domingo, 2 de noviembre de 2014

El Barça muy grande para Lucho....

Luis Enrique humilla, Bartomeu asesta... y el Barça ya ha contactado con Monchi


No se le caía de la boca la frase que retumbaba en su cabeza. “Nos hemos equivocado”, relataba en plural mayestático como jefe de la manada técnica. Luis Enrique se estrenaba por primera vez como entrenador del FC Barcelona en el Bernabéu y no le pudo ir peor. Días después no le dolían prendas en reconocer públicamente que la acción del equipo resultó nefasta en un hilo de errores que nacieron en el banquillo y que se trasladaron con destreza al césped. La alineación continuista que exhibió rompía con todo lo hablado en las citas previas. En el ático blaugrana, los directivos, ellos siempre ganan mientras que siempre cae el entrenador o los futbolistas, corrían con desazón en esa latitud. El pensamiento grupal se arropaba en que a la hora de la verdad la personalidad del técnico asturiano se achicó: repitieron titularidad los habituales mientras que la esperada regeneración se sintió golpeada. Vamos, que le faltaron agallas para sentenciar a más de una vaca sagrada.
El Barça perdió dos importantes referentes en el trascurso del último curso. Si Puyol dijo basta tras un deterioro físico que lo devoró, la decisión de Valdés, donde no hubo marcha atrás pese a anhelarse, provocó una rápida reacción en busca de un portero. Tuvieron tiempo para analizar el mercado hasta que Zubizarreta estimó que la opción del alemán Ter Stegen era la mejor solución. La adquisición se cerró con Martino ocupando el banquillo. Sin embargo, al tomar Luis Enrique el relevo, éste estimó que su favorito era otro y eligió a Claudio Bravo. No hubo colisión con el poder porque el equipo buscaba dos porteros. Por ahora, ninguno ha logrado que la masa social olvide al guardameta que tanto bien hizo en la historia del club. En un mercado llamado al cambio, la entidad optó por sacrificar a dos jugadores que se estimaron no necesarios. Por Fàbregas y por Alexis se hizo caja para compensar el gasto del fichaje estrella. Otros como Afellay, Tello o Song completaban una lista de desplazados.
La composición de la actual plantilla cuenta con varios culpables. Empezando por el presidente, que toma decisiones sin pudor alguno desde que ocupó el lugar de delfín de Rosell. Detrás de Bartomeu, Luis Enrique asumió todo el poder, decidiéndose como preferentes por Suárez y Mathieu. El fichaje de Rakitic lo había avanzado Zubizarreta y quedó aprobado por el técnico. El aún inédito Vermaelen completó la nómina de jugadores importantes, para la que se explicaba como la regeneración de un grupo campeón. La continuidad de Xavi ponía la guinda a esta fase. Todo transcurría relativamente tranquilo, resbalón en París incluido, hasta que llegó el duelo marcado en rojo en el calendario. Entonces, el cambio no resultó real. A Luis Enrique se le ha criticado por varias decisiones de ese once titular: la ubicación de Mathieu en la banda, el empeño de mantener a Piqué, la falta de descanso que precisa Busquets, a quien la dolencia que sufre en el pubis lo mantiene mermado, la elección de Xavi como titular que implicó la salida de Rakitic del once o si lo más idóneo era alinear a Luis Suárez desde el comienzo en su primer partido tras más de cuatro meses sin competir en duelo oficial.
Bartomeu y sus directivos han sacado las primeras conclusiones del curso, pese a que aún no se ha cumplido el primer tercio de temporada. La junta directiva mantiene el crédito, pese a salir tocado de su primer gran envite, a Luis Enrique. El entrenador asturiano seguirá fiel a sus ideas, pero se le insistirá en que es el momento de regenerar al equipo. Si nombres como los de Alves o Piqué engordarán presumiblemente la lista de ausentes porque su tiempo huele a caducidad, el hándicap de no poder fichar en un año impide los siguientes movimientos que la dirigencia ha valorado. Porque las primeras decisiones van encaminadas a modificar otras esferas del club, particularmente la dirección deportiva, cruelmente criticada durante esta etapa de Andoni Zubizarreta. Las dudas que pudieron acabar hace una temporada con el ejecutivo vasco lejos del Camp Nou no se han culminado de disipar. Zubi continuó, salvó el ‘match ball’ por las adversidades sufridas en esos días y porque entonces Rosell no quiso ponerse a buscar relevo. 
Monchi, a la derecha, junto a Unai Emery y José Castro, entrenador y presidente del Sevilla, respectivamente Monchi, a la derecha, junto a Unai Emery y José Castro, entrenador y presidente del Sevilla, respectivamente Ahora, la sanción impuesta por la FIFA evitando que la entidad pueda salir al mercado frena cualquier evolución en el departamento de altas y bajas. No obstante, un nombre sigue salpicando la mente de Bartomeu. El interés del Barça por Monchi, el responsable de la parcela deportiva del Sevilla, es ya una realidad y los primeros contactos se han producido. Monchi, que busca cambiar de aires, se ha dejado querer por primera vez por otro club tras la exitosa década en las filas hispalenses. El gaditano considera que su etapa en Nervión toca a su fin y así se ha posicionado en el Consejo de Administración sevillista. La longeva etapa ha cansado a determinados aficionados cansados de ver siempre la misma cara. Pese al talento demostrado, quien fuera guardameta del club, ha recibido críticas por parte de un pequeño grupo de seguidores que no le perdonan algún error cometido. Estas dudas las quiere aprovechar el FC Barcelona que pretende garantizarse con tiempo a quien es la estrella de los despachos del fútbol español.
Por aquí transita el ejercicio de cambio que busca la junta directiva culé. El fichaje no resultará sencillo porque el Sevilla FC pretende evitar la fuga de Monchi a toda costa y así se lo han hecho saber. Sin embargo, al todopoderoso Barça pocas acciones se le atragantan. El proceso debe escribir aún varios capítulos, pero las dos partes están decididas a conseguir puntos de encuentro. El Clásico colocó al Real Madrid muy por encima del FC Barcelona y ya se sabe que a la masa hay que compensarla sacrificando alguna pieza de valor. Con varios jugadores cuestionados, al que ficha, esta vez, parece que se le acaba también el tiempo.

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