«No admitimos que se trate de culpar al carbón español de la subida de la luz»
«No es el combustible de mayor coste, sino aquel que ha contribuido a que la demanda de energía eléctrica de nuestro país haya podido ser cubierta»
Pedro Iglesia Presidente y director general de Carbunión
Las empresas mineras han pasado en los últimos meses de estar al borde de la quiebra a ser acusadas de la subida de la luz. Aunque las eléctricas llevan tres meses comprando carbón autóctono, la mayoría de explotaciones sigue bajo la espada de Damocles del cierre. Sin embargo, Pedro Iglesia, el nuevo presidente de la Federación Nacional de Empresarios de Minas de Carbón (Carbunión) -ya era su director general desde hace un año- defiende la necesidad del carbón como energía de respaldo y como actividad generadora de riqueza en las comarcas mineras.
Llevan años en el ojo del huracán. ¿Se sienten un sector perseguido?
Perseguido, quizás no, pero sí incomprendido, desconocido e incluso ignorado. En los últimos meses, muy a pesar de los reiterados ofrecimientos de colaboración por parte de Carbunión, no hemos encontrado en el Ministerio de Energía la recepción esperada. Con la llegada de nuevos equipos, estamos esperanzados en reanudar la colaboración.
El año pasado fue nefasto por la falta de compra de carbón por parte de las térmicas. ¿Cuál es la situación actual?
Las empresas dedicadas a la extracción están en una situación profundamente complicada y, en muchos casos, extrema. Varias compañías se enfrentan a procesos de liquidación, situaciones concursales, expedientes de regulación... Las compras de los últimos tres meses han ayudado a recomponer la situación en algunas de ellas. Otras, sin embargo, tienen una difícil compostura.
Con esas compras de las eléctricas, ¿pueden respirar tranquilos a corto plazo?
Lo que ha habido son factores externos a lo que sería una solución negociada y planificada: la disminución de la generación eléctrica a través de renovables, el incremento del precio del carbón de importación y la necesidad de exportar a Francia energía por problemas en sus nucleares. Sobre estos factores no existe la posibilidad de control o la capacidad de predecir su comportamiento y, aunque la mejoría en las compras ha aliviado un poco la dramática situación, ni las empresas mineras ni las eléctricas han podido concretar acuerdos de suministro a medio y largo plazo.
Entonces, ¿qué puede esperar el sector de este 2017?
Tenemos una esperanza contenida. Las condiciones han mejorado, pero nos encontramos inmersos en un plan de cierre de las explotaciones no competitivas antes de diciembre de 2018. El plan establece un calendario que no conocemos, porque hasta la fecha el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital no nos lo ha facilitado. Además, la comisión de seguimiento del 'Marco de Actuación para la Minería del Carbón y las Comarcas Mineras en el periodo 2013-2018', firmado por la Secretaría de Estado de Energía, los sindicatos y Carbunión, lleva 18 meses sin reunirse.
¿Por qué cree que no se están produciendo esas reuniones?
No puedo responder a esto, pero sí denunciar qué acuerdos decisivos para el sector no se están cumpliendo y Carbunión no es responsable de ello.
¿Puede a estas alturas dar marcha atrás el Gobierno?
Pocas cosas hay irreversibles. Tenemos la esperanza de que los nuevos responsables del Gobierno favorezcan el diálogo y la colaboración para conseguir soluciones sostenibles para las empresas y, de esta forma, que puedan seguir como una actividad industrial que constituye en muchos casos el sustento fundamental de las economías locales, ya que suelen estar alejadas de grandes poblaciones.
¿Tienen las explotaciones futuro más allá de 2018 ?
La competitividad en mercados abiertos será la que determine el futuro. En principio, las explotaciones a cielo abierto parten con ventaja porque su costes son menores y son absolutamente competitivas en relación al carbón internacional. En lo que concierne a las minas de interior, no en todos los casos podemos esperar que alcancen la competitividad necesaria, si bien serán los precios los que definan esa posibilidad. No obstante, factores como la seguridad de suministro y la independencia deben ser tenidos en cuenta, particularmente en un país cuya dependencia de combustibles es total, con la excepción del carbón nacional.
Ahora se culpabiliza al carbón de la subida de la luz.
Categóricamente puedo decir que el carbón no ha sido el responsable de la subida de la luz y, en ningún caso, admitimos que se trate de culpar al carbón producido en España de esta situación. Por desgracia, en estos momentos todos queremos resumir nuestros pensamientos en un 'tuit', pero ciertos temas requieren algo más que 140 caracteres. El carbón no es el combustible de mayor coste, sino aquel que ha contribuido a que la demanda de energía eléctrica haya podido ser cubierta. Con su actuación como energía de respaldo se da cobertura a la escasez de otras energías. Desde Carbunión denunciamos estas manifestaciones que en muchos casos provienen del desconocimiento y en alguno tienen mala intención.
Más conocimiento
El presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, afirmaba hace unos días que sería «suicida» dejar de producir carbón autóctono, que es clave para evitar picos en la luz y garantizar el abastecimiento.
El conocimiento del sector y la sensibilidad de las comunidades son muy superiores a los que se tienen a veces en los despachos de Moncloa o en el Paseo de la Castellana. Esta actividad es generadora de riqueza y empleo en las comarcas mineras, que sin ella estarían abocadas al abandono. Los dos factores a los que hace mención Herrera son una de las claves para su mantenimiento. Carbunión mantiene una estrecha colaboración con Asturias, Castilla y León y Aragón en la búsqueda de soluciones sostenibles, esperemos que el Gobierno de España nos acompañe.
¿Qué diferencia existe en la actualidad entre el precio del carbón nacional y el de importación?
Estos días el precio del producido en España se sitúa entre un 15% o un 20% más barato.
Una de las críticas que se hacen al carbón importado es que puede estar manchado de sangre.
El 90% del carbón importado proviene de Colombia, Indonesia, Rusia y Sudáfrica. Ninguno de esos países tiene las normativas de tipo social, sanitario, laboral, medioambiental y fiscal que tenemos en la UE. Estas importaciones han supuesto en los años 2015 y 2016 más del 85% del carbón utilizado para la generación eléctrica, lo que afecta a nuestra balanza de pagos y al desempleo.
Otra crítica habitual es lo contaminante que resulta la generación térmica.
Los países de la UE están inmersos en una transición energética hacia fuentes de energía menos contaminantes, pero este proceso conlleva necesariamente la utilización de energías de respaldo. Por tanto, para conseguir unos niveles menores de emisiones, hay que realizar mejoras en las actuales instalaciones de generación con carbón. En el plan 2013-2018 se establecieron consideraciones para conseguir los apoyos del ministerio y que las térmicas pudieran realizar estas mejoras, pero no se han concretado
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