Bolsa americana: ¿Es sostenible una subida tan vertical?
Cristina Vallejo
Wall Street está muy fuerte, pero los analistas advierten de una posible próxima corrección para volver a subir
Aunque al final de la semana comenzó a haber cierta debilidad en la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones acumulaba hasta el viernes diez sesiones de ascensos sin descanso y diez récords seguidos, algo que no ocurría desde 1987. Ha recorrido la distancia de los 19.000 a los 20.000 puntos a una velocidad récord y quizás bata esa marca en la conquista de los 21.000. Desde principios de noviembre gana un 16% y en este 2017, más de un 5%. Algo parecido pasa en el S&P 500, que lleva marcando máximos cinco semanas seguidas, mientras que el Nasdaq sube un 10 por ciento desde el arranque de 2017 y lleva cerrando en niveles récord seis de las últimas siete semanas.
¿Está justificada esta trayectoria? Patrick Nielsen, gestor del FM Bolsa América de Mapfre, razona que si bien se hace mucha alusión a Trump para explicar las fuertes subidas de Wall Street, siendo éste un factor importante, recuerda que no hay que dejar de lado otros motivos. Por ejemplo, que la economía americana y global remontaron a partir de la primavera de 2016, que desde un poco antes se redujo la presión deflacionista que ejercían las materias primas y que también por esas fechas tocó fondo la recesión de los beneficios que se prolongaba durante casi un año. Luego, durante un tiempo, pesó la incógnita que suponían las elecciones y, después, su despeje fue un catalizador en un contexto de recuperación económica. Para Daniel Pingarrón, de IG, la fe de los inversores en las políticas económicas que ha prometido Trump es un factor esencial para explicar las ganancias bursátiles, pero también las expectativas de subidas de los tipos por parte de la Fed, lo que propulsa a los bancos, con algunos de ellos en máximos históricos.
Midiendo el 'efecto Trump'
Hay analistas que le dan un papel más relevante a las políticas que se prevé Trump anuncie. Y, además, le ponen números. Por ejemplo, Javier Castro, de Caja Ingenieros, apunta que con una rebaja de la tasa corporativa al 20%, el beneficio por acción subirá 12 dólares, un 10% respecto al de 2016. Aleksandra Tomala, de Morabanc AM, calcula que las rebajas de impuestos (del 25% al 15% en Sociedades), el impacto de la desregulación sobre los beneficios de la banca (un 10%), la depreciación del 5% del dólar, entre otras cosas, puede explicar una subida del 12% en el S&P 500, justo lo que ha ganado el índice desde la victoria de Trump. Por eso, en su opinión, a partir de ahora, la evolución de los mercados dependerá de la economía real, porque las promesas de Trump están descontadas.
Pero Tomala coincide con Nielsen en el diagnóstico de que detrás de las subidas de Wall Street hay algo más que Trump: «El optimismo se ha extendido a la economía real. el sentimiento del consumidor está en máximos desde 2007 y el índice de sentimiento empresarial NFIB está prácticamente en máximos históricos. La última lectura de las ventas minoristas parece demostrar que el optimismo ya se está traduciendo en datos». Así, concluye: «Con esta mejora de fundamentales cuesta hablar de una trampa de valor». Y Castro está de acuerdo: «La evolución de los datos reales, tanto micro como macro, es positiva por lo que de momento no hay señales negativas que rebajen estas expectativas».
Para Artemis Fund Managers, los beneficios en EE.UU. crecerán entre un 15% y un 20% en los dos próximos años. Con ello, el multiplicador sobre los beneficios, el per, del mercado americano bajará a un nivel razonable de 15 veces, frente a las actuales 21 veces, aunque señalan ganadores (las compañías más domésticas de pequeño y mediano tamaño, los bancos y las infraestructuras) y perdedores (los bienes de consumo).
Nielsen advierte, contra lo que parece, que en realidad la subida se está produciendo de una manera muy gradual, con ganancias pequeñas, aunque éstas se produzcan casi todos los días. Y prevé que aún le puede quedar algo de potencial de aquí a tres o seis meses. Al S&P 500, hasta los 2.500 o los 2.525 puntos. Aunque puede haber alguna recogida de beneficios por el camino. «Parece que existe cierto consenso respecto al entorno de los 2.450-2.500 puntos del S&P 500 como resistencia. Pero en un mercado en subida libre es complicado encontrar niveles», añade Tomás García-Purriños, de Morabanc AM.
