¿Temeroso de las voces que hablan de burbuja? Aprenda a reducir el riesgo de su cartera
Óscar Torres
Conozca los indicadores y herramientas más apropiados para controlar los vaivenes de sus inversiones
Está su cartera demasiado expuesta a esa dichosa burbuja que tantos expertos ven en renta fija? ¿Cuánto riesgo asume en su cartera? Pregúnteselo dos veces y dedique un tiempo a analizar sus inversiones. Mejor aún. Acuda a un profesional que mida su perfil de riesgo de la forma adecuada y que valore si su asignación de activos se adecua a usted. Para ello, es fundamental medir y controlar la exposición de nuestras inversiones a los distintos tipos de riesgo. Muchos de ellos desconocidos. Y cuando el desconocimiento toma partido, la decisión de invertir puede convertirse en un auténtico salto al vacío.
«Hay algo que suele pasar desapercibido para muchos ahorradores y que afecta a toda la composición de la cartera, que es el margen de error al definir su propio perfil inversor», advierte Fernando Luque, de Morningstar. A veces, conocerse a uno mismo no es suficiente o, simplemente, no es objetivo. Por ello, puede convenir solicitar una valoración externa y objetiva. «La capacidad de un inversor para medir su grado de apetito o aversión al riesgo es muy reducida. Por ello, puede ser conveniente acudir a un asesor, para que haga una valoración más personalizada de la que puede hacer un banco», explica Antonio Banda, consejero delegado de la EAFI Feel Capital. Éste es el primer paso que debe dar para controlar el riesgo de su cartera: un auténtico y profesional ejercicio de «autoconocimiento».
Identificar y medir riesgos
Es necesario conocer los distintos peligros a los que se enfrentan nuestras inversiones (ver apoyo). Son muchos, pero hay algunos fundamentales, que todo inversor debe conocer. Diego González, de Bull4All EAFI explica los dos grandes enfoques que se pueden aplicar para realizar un análisis de riesgos: «Un enfoque desde arriba, para conocer el riesgo global de la cartera y otro al detalle, activo por activo. Y a la hora de afrontarlo conviene tener en cuenta tres conceptos: la volatilidad, una matriz de correlaciones entre activos y el dato de máximo 'drawdown'».
Todos los expertos coinciden en que los inversores suelen entender el riesgo, como la volatilidad de una inversión. Puede ser una primera aproximación, pero por sí sóla es insuficiente. «Los inversores deben ser conocedores de que el índice de volatilidad de un fondo se basa en estadísticas históricas, que no tienen por qué repetirse en el futuro», explica Carlos Farrás, de DPM Finanzas. Algo que también se puede aplicar a otra clase de activos. Por ello, proponen fórmulas complementarias para cuantificar el riesgo. «Es importante medir la volatilidad de cada fondo y su peso en cartera. Pero se pueden aplicar otros ratios, como el de Sharpe, el Alfa, la Beta, entre otros (ver apoyo en página 44). Y, aunque, por lo general, en los fondos tradicionales el riesgo de liquidez no suele existir, puede haber algunos que la restrinjan con una comisión de reembolso», advierte Farrás.
Para Juan Hernando, responsable de análisis de fondos de Inversis, la diversificación de gestores y categorías de fondos en una cartera de IIC´s es fundamental. También entre activos. De ahí, que la matriz de correlaciones que propone Diego González sea una herramienta útil. Es importante saber qué activos o fondos suben, cuando otros bajan para poder realizar una buena combinación en la cartera. El problema es que la matriz de correlaciones es un método que sólo ofrecen algunas herramientas para profesionales, como Morningstar Direct, y cuya interpretación requiere una elevada educación financiera.
Por otro lado, Luque nos recuerda un consejo ya clásico en el mundo de los fondos de inversión: interesarse por la evolución histórica del producto y, sobre todo, por los periodos en los que ha caído. «En una IIC, es importante analizar sus momentos de debilidad, conocer las causas y analizar la habilidad del gestor para superar esa fase», explican desde Morningstar. Y en relación a esto, Diego González cita el ratio conocido como «máximo drawdown». «Se trata de escoger un periodo en la evolución del producto, a poder ser largo, e identificar el momento de mayor caída continuada, desde que se registra un máximo hasta que vuelve a ser superado», explica.
Cuidado con comprar demasiados fondos
Además de estas herramientas de identificación, Luque aconseja no construir carteras con demasiados fondos de inversión. Pueden volverse inmanejables. La intención de acumular IIC´s en una misma cartera responde a una necesidad de diversificación, pero incluir demasiados productos puede llevar a situaciones en las que algunos fondos se solapen sobre otros. Esto puede pasar especialmente si se apuestan por fondos demasiado globales o flexibles.
