Las Recetas de Roubini salen hoy a la venta.
“Cómo salimos de ésta”, recetas de Nuriel Roubini para escapar de la crisis
Hoja de ruta del futuro de la economía, por el experto que predijo la crisis mundial
21/09/2010 - 08:02 - FINANZAS.COM
Nouriel Roubini, el experto que acertó en el pronóstico de cuándo y con qué dimensión y hechos relevantes íbamos a entrar en la gran crisis, prescribe ahora vías de salida en su libro “Cómo salimos de ésta”, que hoy se pone a la venta en España. La obra se presenta como una guía práctica a modo de curso intensivo para abordar la crisis.
El libro de Roubini y Mihm, publicado este verano en Nueva York y en Londres, con el título “Crisis Economics”, ya ha sido vendido a otros seis países además de España: Italia, Brasil, Israel, Taiwán, Corea y Japón.
En “Cómo salimos de ésta”, los autores proponen medidas concretas para lograr ese objetivo. Además de algunas ya tomadas, como la “enorme e insólita intervención en el sistema financiero”, convirtiendo a los bancos centrales, no ya en prestamistas de último recurso, sino en inversores de último recurso, los autores defienden actuaciones más radicales y menos convencionales, un verdadero proceso de “destrucción creativa”, ya que “las crisis financieras tienen una manera curiosa de conseguir que las reformas radicales parezcan razonables”.
Hay, por supuesto, que regular y reformar el sistema financiero, cambiando el sistema de remuneración de los ejecutivos del mundo de las altas finanzas, Wall Street, y aumentando los incentivos para que se controle adecuadamente la solvencia de quienes reciben préstamos. Pero hay que reformar también las agencias de calificación, fomentando la competencia en ese ámbito, ya que “la concentración del poder financiero ha creado un sistema excesivamente interrelacionado”. Y más allá de eso, se debe ir pensando en medidas como la fragmentación de los grandes bancos en entidades más pequeñas, de modo que no haya entidades tan grandes que no puedan quebrar; la imposición de nuevos cortafuegos en el sistema, restringiendo drásticamente los vínculos entre instituciones políticas y entidades financieras y separando la banca comercial de la banca de inversión; y el uso de la política monetaria para prevenir nuevas burbujas especulativas.
Los autores reconocen que “las entidades financieras pondrán el grito en el cielo” al enterarse de estas medidas. Pero “el apetito desmesurado de riesgo de estas sociedades ha contribuido a crear una crisis que está provocando mucho sufrimiento en todo el mundo; son cómplices de este desastre mundial y en el futuro tendrían que ser controladas muy de cerca”.
Dice Borges de uno de sus personajes que “vivió, como todos los hombres, tiempos difíciles”. Una idea parecida subyace en este libro: las crisis no son la excepción, sino la regla. Siempre viviremos tiempos difíciles, para los que conviene estar preparados. El análisis minucioso de la gran crisis económica en la que aún estamos inmersos es un modo excelente, no ya de ver cómo salimos de ella, sino de prevenir las próximas, estar preparados para cuando lleguen y, en el mejor de los casos, evitarlas. De eso trata este libro, escrito por un catedrático de la Escuela de Negocios de la Universidad de Nueva York que predijo en 2006, con notable clarividencia, la profunda recesión que vino poco después. Esa predicción ha convertido a Nouriel Roubini en un auténtico gurú, cuyas sugerencias son ahora seguidas con la máxima atención en los foros económicos más importantes.
La predicción de Roubini fue rechazada con escepticismo por una (falsa) creencia que está también en el origen de la crisis, la de que los mercados son entidades autorreguladas, estables, sólidas y fiables. Estamos comprobando en carne propia y a un precio muy alto no sólo la falsedad de esa idea, sino las consecuencias de haberla mantenido (“la última parte del siglo XX fue una época marcada por el fundamentalismo del libre mercado”).
Como las crisis están inscritas en el genoma del capitalismo, Nouriel Roubini y Stephen Mihm se remontan a otras anteriores para ver el patrón que, con pocas variantes, siguen las crisis económicas. “Todo empieza porque existe algún activo que pasa a ser el centro de un intenso interés especulativo… normalmente, se trata de acciones de interés variable y de bienes inmuebles”. En el caso actual, empezó como una crisis financiera –dentro de un campo económico altamente especulativo, sofisticado y opaco- que acabó propagándose a la economía real. No fueron sólo las famosas hipotecas ‘subprime’, sino “un sistema financiero global de alto riesgo”, formado durante décadas.
Igual que se remontan a crisis anteriores, los autores tienen en cuenta las aportaciones de pensadores del siglo XIX que fueron críticos con el capitalismo, como John Stuart Mill o el mismo Marx. Stuart Mill fue especialmente lúcido al ver que, al formarse una burbuja económica (inmobiliaria o de otro tipo), se conceden créditos a personas que no están calificadas para recibirlo. Exactamente lo que ha pasado, dicho hace más de 150 años.
Viniendo más acá en el tiempo, los autores defienden que deben aprovecharse los puntos de vista de distintas escuelas económicas, como la keynesiana, partidaria de la intervención de los gobiernos, y la austriaca, más liberal. Ambas escuelas “tienen algo que decir con respecto a lo que debería hacerse”; sus respectivos puntos de vista pueden sintetizarse y hacer buen uso de ellos para abordar los problemas a los que nos enfrentamos.
Roubini y Mihm analizan con detalle el proceso complejo de innovación financiera (fenómenos como la llamada titulización o el aumento de valores con respaldo hipotecario), al que se añadió la corrupción de las agencias de calificación, las encargadas de vigilar esos procesos financieros. Frente a lo que debería ser la norma, que es la regulación de los mercados, que otorga seguridad aunque ganancias modestas, se prefirió la falta de regulación, que permite mayores ganancias a costa de la inseguridad del sistema. Ya sabemos lo que pasó.
En cuanto al modo en que la crisis se expandió fuera de los Estados Unidos, sostienen que no fue sólo una cuestión de contagio. Los países que se han visto afectados tenían también sus propias burbujas. Hubo, eso sí, un canal de transmisión, que fue –una vez más- el sistema financiero global. Lo que está pasando es “una amplia crisis dentro del capitalismo global del siglo XXI”.
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