¿Qué hace falta para un rally duradero?
Christophe Donay
En últimas semanas las preocupaciones han llegado a dominar los mercados financieros, que han adoptado una actitud de crisis. Hay que tener en cuenta que los tipos de interés negativos de cinco bancos centrales a corto plazo (Euro Zona, Japón, Dinamarca, Suiza y Suecia) tienen la loable intención de reactivar sus economías estimulando la concesión de préstamos bancarios.
Pero el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. Como
nos habíamos temido, sus políticas monetarias parecen ser cada vez
menos eficaces. Más aún, la aplicación de tipos de interés negativos
parece que tiene un resultado contrario, reduciendo la rentabilidad de
los bancos y reavivando temores deflacionistas. De hecho ha habido caída
en las cotizaciones de los mercados de acciones.
Efectivamente, los tipos de interés negativos reducen el incentivo del sector bancario de mantener reservas excedentes en los bancos centrales y afectan la rentabilidad de sus préstamos. Además el aplanamiento de la curva de rentabilidades a vencimiento erosiona sus márgenes. El efecto es que se puede interrumpir el ciclo del crédito e incluso revertirlo. A este respecto nuestras expectativas de crecimiento real del PIB, de 2% en EEUU y 1,8% en la Euro Zona este año dependen precisamente de que haya aceleración de préstamos de los bancos. A ello se suma que la caída del precio del petróleo y materias primas en general añaden preocupaciones sobre deflación y que se observa una flagrante dificultad de los bancos centrales para llevar las expectativas de inflación al objetivo del 2%, lo que crea dudas sobre su capacidad para reactivar el crecimiento.
Sin embargo los fundamentales económicos han mostrado pocas señales de ir a peor. ¿Qué puede erradicar los temores de los mercados, con una visión más equilibrada? Hacen faltan al menos uno de tres cambios fundamentales para desencadenar un rally duradero en los mercados.
1.- En primer lugar, el precio del petróleo debe sostenerse alrededor de 45 a 50 dólares/barril, pues aumentaría la inflación y disminuirían los riesgos de impago entre empresas de energía. Pero, para reequilibrar oferta y demanda, la producción diaria tiene que reducirse en alrededor de 1,5 millones de barriles, lo que puede llevar varios meses.
2.- Además hace falta una reversión de las políticas monetarias de los bancos centrales de economías desarrolladas, incluyendo un movimiento hacia territorio positivo de los tipos de interés del BCE y Banco de Japón para los depósitos de los bancos. Esto parece poco probable a corto plazo.
3.- También cabe un nuevo mix de políticas económicas, incluyendo componente fiscal, a fin de disipar presiones deflacionarias en el mundo desarrollado. Al respecto la cooperación internacional ayudaría. Pero nada sustancial ha surgido de la reunión del G-20 del 26 y 27 de febrero y no parece inminente.
En ausencia de estos cambios los rebotes en los mercados de valores son posibles, pero débiles y de corta duración. De manera que hay que seguir de cerca los movimientos del precio del petróleo, de bancos centrales y de gobiernos. Las medidas anunciadas por el BCE para marzo son clave. Es muy poco probable que revierta la política monetaria en curso. De hecho puede bajar los tipos de interés de los depósitos de los bancos a menos-0,5% en Junio. Sin embargo, otras medidas, como la extensión de compras de activos, como deuda empresarial, puede ayudar a tranquilizar a los mercados, al menos temporalmente.
Christophe Donay, director de análisis macroeconómico de Pictet WM.
Efectivamente, los tipos de interés negativos reducen el incentivo del sector bancario de mantener reservas excedentes en los bancos centrales y afectan la rentabilidad de sus préstamos. Además el aplanamiento de la curva de rentabilidades a vencimiento erosiona sus márgenes. El efecto es que se puede interrumpir el ciclo del crédito e incluso revertirlo. A este respecto nuestras expectativas de crecimiento real del PIB, de 2% en EEUU y 1,8% en la Euro Zona este año dependen precisamente de que haya aceleración de préstamos de los bancos. A ello se suma que la caída del precio del petróleo y materias primas en general añaden preocupaciones sobre deflación y que se observa una flagrante dificultad de los bancos centrales para llevar las expectativas de inflación al objetivo del 2%, lo que crea dudas sobre su capacidad para reactivar el crecimiento.
Sin embargo los fundamentales económicos han mostrado pocas señales de ir a peor. ¿Qué puede erradicar los temores de los mercados, con una visión más equilibrada? Hacen faltan al menos uno de tres cambios fundamentales para desencadenar un rally duradero en los mercados.
1.- En primer lugar, el precio del petróleo debe sostenerse alrededor de 45 a 50 dólares/barril, pues aumentaría la inflación y disminuirían los riesgos de impago entre empresas de energía. Pero, para reequilibrar oferta y demanda, la producción diaria tiene que reducirse en alrededor de 1,5 millones de barriles, lo que puede llevar varios meses.
2.- Además hace falta una reversión de las políticas monetarias de los bancos centrales de economías desarrolladas, incluyendo un movimiento hacia territorio positivo de los tipos de interés del BCE y Banco de Japón para los depósitos de los bancos. Esto parece poco probable a corto plazo.
3.- También cabe un nuevo mix de políticas económicas, incluyendo componente fiscal, a fin de disipar presiones deflacionarias en el mundo desarrollado. Al respecto la cooperación internacional ayudaría. Pero nada sustancial ha surgido de la reunión del G-20 del 26 y 27 de febrero y no parece inminente.
En ausencia de estos cambios los rebotes en los mercados de valores son posibles, pero débiles y de corta duración. De manera que hay que seguir de cerca los movimientos del precio del petróleo, de bancos centrales y de gobiernos. Las medidas anunciadas por el BCE para marzo son clave. Es muy poco probable que revierta la política monetaria en curso. De hecho puede bajar los tipos de interés de los depósitos de los bancos a menos-0,5% en Junio. Sin embargo, otras medidas, como la extensión de compras de activos, como deuda empresarial, puede ayudar a tranquilizar a los mercados, al menos temporalmente.
Christophe Donay, director de análisis macroeconómico de Pictet WM.
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