La increíble y menguante Facilidad Europea de Estabilidad Financiera
21.09.2010 Richard Barley 0
Cuando la eurozona anunció su paquete de rescate en mayo, un número clave fue la suma de 750.000 millones de euros –un billón de dólares por entonces–.
Una gran parte de esa cifra la conformaban los 440.000 millones de euros de la nueva Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), que ya ha obtenido su codiciado ráting AAA. Pero durante el proceso de valoración, esa cifra se ha reducido.
Los 440.000 millones de euros representan la capacidad de garantía, no la capacidad de crédito. Primero, hay que sacar a Grecia de la lista de avalistas, lo que reduce inmediatamente la suma a 428.000 millones de euros de garantías. Después, el resto de países que respaldan la facilidad han acordado garantizar el 120% de toda deuda emitida por la FEEF, lo que reduce la emisión bruta posible a 356.000 millones de euros. Este número debe rebajarse más ya que algún prestatario no ofrecerá garantías.
La cosa empeora. Para conseguir la valoración AAA cuando sólo seis de los 15 posibles avalistas tienen ráting AAA –Alemania, Francia, Luxemburgo, Holanda, Austria y Finlandia–, la FEEF conservará una parte de cada emisión en líquido que no pasará al prestatario final.
Esta se compone de dos elementos. Primero, existe una reserva general de liquidez financiada por una cuota del 0,5% más el valor actual neto del margen de interés sobre cualquier crédito; esto se deducirá de lo recaudado por el prestatario. La segunda parte es un colchón adicional de efectivo que compense el hecho de que nueve de los avalistas no tengan valoración AAA. Esta cantidad variará de un préstamo a otro y dependerá de la configuración de los prestatarios y los garantes en su momento. Estas deducciones podrían reducir de forma significativa la cantidad de créditos disponibles del teórico límite de 350.000 millones de euros.
El resultado final es que mientras que el fondo podría ayudar a un pequeño prestatario como Irlanda o Portugal, plantea dudas en el caso de que la demanda proceda de un emisor de deuda más grande como España; Italia está fuera de su alcance. El mejor resultado seguiría siendo que no se abusara de la reducida FEEF.
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