El 'boom' del voto emigrante será clave para elegir al próximo presidente de Asturias
El éxodo laboral propicia en solo cuatro años un aumento de 22.600 asturianos en el censo exterior
VIERNES 20 DE MARZO DE 2015
Los partidos asturianos engrasan ya la maquinaria de los próximos comicios autonómicos. Una pieza puede ser clave en un proceso que se presenta como el más ajustado y fragmentado que se recuerda. El voto del emigrante, que ya fue decisivo en las últimas elecciones de marzo de 2012, puede convertirse en la pieza dovela de una victoria electoral que pude conseguirse por un puñado de votos. Las cifras del CERA, el censo de residentes ausentes, expresan en números todo un tratado demográfico. El censo registra a 106.047 personas con fecha de 1 de enero de 2015. Es decir, casi 22.600 asturianos más que en las elecciones de 2011. Por hacer una comparación: el voto emigrante equivale a la suma del censo de Siero, Langreo y Mieres.
El éxodo laboral que ha presidido la recesión de los últimos siete años se ha traducido en un aumento exponencial del censo de emigrantes. Si en 2011 había 83.640 asturianos con derecho a voto, en 2012 se convirtieron en 90.272, un año después crecieron hasta los 96.107 y en 2014 llegaron a los 101.247. En el último año el censo ha ganado casi 5.000 asturianos. Es lo que se ha venido a denominar la nueva emigración o el exilio económico, jóvenes con una buena formación que buscan una oportunidad en países europeos o en Estados Unidos. Una generación que no busca la flecha latinoamericana que dirigió los flujos demográficos de finales del siglo XIX y del siglo XX. Otro dato: cerca de 4.000 electores llamados a las urnas no tenían edad de voto en 2011 y se incorporan por primera vez al proceso.
Reforma electoral
Hay que recordar que el recuento del voto del emigrante ya fue determinante en la victoria electoral de Javier Fernández. El PSOE aprovechó su tradicional potencial en la colonia exterior para arrebañar a Foro un diputado por apenas medio centenar de votos. El granero socialista se ha visto sin embargo erosionado por la reforma electoral que impulsó el PP en 2011 y que el propio PSOE respaldó en un movimiento suicida. La reforma electoral excluye a los emigrantes en las votaciones a las municipales y para las autonómicas y generales obliga al colectivo a pedir el voto con antelación. Puede ser en forma de urnas en consulados y embajadas o por correo.
Casi 4.000 asturianos votarán por primera vez
El voto rogado ha tenido nefastas consecuencias. En las últimas elecciones generales solo participó el 5,5% del censo frente al 37% que lo había hecho en 2008 y el 29% en 2004. Y en las autonómicas, la participación de los emigrantes asturianos en mayo de 2011 fue del 4,2% frente al 23% que lo hizo en 2007. Recientemente, el presidente de Galicia Alberto Nuñez Feijóo ha insinuado que la ley será nuevamente reformada y que estará lista para las elecciones generales, en un reconocimiento a gritos del fracaso legislativo.
Los partidos confían en que la nueva emigración rompa el estereotipo del colectivo envejecido y poco activo y aspiran a que acuda masivamente a las urnas. Que tenga la capacidad de movilización que ha faltado en las últimas citas electorales. En juego está un parlamento que se augura muy fracturado: hasta siete fuerzas políticas (PSOE, Foro, PP, IU, UPyD, Podemos y Ciudadanos) pueden conseguir escaños. La consecuencia previsible es que el triunfo electoral sea el más barato de la democracia, con una horquilla de escaños que oscila entre los 12 y los 16 diputados. Y es más que posible que el voto del emigrante valga su peso en oro.
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