Puede suceder que dos gestores con total libertad para seleccionar activos acudan a las mismas inversiones para captar oportunidades. «Invertir en un producto sin una marcada filosofía de inversión puede ser un acto de fe y puede perjudicar a la diversificación», señala Banda. Por ello, una buena manera de mantener nuestras inversiones bajo control con fondos es invertir en productos con un estilo concreto y un universo de inversión definido. Ahora bien, esto no debe impedir dedicar una parte a fondos de autor con buen historial de retornos.
¿Detectar burbujas?
Para González, gestionar el riesgo también conlleva prestar atención a los síntomas que advierten de que algunas áreas del mercado pueden estar recalentadas. El problema es que cada burbuja tiene su propia anatomía y no siempre es fácil percatarse y convencerse de su formación. En estos días se está hablando mucho de la creación de una burbuja en renta fija y todos los expertos coinciden en que el riesgo se hará más visible cuando los bancos centrales del mundo retiren la liquidez. «No olvidemos que las medidas excepcionales de los bancos centrales han distorsionado los mercados con unos tipos de interés prácticamente a cero y con fortísimas inyecciones de liquidez. Esto ha provocado que muchos activos estén muy ajustados en precios, incluso, caros en renta fija o inmuebles, pero el inversor debe tener mucho cuidado en cuanto los bancos centrales retiren sus estímulos y empiecen a subir tipos de interés, ya que afectará negativamente a la financiación de las empresas, bonos, y, por ende, a la bolsa». En este escenario, Estados Unidos o Reino Unido, puede ser nuestro laboratorio de pruebas, ya que serán los primeros en subir tipos de interés.
Por último, el amplio catálogo de fondos ofrece una serie de productos cuya finalidad es preservar el capital, o bien, ofrecer una exposición a activos de riesgo con una volatilidad menor de la habitual. Por ejemplo, los fondos de bonos convertibles son sensibles a la bolsa, pero con menos vaivenes que ésta. Los fondos cotizados (ETF´s) de baja volatilidad también ofrecen exposición a la renta variable o la renta fija, pero con variaciones más suaves. Ahora bien, los expertos hacen dos anotaciones al respecto de los ETF´s. Por un lado, no son adecuados para perfiles de bajo riesgo, ya que no dejan de ser productos de bolsa. Y por otro, Banda los considera difíciles para los minoristas debido a su fiscalidad. También están los productos de retorno absoluto, cuyo objetivo es obtener rendimientos en cualquier contexto de mercado. Pero no siempre lo consiguen.
¿Cómo lo hacen los profesionales?
Los «traders» y gestores de fondos cuentan con un mayor número de herramientas: coberturas con derivados, gestión de divisas, liquidez, asignación dinámica de activos en renta fija, diversificación... De ahí que muchas veces se afirme que la mejor manera de controlar el riesgo de nuestra cartera, sea delegar nuestras decisiones en un cierto número de fondos de inversión. Uno de los casos más claros es el del Carmignac Capital Plus, gestionado por Carlos Galvis. Aplica una estrategia multiactivos con un enfoque muy activo en la gestión del riesgo y una volatilidad controlada en cualquier entorno de mercado. Desde la gestora aseguran que el control del riesgo es una demanda que se extiende a toda la base de clientes del grupo galo en Europa.
Glosario de términos
Alfa. Es el valor añadido que el gestor aporta al fondo. La rentabilidad adicional que obtiene por encima del mercado o de su índice de referencia.
Beta. Mide la sensibilidad del fondo al mercado o de su índice de referencia. Cuanto mayor sea esta cifra, más depende el producto de la evolución del mercado.
Cuartiles de rentabilidad. En la industria de fondos se suele dividir el número total de productos de una categoría entre cuatro. El primer cuartil recoge los productos más rentables y el cuarto, los menos rentables.
Nivel de volatilidad. Es sólo una primera aproximación al riesgo de un fondo. Mide cómo su rentabilidad se desvía de su media histórica.
Ratio de Sharpe. Indica hasta qué punto la rentabilidad de una inversión compensa el riesgo que se asume con ella. Entre dos activos con el mismo nivel de riesgo, el que tenga un ratio de Sharpe más elevado, ofrece más rentabilidad.
Máximo «drawdown». Es la caída máxima experimentada por un fondo de inversión desde que se registra un máximo hasta que vuelve a ser superado. Para hacer un buen uso de este ratio, es conveniente utilizar un periodo amplio.
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