Otros temas además de Corea
Acostumbrados a una calma inusual, los inversores han sentido cierta alarma ante el rebrote de volatilidad que ha provocado en las Bolsas la escalada verbal de Trump en torno a Corea del Norte. Una volatilidad que ha llevado al VIX, el indicador de volatilidad del S&P al que algunos denominan "índice del miedo", hasta niveles algo superiores a 15 desde los mínimos de las dos últimas décadas, inferiores a 10, que registró en las últimas sesiones de julio.
La realidad es que, tras haber empezado la semana con nuevos máximos históricos en Wall Street, la tensión en torno a Corea ha venido a recordar que ese "bull market forever", del que hablaba algún comentarista americano la semana anterior, es más frágil de lo que parece. A partir del martes, la amenaza coreana ha dominado el escenario, provocando caídas en todas las Bolsas, aunque de nuevo a las plazas europeas les ha tocado la peor parte, tras el breve respiro que habían vivido los primeros días de agosto.
El Eurostoxx ha caído cerca de un 3% en la semana y nuestro Ibex un 3,5%, mientras que el Dow Jones solo ha recortado un 1% y el S&P y el Nasdaq un 1,4% y un 1,5% respectivamente. Tampoco el Nikkei ha sufrido demasiado (-1,1% en la semana) pero sí lo han hecho algunas Bolsas emergentes, sobre todo, como es lógico, las asiáticas, como el Kospi coreano que ha caído un 3,1% o el Sensex indio con un descenso del 3,4%.
El movimiento hacia activos "seguros" se ha notado también en la subida del oro, que está cerca ya de los 1.300 dólares la onza, y en la demanda de bonos del Tesoroamericano y alemán. El T bond americano a diez años cerró el viernes a un tipo de interés del 2,19% y el bund alemán en el 0,38%.
Todo lo anterior dibuja un escenario muy diferente al de la "Trump reflation" que dominaba a finales de 2016 y a principios de este año 2017. Las acciones tradicionales de dividendo vuelven a ser más valoradas que las de crecimiento, en un entorno en el que, de nuevo, se descuenta un crecimiento económico positivo pero moderado y una continuidad de los bajos tipos de interés.
En este sentido, la semana pasada hemos tenido varias noticias que apuntan en esa dirección.
En primer lugar, el martes supimos que las exportaciones y las importaciones chinas han crecido menos de lo previsto en julio, lo cual deja el superávit comercial chino más o menos dentro de las estimaciones, pero indica que el crecimiento de la segunda economía del mundo puede estar ralentizándose. En segundo lugar, la crisis de las tecnológicas, valores de crecimiento por excelencia, sigue su curso y esta semana ha tenido varias manifestaciones, entre ellas la fuerte caída en Bolsa de Snapchat tras presentar unos malos resultados del segundo trimestre. Da la impresión de que la corrección de los valores tecnológicos que se inició hace varias semanas puede estar aún en sus inicios.
También ha continuado la corrección de las cadenas minoristas americanas, con JC Penney, que se desplomó tras presentar sus cifras trimestrales y que en las últimas cinco sesiones ha perdido un 25% de su valor bursátil, como máximo exponente. Esta debilidad de las minoristas, aunque tiene un cierto componente derivado de la voracidad comercial de Amazon, está también muy conectada con la moderación del crecimiento económico que se traduce en una actitud cautelosa del consumidor.
A la vez esa actitud cautelosa se ha traducido, y este será un cuarto tema que nos ha dejado la segunda semana de agosto, en una inflación que no termina de despegar. El viernes se publicó el IPC americano de julio, que subió el 0,1% en lugar del 0,2% previsto. Aunque la Bolsa recibió bien el dato, pensando que moverá a la Fed a no subir los tipos en diciembre, la realidad es, de nuevo, que el dato aleja completamente la idea de una "reflación" de la economía norteamericana. Da la impresión de que los indicadores de confianza del consumidor (indicadores soft) son buenos pero luego no se traducen en ventas reales (indicadores hard).
En definitiva, en la semana no se ha reducido a la tensión en torno a Corea, sino que ha habido otros temas para el análisis. Lo mismo cabe esperar de la próxima semana. En lo que se refiere a Corea al final solo caben dos soluciones, la militar y la diplomática, y como la militar no parece viable, hay que pensar en que se impondrá una solución diplomática, en la que está trabajando activamente el Secretario de Estado americano, Rex Tillerson.
En cuanto a los otros temas, esta próxima semana termina prácticamente la presentación de resultados, con las dos grandes cadenas minoristas (retailers) americanas, Macy's y Home Depot, dando sus cifras. Y, además, se publican en EE.UU. las ventas minoristas de julio.
Tras un primer trimestre del año espectacular, el segundo trimestre no fue tan brillante para las Bolsas, y este tercer trimestre empezó muy bien, pero hay síntomas de fatiga. Uno de esos síntomas es que en la publicación de resultados hemos visto que cuando las cifras han superado las estimaciones la reacción al alza ha sido moderada, y sin embargo cuando han quedado por debajo, los valores afectados ha sufrido desplomes, como es el caso la semana pasada de Snapchat o JC Penney.
Da la impresión de que en un entorno de bajo crecimiento y baja inflación, al final todo sigue girando en lo que hagan o dejen de hacer los Bancos Centrales, y aunque para tener ideas más claras hay que esperar a la reunión de Jackson Hole del 24 de agosto, esta semana vamos a tener un pequeño anticipo con la publicación de las actas de la Fed que mostrarán hasta qué punto el banco central por excelencia está dispuesto a seguir su programa de normalización monetaria.
