FOTOGRAFÍA | Exposición en Nueva York
La Guerra Civil, en la maleta de Robert Capa
Durante años, no fue más que una leyenda: el material que Robert Capa había abandonado en su estudio de París cuando huyó de Europa ante el avance de las tropas nazis se había salvado en una maleta. Hace tres años, la maleta -en realidad, tres antiguas cajas de películas- llegó al International Center of Photography de Nueva York. Ahora, una exposición en el museo neoyorquino muestra el contenido de la mítica maleta, 4.500 negativos en los que Capa, su pareja Gerda Taro y su amigo David Seymour 'Chim' documentaban la Guerra Civil española
Aunque la exposición también muestra alguna foto tomada en París, casi todo el material exhibido de los tres fotógrafos -defensores de la causa republicana- son imágenes de la Guerra Civil, tomadas entre mayo de 1936 y la primavera de 1939, entre ellos retratos inéditos de La Pasionaria, Hemingway y Federico García Lorca. En otros casos, la exposición permite contextualizar imágenes ya míticas, viendo la secuencia entera en que se tomaron.
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Amamantando en un mitin, de Chim. | Herederos de Seymour / Magnum / ICP
La maleta contenía importantes trabajos de los tres fotógrafos, de los primeros reporteros en meterse en el conflicto con pequeñas cámaras de mano. De Capa, podrán verse imágenes de la batalla de Teruel o del Río Segre, así como el éxodo masivo de republicanos desde Tarragona a Barcelona y, desde ahí, a la frontera gala. También se encontraron varios rollos de los campos de internamiento de refugiados españoles en Argelès-sur-Mer y Barcarès (Francia), tomadas en marzo de 1939.
De su amigo 'Chim' -uno de los fundadores de la agencia Magnum- se muestra, además de su retrato de La Pasionaria, su cobertura de la guerra en el País Vasco y en la Batalla de Oviedo. Asimismo, de Taro aparecen imágenes del frente de Segovia, Navacerrada, Valencia y, finalmente, de la batalla de Brunete. Allí, Taro murió aplastada por un tanque en julio de 1937.
El 'milagro'
"Esto es realmente el santo grial del trabajo de Capa", declaró a The New York Times Brian Wallis, comisario del centro, cuando la maleta llegó a Nueva York. Han pasado tres años desde entonces. Durante este tiempo, el estudio de los negativos -que sorprendentemente no tuvieron que ser restaurados- ha permitido confirmar o reatribuir la autoría de algunas imágenes de estos tres fotógrafos.
La búsqueda de la maleta fue un empeño personal del hermano de Robert, Cornell Capa, a la postre fundador del International Center of Photography.
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Ante la morgue, de Gerda Taro. | ICP
"En 1940, ante el avance del ejército alemán, mi hermano le dio a un amigo suyo una maleta llena de documentos y negativos. De camino a Marsella, el amigo confió la maleta a un veterano de la Guerra Civil española, para que la escondiese en el sótano de un consulado latinoamericano. Aquí termina la historia. Todos los intentos de encontrar la maleta han sido en vano. Naturalmente, puede producirse un milagro. Si alguien tiene información sobre la maleta, que se ponga en contacto conmigo, y tendrá de antemano mi infinita gratitud", escribió en 1979, con motivo de una exposición sobre su hermano en la Bienal de Venecia.
El amigo al cargo de los negativos era Imre 'Csiki' Weiss, fotógrafo y responsable del laboratorio de Robert. "En 1939, cuando los alemanes se acercaban a París, puse todos los negativos de Bob en una mochila y pedaleé hasta Burdeos para intentar ponerla en un barco a México. Conocí a un chileno en la calle y le pedí que se llevase mis negativos al consulado para guardarlos a buen recaudo. Accedió", recordaba en 1975.
Al parecer, después los negativos -no se sabe muy bien cómo- llegaron a manos de un general mexicano, Francisco Aguilar González, embajador de su país en el régimen de Vichy. El general se los llevó consigo a México, donde murió en 1971. Pero la maleta permaneció en el olvido hasta los años 90. Entonces, el director de cine Benjamin Tarver, los heredó de su tía, amiga del general Aguilar.
Tarver se puso en contacto con un profesor estadounidense sobre cómo catalogar el material de la guerra civil que había encontrado -ignorando que se trataba de la mítica maleta-. Cornell pronto supo del hallazgo y, durante años, trató de convencer al cineasta de que lo cediese al ICP. Finalmente, en diciembre de 2007 la maleta llegó a Nueva York. Cornell murió cinco meses después.
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