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El gasto en intereses de la deuda aumentará en 1.000 millones por el aumento del IPC
- Los tipos exigidos por la deuda a tres y más años se elevan levemente
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La deuda del Estado repunta un 3,7% en 2016 y se sitúa en el entorno del 85% del PIB (31/01)
El repunte de la inflación, que según el dato adelantado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) escaló hasta el 3% anual en enero, complicará el objetivo del Gobierno de ahorrar casi 1.000 millones en la partida de intereses de la deuda, para la que habrá que destinar bastante más de los 31.500 millones previstos. Así lo aseguran diversos expertos consultados por elEconomista, quienes creen que el Estado tendrá que desembolsar entre 1.000 millones y 1.500 millones más por un leve repunte de tipos en las subastas de bonos del Tesoro que comenzó a apreciarse en octubre y prosigue a día de hoy.
El Ejecutivo incluyó ese ahorro de intereses en el Acuerdo de No Disponibilidad de 5.493 millones de diciembre para que la situación de prórroga presupuestaria, vigente aún, no supusiera un revés en la pelea por cumplir este año el déficit del 3,1%. Así, un desvío sobre esa previsión impactará de lleno en las cuentas públicas y complicará alcanzar una meta fiscal muy exigente, 16.000 millones de euros inferior a la del año 2016.
Pocos esperan que el repunte de la inflación vaya a provocar un cambio repentino en la política del Banco Central Europeo (BCE), pero lo cierto es que los analistas tampoco esperan que el Tesoro vaya a lograr mantener unas condiciones de financiación tan óptimas como las del año pasado, cuando el emisor lograba cobrar por emitir en plazos de hasta tres años.
Que nos financiemos tan barato con una inflación que ha pasado del 0 al 3% en apenas seis meses parece impensable, y ya ha comenzado a notarse en las estadísticas. El empeoramiento será leve (el consenso de Bloomberg cree que el BCE no subirá tipos hasta 2018), pero impactará en la partida dedicada a intereses y evitará que el tipo medio exigido del año supere el 0,8% que Luis de Guindos, ministro de Economía, calculó para el conjunto de emisiones de 2016.
A largo plazo ya se nota
Según las últimas estadísticas del Tesoro Público, se aprecia como los tipos exigidos a las letras a tres, seis, nueve y doce meses siguen en mínimos históricos. Sin embargo, y desde el mes de octubre -cuando la inflación ya reflejó una importante subida y se situó en el 0,7% interanual-, ya se aprecia una mayor presión sobre los bonos a 3, 5, 10 y 15 o más años. España, de hecho, llegó a colocar bonos a 10 años a un interés medio del 1,063 hace cuatro meses, mientras que en diciembre el tipo exigido fue del 1,47, casi medio punto más.
Eso, en un año en el que la deuda pública se sigue situando al borde del 100 por cien, puede resultar perjudicial, como el martes reconoció en el Congreso el ministro Luis de Guindos: "España es muy sensible a la subida de tipos", advirtió, recordando que sector público y privado deben emitir 350.000 millones de deuda en el año 2017.
El encarecimiento de los costes de financiación será, aún así, gradual. "Más aún teniendo en cuenta que la inflación subyacente sigue en el 1%", explica el profesor del IEB Miguel Ángel Bernal, augurando un recorte de la brecha entre el índice general y el índice subyacente con reducción de la primera y aumento de la segunda. La presión es por ahora menor a la que algunos estiman, aunque Bernal advierte de que el repunte inflacionario afectará a quien haya invertido en renta fija. "Estos últimos sufrirán porque un alza de tipos les llevaría a pérdidas, y no quiero mencionar qué les puede a pasar a aquellos que hayan suscrito fondos garantizados de renta fija a siete u ocho años", advierte.
El presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE), José Luis Feito, y el del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane, restan importancia al repunte inflacionario. El segundo cree que el 3% "es coyuntural, pese al susto". Y Feito pronostica que el índice general caiga levemente en los próximos meses, si bien la inflación media del año se situará "en torno al 1,5%", muy por encima del -0,4% del año pasado. Esto impactará de lleno en los tipos que exigirán los inversores a nuestras letras y bonos, y aunque el efecto sea limitado se dejará notar en la partida de intereses.
Un problema de volumen
España es especialmente sensible a esa subida de tipos por el enorme volumen de deuda pública que aún acumula, cerca de los 1,1 billones según los datos del Banco de España. Nuestro país, de hecho, es el sexto de toda la UE con la mayor ratio deuda/PIB, del 98,7%.
Los expertos auguran más problemas cuando Draghi suba tipos y el efecto se traslade a toda la economía. Ahí será cuando España se la juegue de verdad y note un encarecimiento mucho más severo al de este año.
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