¿Riesgos?
Para Nielsen, que se materialicen subidas de tipos más allá de las que tiene descontado el mercado. Que haya dos este año no debería constituir una sorpresa, pero que haya más puede desestabilizar. También, que la rentabilidad del bono a diez años se vaya más allá del 3%. O que Trump acabe decepcionando con sus anuncios de recortes fiscales. «Si las medidas de Trump son menos agresivas de lo prometido, existe el riesgo de que se rebajen las expectativas y, con ello, que el mercado sufra una corrección», apunta Castro, que añade que, a medio plazo, «el riesgo es que la aceleración de la economía que se espera con estas medidas no se produzca».
Eduardo Bolinches, de Bolsacash, agrega: «Vigilemos al Nasdaq 100: es el selectivo más fuerte y sospecho que será el primero en comenzar la recogida de beneficios. Diría que el momento óptimo para ello es cuando Trump detalle la rebaja fiscal». Estefanía Ponte, de BNP Paribas Personal Investors, que recuerda que el día 28 podría explicar su plan fiscal, apunta que puede decepcionar porque su partido es muy ortodoxo en lo fiscal, pero cree que ello sólo desembocará en una corrección para luego repuntar porque los datos económicos son buenos y mantiene un objetivo para el S&P 500 a final de año en los 2.600 puntos.
Esa caída que puede comenzar en cualquier momento podría no tener que ver con Trump. Como añade García-Purriños, puede haber tomas de beneficios o, como apunta Pingarrón, es posible que se haya descontado un escenario demasiado optimista en el que ya no caben más compras a corto plazo sin mejorar los precios de entrada. De hecho, este último experto sólo aconsejaría entrar en la Bolsa americana tras una corrección para la que no debería quedar mucho tiempo. García-Purriños apunta: «De darse retrocesos, podrían tomarse como oportunidades de compra más que como indicios del fin del mercado alcista, al menos mientras la macro no dé indicios de darse la vuelta».
¿Está cerca el techo? «El mercado se construye día a día y la demostración de fortaleza es brutal. Plantearse un techo es perder el tiempo. No hay que mirar los mercados así. Es imposible ver una cosa que no ha ocurrido todavía. Dejemos que el mercado se exprese, que lo está haciendo de manera clara, y limitémonos a entenderlo. Dejemos que se frene y luego que tenga su recogida de beneficios sin que pierda los soportes que antes actuaron como resistencia. En el caso del Dow Jones, los 20.000 puntos», explica Bolinches. Un Dow Jones por debajo de los 20.000 implicará que se ha hecho techo, y el S&P 500 debería no perder los 2.300 para mantener su potencialidad de seguir marcando récords.
Celso Otero, de Renta 4, es, entre los analistas consultados, el más cauto. Para él, el mercado está poniendo en precio todo lo positivo, pero ningún riesgo.
Menos oportunidades
En la búsqueda de compañías, Otero cada vez halla menos oportunidades de compra a buen precio, y está optando por cubrir posiciones. De todas maneras, sí está encontrando opciones de inversión. Por ejemplo, en el sector farmacéutico, Abbot y Amgen, o tecnológicas como Qualcomm, o IBM, además de empresas del sector bebidas, con Monster o la cervecera Molson Coors Brewing. También Cognizant, que trabaja en fintech para la banca. Otras de sus apuestas son International Flavors and Fragances, Colgate y Berkshire Hatheway.
Para Nielsen, las opciones más interesantes están en el sector financiero, por lo que han sufrido estos últimos años y lo bien que les viene la subida de tipos; en la cadena de producción del sector de las materias primas, así como en empresas más expuestas al ciclo, mientras que habría que aligerar la cartera de las empresas-refugio. Según Castro, los sectores donde están encontrando las oportunidades son el sanitario y el consumo, tanto cíclico como no cíclico.
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