede ser inteligente desde el punto de vista del gestor. Otro sector financiero no hubiera podido hacerlo, pero el español sí. Primero, porque tenían unos niveles de provisiones de los más elevados del mundo gracias a la regulación del Banco de España.

En segundo lugar, les pilló con unas cuentas de resultados muy fuertes y con unas dotaciones de capital altas. Hay que ver cómo aguantan esos muros de contención y absorben esos activos inmobiliarios hasta que la economía en general empiece a recuperarse. El problema es que a muchas entidades no les dará tiempo y el tsunami las puede arrasar. A partir de 2010 y 2011 las provisiones son menos porque hay que cubrir fallidos, la cuenta de resultados se reduce y la morosidad aprieta.

¿No cree que se está retrasando en exceso la reestructuración financiera en España?
Sí, pero hay que tener en cuenta que tampoco puede hacerse mucho más rápido. En primer lugar, la crisis bancaria española ni se desata a la vez que la internacional ni con los mismos orígenes. En segundo lugar, un activo tóxico financiero, un vehículo estructurado, se puede sanear en un segundo contra pérdidas, o en días, si llega el caso que tiene que intervenir el Estado como en Reino Unido. En el caso español no son activos financieros sino inmobiliarios. Entonces, si un banco tiene en su cartera esos activos inmobiliarios, hasta que no empiecen a provocar mora, dudosidad o pérdidas, no se puede empezar a sanear. El Banco de España, al obligar ahora a provisionar un 20% de los activos, quiere acelerar la secuencia temporal.

Mientras tanto, la economía sigue sin crédito.
Durante dos años como mínimo, buena parte del sistema bancario estará en ese proceso de saneamiento, desapalancamiento y reducción de los balances. Las condiciones financieras van a seguir restringidas. La economía española, por muy bien que lo haga el Gobierno, tiene que purgar sus problemas. Es una travesía del desierto.

“Todos los presidentes se dejaron asesorar”
“Todos los presidentes de la democracia no han sido economistas y con todos ellos la economía ha pasado momentos difíciles. Pero todos, desde Suárez a Aznar, han puesto a su lado a un economista de prestigio y le han dado carta blanca para llevar la situación. Zapatero está rodeado de buenos economistas, pero hace lo que su intuición le dice. Así ha ido respondiendo a los problemas. Hasta 137 medidas repasaba el otro día. A mí me suenan a pocas”, ironiza Ángel Laborda. El economista de Funcas lamenta los síntomas de descoordinación interna que el Gobierno ha ofrecido a la hora de abordar asuntos como el plan de estabilidad fiscal, el recorte del gasto público en la Administración o el debate de las pensiones. Un dispersión de opiniones y mensajes que, en su opinión, pueden empeorar la confianza hacia
España.

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