Para esta semana esperaríamos una cierta relajación de la tensión geopolítica, al avanzar la solución diplomática, pero en nuestra opinión esa relajación no va a traducirse en un impulso fuerte y duradero a unas Bolsas que muestran signos de fatiga cuyo origen no tiene que ver con Corea.
La realidad es que, tras haber empezado la semana con nuevos máximos históricos en Wall Street, la tensión en torno a Corea ha venido a recordar que ese "bull market forever", del que hablaba algún comentarista americano la semana anterior, es más frágil de lo que parece. A partir del martes, la amenaza coreana ha dominado el escenario, provocando caídas en todas las Bolsas, aunque de nuevo a las plazas europeas les ha tocado la peor parte, tras el breve respiro que habían vivido los primeros días de agosto.
El Eurostoxx ha caído cerca de un 3% en la semana y nuestro Ibex un 3,5%, mientras que el Dow Jones solo ha recortado un 1% y el S&P y el Nasdaq un 1,4% y un 1,5% respectivamente. Tampoco el Nikkei ha sufrido demasiado (-1,1% en la semana) pero sí lo han hecho algunas Bolsas emergentes, sobre todo, como es lógico, las asiáticas, como el Kospi coreano que ha caído un 3,1% o el Sensex indio con un descenso del 3,4%.
El movimiento hacia activos "seguros" se ha notado también en la subida del oro, que está cerca ya de los 1.300 dólares la onza, y en la demanda de bonos del Tesoroamericano y alemán. El T bond americano a diez años cerró el viernes a un tipo de interés del 2,19% y el bund alemán en el 0,38%.
Todo lo anterior dibuja un escenario muy diferente al de la "Trump reflation" que dominaba a finales de 2016 y a principios de este año 2017. Las acciones tradicionales de dividendo vuelven a ser más valoradas que las de crecimiento, en un entorno en el que, de nuevo, se descuenta un crecimiento económico positivo pero moderado y una continuidad de los bajos tipos de interés.
En este sentido, la semana pasada hemos tenido varias noticias que apuntan en esa dirección.
En primer lugar, el martes supimos que las exportaciones y las importaciones chinas han crecido menos de lo previsto en julio, lo cual deja el superávit comercial chino más o menos dentro de las estimaciones, pero indica que el crecimiento de la segunda economía del mundo puede estar ralentizándose. En segundo lugar, la crisis de las tecnológicas, valores de crecimiento por excelencia, sigue su curso y esta semana ha tenido varias manifestaciones, entre ellas la fuerte caída en Bolsa de Snapchat tras presentar unos malos resultados del segundo trimestre. Da la impresión de que la corrección de los valores tecnológicos que se inició hace varias semanas puede estar aún en sus inicios.
También ha continuado la corrección de las cadenas minoristas americanas, con JC Penney, que se desplomó tras presentar sus cifras trimestrales y que en las últimas cinco sesiones ha perdido un 25% de su valor bursátil, como máximo exponente. Esta debilidad de las minoristas, aunque tiene un cierto componente derivado de la voracidad comercial de Amazon, está también muy conectada con la moderación del crecimiento económico que se traduce en una actitud cautelosa del consumidor.
A la vez esa actitud cautelosa se ha traducido, y este será un cuarto tema que nos ha dejado la segunda semana de agosto, en una inflación que no termina de despegar. El viernes se publicó el IPC americano de julio, que subió el 0,1% en lugar del 0,2% previsto. Aunque la Bolsa recibió bien el dato, pensando que moverá a la Fed a no subir los tipos en diciembre, la realidad es, de nuevo, que el dato aleja completamente la idea de una "reflación" de la economía norteamericana. Da la impresión de que los indicadores de confianza del consumidor (indicadores soft) son buenos pero luego no se traducen en ventas reales (indicadores hard).
En definitiva, en la semana no se ha reducido a la tensión en torno a Corea, sino que ha habido otros temas para el análisis. Lo mismo cabe esperar de la próxima semana. En lo que se refiere a Corea al final solo caben dos soluciones, la militar y la diplomática, y como la militar no parece viable, hay que pensar en que se impondrá una solución diplomática, en la que está trabajando activamente el Secretario de Estado americano, Rex Tillerson.
En cuanto a los otros temas, esta próxima semana termina prácticamente la presentación de resultados, con las dos grandes cadenas minoristas (retailers) americanas, Macy's y Home Depot, dando sus cifras. Y, además, se publican en EE.UU. las ventas minoristas de julio.
Tras un primer trimestre del año espectacular, el segundo trimestre no fue tan brillante para las Bolsas, y este tercer trimestre empezó muy bien, pero hay síntomas de fatiga. Uno de esos síntomas es que en la publicación de resultados hemos visto que cuando las cifras han superado las estimaciones la reacción al alza ha sido moderada, y sin embargo cuando han quedado por debajo, los valores afectados ha sufrido desplomes, como es el caso la semana pasada de Snapchat o JC Penney.
Da la impresión de que en un entorno de bajo crecimiento y baja inflación, al final todo sigue girando en lo que hagan o dejen de hacer los Bancos Centrales, y aunque para tener ideas más claras hay que esperar a la reunión de Jackson Hole del 24 de agosto, esta semana vamos a tener un pequeño anticipo con la publicación de las actas de la Fed que mostrarán hasta qué punto el banco central por excelencia está dispuesto a seguir su programa de normalización monetaria.
Para esta semana esperaríamos una cierta relajación de la tensión geopolítica, al avanzar la solución diplomática, pero en nuestra opinión esa relajación no va a traducirse en un impulso fuerte y duradero a unas Bolsas que muestran signos de fatiga cuyo origen no tiene que ver con Corea.
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