Por fin se mete mano a las SICAV.
Las cuentas públicas para 2011
El Ejecutivo pone fin a los subterfugios que utilizan las Sicav para pagar menos
P. M. Simón - Madrid - 25/09/2010
El Gobierno ha reiterado una y otra vez que no tocaría la tributación de las Sociedades de inversión de capital variable (Sicav). Y en la teoría no lo ha hecho, pero sí ha introducido precisiones en la legislación que implicarán repercusiones prácticas para aquellos inversores que depositen su dinero en estos vehículos. Eliminará el diferimiento de la tributación: todas las plusvalías, sin excepción, retiradas de estas sociedades se declararán en el tramo del ahorro, que supone un pago del 19% para los 6.000 primeros euros y el 21% para las ganancias superiores.
Hasta ahora, muchas Sicav habían utilizado un subterfugio legal para sacar el dinero pagando menos: reducir capital (que no puede ser inferior a 2,4 millones de euros). De esta forma, los inversores retiran liquidez de la sociedad, pero las potenciales plusvalías no tienen la consideración de ganancia patrimonial y no están sometidas, por tanto, a la tributación del ahorro. Sólo pagan el impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, que oscila entre el 0,5% y el 1%, en función de la comunidad autónoma, explican desde el departamento de banca privada de una entidad internacional. "Hacienda había detectado este atajo y ahora se ha corregido", añade un portavoz del ministerio.
Si se retiran las plusvalías por el procedimiento clásico -un reembolso en el que la Sicav compra las acciones a sus accionistas a cambio de dinero, como ocurre en los fondos de inversión de toda la vida- sí tendrían consideración de ganancia patrimonial.
La fórmula de reducir capital ha sido muy empleada desde que estalló la crisis crediticia. Así lo han hecho Sicav controladas por Amancio Ortega (en Keblar de Inversiones y Alazán de Inversiones 2001), la familia Del Pino (Keeper Inversiones) o los Sanahuja (Cartera Cresa).
En todo caso, las Sicav, como sociedades, mantendrán sus prebendas fiscales, exactamente iguales a las que disfrutan los fondos de inversión. En lugar de tributar al 30% en el impuesto de sociedades, lo hacen al 1%. El requisito para disfrutar de este privilegio es que la Sicav en cuestión cuente con un mínimo de 100 accionistas. La pega radica en que, en la práctica, el concepto de inversión colectiva desaparece, pues esos supuestos accionistas no son más, en un gran número de casos, que hombres de paja colocados por el banco, que ha diseñado la Sicav para un único inversor.
Al cierre de mayo, el número de Sicav registradas en la CNMV se situaba en 3.201, con un patrimonio conjunto de 26.471 millones de euros, según las últimas estadísticas.
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